Según reportes, de enero a septiembre ha habido una baja en la actividad económica del país, por lo que la demanda de créditos por consumo en el sistema bancario nacional muestra una desaceleración al compararlo con años anteriores en el mismo período.

En este fenómeno intervienen varios factores, entre ellos el desempleo y la disminución de las plazas existentes, ya que para obtener un crédito de consumo se debe comprobar que se tiene un ingreso fijo. De esa cuenta, aunque la gente necesite ese dinero, no pueden solicitar uno.

Estos préstamos son llamados de consumo porque en su mayoría se usan para comprar electrodomésticos, muebles y hasta ropa, zapatos y artículos vitales para las familias. Otra razón, es que muchos han sustituido estas deudas recibiendo remesas familiares.

Al no haber préstamos personales, también baja actividad comercial. Solo el consumo de bienes y servicios representa ante el Producto Interno Bruto (PIB) alrededor del 80 por ciento, y dentro del crédito en general al sector privado ocupa un 30 por ciento.
Analistas señalan que aunque los créditos y el consumo suban en la época final del año, por las fiestas, estas estadísticas no se recuperarán.

Otro factor son las posibles medidas cautelares que los bancos han tomado para entregar un crédito.