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IED, vitamina “C” para el PIB

Arte: 1000ton@
Braulio Palacios
30 de abril, 2024

Los más recientes escenarios macroeconómicos para 2024 y 2025 fueron anunciados la semana pasada por autoridades del BANGUAT. Destaca el rol determinante de la IED en las aspiraciones de un PIB más alto a largo plazo. Su aumento permitiría a nuestra economía estar más cerca de su potencial.  

En perspectiva. La economía crecería 3,5 este año y 3,6% el siguiente. Con todo, es sobresabido que nos desarrollamos por debajo de lo que implica ser “la economía más grande de Centroamérica”. Un secreto a voces sugiere que deberíamos estar por encima del 5.  

  • Cumplir a dedo con los rangos esperados no es lo ideal, pero está el consuelo de que superamos a Latinoamérica (3,2%, para ambos periodos) y el mundo (2 y 2,5, respectivamente). Así ha pasado desde el rebote pospandémico (2021), ya que hemos crecido por encima de la región y el globo. Una medalla que sabe a gloria y desencanto.

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  • Como toda proyección, el banco central advierte riesgos al alza y viceversa. Dejando de lado el pesimismo, es factible un escenario donde se logre un aumento anual del 5%. El resultado no es inmediato ni cuestión de suerte. 

  • Para pasar de 3,5 al potencial 5% en el PIB, se debe aumentar la productividad y realizar reformas estructurales. Adicionalmente, se requiere un “nutriente” adicional, como si fuese vitamina “C” —con ‘c’ de crecimiento—. Mucho del trabajo se reduce a captar más IED y, de igual manera, hacer mayor inversión pública y privada. 

Sí, pero. Históricamente, durante el primer año de un gobierno hay menos inversión pública. Las razones, según Alvaro González Ricci, presidente del BANGUAT, incluyen que los equipos de trabajo son “nuevos”, licitaciones que tardan hasta ocho meses (si están libres de impugnaciones) y la reprogramación de obras que deben ejecutar los CODEDES al no aprobarse el Presupuesto 2024. 

  • Aun cuando en los primeros 12 meses se complica la ejecución pública, no se puede descartar el impacto positivo que pueda haber en el desarrollo económico de los próximos años. Especialmente de 2025 hacia delante. La esperanza estaría en un repunte en el penúltimo o último año. 

  • La historia nos ha enseñado que no debe esperarse mucho del estímulo público. Ningún nivel es suficiente para cubrir las necesidades que permitan un crecimiento del 5%. Su principal valor recae en la señal que envía a los agentes económicos. Lo anterior hace preponderante la participación privada, local y extranjera, en la inversión.  

  • El gobierno de Bernardo Arévalo tiene un plan de inversión 2025-27. Desde el banco central, exponen que si el Ejecutivo aumenta el déficit de 1,5 a 3% se liberarían cerca de US$1,500M anuales. Serían US$4,500 disponibles. Si se mantuviera durante más de tres años, podría incrementar el PIB potencial de 3,5 a 3,8%.  

Lo indispensable. Johny Gramajo, gerente económico del BANGUAT, explica que la proyección de 2025 (3,6%) ya considera, en un 80%, la reinversión que hacen las empresas instaladas. El restante 20 serían inversiones nuevas. Este crecimiento también estaría motivado por un crecimiento en las exportaciones. Aun con un escenario tan conservador, la proyección es al alza, destaca el economista. 

  • “No podemos incluir en nuestra previsión lo que pudiera ocurrir con el grado de inversión en las calificaciones de riesgo/país. Tampoco se consideran las intenciones de inversión o los esfuerzos de captar más IED. Si bien muchos inversionistas han expresado su intención, no lo agregamos hasta que haya algo concreto”, enfatiza. 

  • González Ricci agrega que la inversión extranjera que llegaría, en el caso hipotético de alcanzar el grado de inversión, se materializaría en los siguientes años. No sería inmediato como muchos pudieran pensar.  

  • “Sí, habría una baja en el costo financiero. Tendríamos más recursos para carreteras, educación, etc. También esperaríamos más visitas de inversionistas para comprar deuda (bonos) o pensar en colocar sus empresas aquí. El alza en la IED se podría reflejar más adelante”, subraya.   

Balance. La ansiada expansión económica por encima del 5% tiene como uno de los principales aliados a la atracción de IED. Guatemala tiene una gran labor por delante.

  • Las cifras indican una subida desde 2020. Es más, se revisaron al alza los años 2022 y 2023. Hubo US$50M más de inversión nueva de lo previsto cada año. Incluso, con esos US$100M adicionales, es insuficiente.

  • Se espera un flujo de US$1,650M y 1,773.8M para 2024 y 2025, respectivamente. Esas cifras son trascendentes dado el contexto local. Los registros marcan que son las más altas desde 2012 a la fecha.

  • No obstante, son un tema a reflexionar si se contrastan con los US$4,381M y US$3,921M registrados por RD y Costa Rica en 2023. Ni hablar de sus proyecciones, bastante alentadoras dado el tamaño de sus economías. Desde el BANGUAT advierten que estamos en un bonum momentum. Hace falta redoblar los esfuerzos para concretarlo.

