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Migración irregular, ¿cui bono?

A la facción moderada del partido demócrata le preocupa que el caos fronterizo movilice a la base de Trump y les cueste las elecciones.

Arte: Gabo@
República
21 de marzo, 2024

Bienvenidos a este espacio de opinión económica, donde se entrecruzan, como es inevitable en la vida real, lo político y lo económico.

Hablemos de migración irregular. Los estadounidenses, como todos los seres humanos, se mueven por incentivos. Incluidos los Demócratas. A la facción moderada del partido le preocupa que el caos fronterizo movilice a la base de Trump y les cueste las elecciones. Por eso está el secretario Mayorkas en Guatemala esta semana, y viaja el presidente Arévalo a Washington a reunirse con la vicepresidenta Harris en la próxima.

Si los moderados tienen un interés sincero en cambiar el statu quo —es decir, la frontera prácticamente abierta que promueven los radicales—, necesitan un análisis objetivo de la estructura de incentivos migratorios, que empieza en Guatemala y termina en un swing state como Arizona.

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Los demócratas radicales promueven la migración, tanto por frío cálculo electoral como por simple ideología. Aunque los migrantes no voten, son tabulados en el censo, inflando la población de los estados demócratas donde suelen concentrarse.

Las empresas en EE. UU. aprovechan el “bono demográfico” latinoamericano al captar millones de nuestros trabajadores. Entre 2021 y 2022, la migración representó el 65% del crecimiento demográfico en todo EE. UU. Los inmigrantes esperan poder alcanzar el “sueño americano” —y votar a favor de sus benefactores—.

Los narcos han usado la frontera abierta para introducir cantidades récord de fentanilo, una droga sintética, obteniendo “decenas de miles de millones de dólares”, amén del resto de sustancias ilícitas. Las incautaciones de esta droga en particular llegaron a su punto más alto en 2023, cuando se decomisaron 27,000 libras frente a las 4,800 libras en 2020.

Los “coyotes” ahora tienen un negocio de US$13,000M, cuando apenas en 2018 era de US$500 millones. El mensaje es claro: la frontera está abierta, por lo que el riesgo de ser regresado se ha reducido significativamente. Los hechos lo sustentan. A pesar de haber “encontrado” casi 2,5M de inmigrantes ilegales en 2023, el Gobierno federal de EE. UU. ha demandado al estado de Texas por sus intentos de detener la migración ilícita.

Los migrantes, motivados por la falta de oportunidades atractivas en sus países, ven en EE. UU. el País de Jauja. El spread salarial hace que, incluso siendo indocumentados, su renta se multiplique.

El eslabón final en esta red de incentivos son las familias de los migrantes, que en 2023 recibieron US$156,000M repartidos por toda Latinoamérica. Esta cifra era de US$103,000M apenas en 2020.

La narrativa de que la “causa raíz” de la migración es la corrupción ha sido muy útil políticamente, para propios y extraños. Pero carece de cualquier tipo de valor explicativo. Es preciso superarla si realmente se quiere atender el problema.

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A la facción moderada del partido demócrata le preocupa que el caos fronterizo movilice a la base de Trump y les cueste las elecciones.

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Bienvenidos a este espacio de opinión económica, donde se entrecruzan, como es inevitable en la vida real, lo político y lo económico.

Hablemos de migración irregular. Los estadounidenses, como todos los seres humanos, se mueven por incentivos. Incluidos los Demócratas. A la facción moderada del partido le preocupa que el caos fronterizo movilice a la base de Trump y les cueste las elecciones. Por eso está el secretario Mayorkas en Guatemala esta semana, y viaja el presidente Arévalo a Washington a reunirse con la vicepresidenta Harris en la próxima.

Si los moderados tienen un interés sincero en cambiar el statu quo —es decir, la frontera prácticamente abierta que promueven los radicales—, necesitan un análisis objetivo de la estructura de incentivos migratorios, que empieza en Guatemala y termina en un swing state como Arizona.

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Los demócratas radicales promueven la migración, tanto por frío cálculo electoral como por simple ideología. Aunque los migrantes no voten, son tabulados en el censo, inflando la población de los estados demócratas donde suelen concentrarse.

Las empresas en EE. UU. aprovechan el “bono demográfico” latinoamericano al captar millones de nuestros trabajadores. Entre 2021 y 2022, la migración representó el 65% del crecimiento demográfico en todo EE. UU. Los inmigrantes esperan poder alcanzar el “sueño americano” —y votar a favor de sus benefactores—.

Los narcos han usado la frontera abierta para introducir cantidades récord de fentanilo, una droga sintética, obteniendo “decenas de miles de millones de dólares”, amén del resto de sustancias ilícitas. Las incautaciones de esta droga en particular llegaron a su punto más alto en 2023, cuando se decomisaron 27,000 libras frente a las 4,800 libras en 2020.

Los “coyotes” ahora tienen un negocio de US$13,000M, cuando apenas en 2018 era de US$500 millones. El mensaje es claro: la frontera está abierta, por lo que el riesgo de ser regresado se ha reducido significativamente. Los hechos lo sustentan. A pesar de haber “encontrado” casi 2,5M de inmigrantes ilegales en 2023, el Gobierno federal de EE. UU. ha demandado al estado de Texas por sus intentos de detener la migración ilícita.

Los migrantes, motivados por la falta de oportunidades atractivas en sus países, ven en EE. UU. el País de Jauja. El spread salarial hace que, incluso siendo indocumentados, su renta se multiplique.

El eslabón final en esta red de incentivos son las familias de los migrantes, que en 2023 recibieron US$156,000M repartidos por toda Latinoamérica. Esta cifra era de US$103,000M apenas en 2020.

La narrativa de que la “causa raíz” de la migración es la corrupción ha sido muy útil políticamente, para propios y extraños. Pero carece de cualquier tipo de valor explicativo. Es preciso superarla si realmente se quiere atender el problema.