El gobierno de Nicaragua, liderado por el presidente Daniel Ortega, ha llevado a cabo un operativo policial para evitar que se realicen las tradicionales procesiones de Semana Santa en todo el país. Alrededor de 4 mil agentes policiales fueron desplegados en las afueras de las iglesias, siguiendo órdenes directas del presidente, lo que dio como resultado la cancelación de estas manifestaciones de fe.

Lo que se debe saber. Este hecho es parte de una creciente disputa entre el régimen de Ortega y la iglesia católica, la cual se ha intensificado desde el año 2018 a raíz de manifestaciones ciudadanas.

• Según varios medios, los periodistas en Nicaragua han documentado cómo los oficiales bloqueaban el acceso a los templos, impidiendo la salida de las andas procesionales.
• La prohibición afectó en promedio a 400 parroquias, que fueron avisadas de que no podían realizar las procesiones en las calles. Esta medida obligó a algunas comunidades a adaptarse, llevando a cabo actividades dentro de los templos o sus alrededores, donde aún tenían permiso. Martha Patricia Molina, abogada e investigadora de las acciones del régimen contra la iglesia, estima que se cancelaron alrededor de 4,800 actividades religiosas relacionadas con la Semana Santa.
• Además, el gobierno promovió eventos bajo el título de “tradiciones populares” con el apoyo del Instituto de Turismo, la Policía y alcaldías municipales, en un aparente intento de sustituir las celebraciones religiosas prohibidas. Sin embargo, los motivos detrás de estas restricciones no fueron claramente comunicados a las parroquias, limitándose a informar que las procesiones no estaban autorizadas.

Qué destacar. Casos de detenciones de individuos intentando celebrar la Semana Santa también han sido reportados, incluyendo la captura de cuatro jóvenes vestidos de romanos, quienes no habían sido liberados hasta el último reporte.

• En contraste, Rosario Murillo, vicepresidenta y esposa de Ortega, proclamó en un mensaje radial la celebración de Semana Santa en el país, sin mencionar las prohibiciones impuestas a las procesiones católicas.
• Murillo destacó la devoción y las tradiciones de un pueblo "cristiano, socialista y solidario".