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IED, vitamina “C” para el PIB

Arte: 1000ton@
Braulio Palacios
30 de abril, 2024

Los más recientes escenarios macroeconómicos para 2024 y 2025 fueron anunciados la semana pasada por autoridades del BANGUAT. Destaca el rol determinante de la IED en las aspiraciones de un PIB más alto a largo plazo. Su aumento permitiría a nuestra economía estar más cerca de su potencial.  

En perspectiva. La economía crecería 3,5 este año y 3,6% el siguiente. Con todo, es sobresabido que nos desarrollamos por debajo de lo que implica ser “la economía más grande de Centroamérica”. Un secreto a voces sugiere que deberíamos estar por encima del 5.  

  • Cumplir a dedo con los rangos esperados no es lo ideal, pero está el consuelo de que superamos a Latinoamérica (3,2%, para ambos periodos) y el mundo (2 y 2,5, respectivamente). Así ha pasado desde el rebote pospandémico (2021), ya que hemos crecido por encima de la región y el globo. Una medalla que sabe a gloria y desencanto.

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  • Como toda proyección, el banco central advierte riesgos al alza y viceversa. Dejando de lado el pesimismo, es factible un escenario donde se logre un aumento anual del 5%. El resultado no es inmediato ni cuestión de suerte. 

  • Para pasar de 3,5 al potencial 5% en el PIB, se debe aumentar la productividad y realizar reformas estructurales. Adicionalmente, se requiere un “nutriente” adicional, como si fuese vitamina “C” —con ‘c’ de crecimiento—. Mucho del trabajo se reduce a captar más IED y, de igual manera, hacer mayor inversión pública y privada. 

Sí, pero. Históricamente, durante el primer año de un gobierno hay menos inversión pública. Las razones, según Alvaro González Ricci, presidente del BANGUAT, incluyen que los equipos de trabajo son “nuevos”, licitaciones que tardan hasta ocho meses (si están libres de impugnaciones) y la reprogramación de obras que deben ejecutar los CODEDES al no aprobarse el Presupuesto 2024. 

  • Aun cuando en los primeros 12 meses se complica la ejecución pública, no se puede descartar el impacto positivo que pueda haber en el desarrollo económico de los próximos años. Especialmente de 2025 hacia delante. La esperanza estaría en un repunte en el penúltimo o último año. 

  • La historia nos ha enseñado que no debe esperarse mucho del estímulo público. Ningún nivel es suficiente para cubrir las necesidades que permitan un crecimiento del 5%. Su principal valor recae en la señal que envía a los agentes económicos. Lo anterior hace preponderante la participación privada, local y extranjera, en la inversión.  

  • El gobierno de Bernardo Arévalo tiene un plan de inversión 2025-27. Desde el banco central, exponen que si el Ejecutivo aumenta el déficit de 1,5 a 3% se liberarían cerca de US$1,500M anuales. Serían US$4,500 disponibles. Si se mantuviera durante más de tres años, podría incrementar el PIB potencial de 3,5 a 3,8%.  

Lo indispensable. Johny Gramajo, gerente económico del BANGUAT, explica que la proyección de 2025 (3,6%) ya considera, en un 80%, la reinversión que hacen las empresas instaladas. El restante 20 serían inversiones nuevas. Este crecimiento también estaría motivado por un crecimiento en las exportaciones. Aun con un escenario tan conservador, la proyección es al alza, destaca el economista. 

  • “No podemos incluir en nuestra previsión lo que pudiera ocurrir con el grado de inversión en las calificaciones de riesgo/país. Tampoco se consideran las intenciones de inversión o los esfuerzos de captar más IED. Si bien muchos inversionistas han expresado su intención, no lo agregamos hasta que haya algo concreto”, enfatiza. 

  • González Ricci agrega que la inversión extranjera que llegaría, en el caso hipotético de alcanzar el grado de inversión, se materializaría en los siguientes años. No sería inmediato como muchos pudieran pensar.  

  • “Sí, habría una baja en el costo financiero. Tendríamos más recursos para carreteras, educación, etc. También esperaríamos más visitas de inversionistas para comprar deuda (bonos) o pensar en colocar sus empresas aquí. El alza en la IED se podría reflejar más adelante”, subraya.   

Balance. La ansiada expansión económica por encima del 5% tiene como uno de los principales aliados a la atracción de IED. Guatemala tiene una gran labor por delante.

  • Las cifras indican una subida desde 2020. Es más, se revisaron al alza los años 2022 y 2023. Hubo US$50M más de inversión nueva de lo previsto cada año. Incluso, con esos US$100M adicionales, es insuficiente.

  • Se espera un flujo de US$1,650M y 1,773.8M para 2024 y 2025, respectivamente. Esas cifras son trascendentes dado el contexto local. Los registros marcan que son las más altas desde 2012 a la fecha.

  • No obstante, son un tema a reflexionar si se contrastan con los US$4,381M y US$3,921M registrados por RD y Costa Rica en 2023. Ni hablar de sus proyecciones, bastante alentadoras dado el tamaño de sus economías. Desde el BANGUAT advierten que estamos en un bonum momentum. Hace falta redoblar los esfuerzos para concretarlo.