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Espía cubano en el servicio exterior de EE. UU.

.
Sebastián Gennari
14 de diciembre, 2023

En un espectáculo digno del cine, Víctor Manuel Rocha, otrora embajador estadounidense en Bolivia, fue detenido en Miami el 1 de diciembre. Al exdiplomático se le acusa de haber sido un espía cubano desde 1981, fecha en que entró al Departamento de Estado como oficial político. 

  • Rocha había despertado sospechas después de su jubilación. De 2022 a 2023, se reunió con un agente del FBI que fingía ser de la inteligencia cubana. En esas reuniones, Rocha, muy propenso a referirse a Fidel Castro como “el comandante”, se refirió a EE. UU. como “el enemigo”.  

  • A Rocha se le acusa de actuar como agente extranjero sin autorización previa. El Derecho estadounidense acepta que sus ciudadanos, mas no sus funcionarios, sean cabilderos de gobiernos extranjeros, pero nunca permitiría un cabildero procubano. 

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  • El Departamento de Justicia estadounidense también afirma que Rocha adquirió su pasaporte estadounidense mediante declaración falsa, por lo que, además de cualquier pena carcelaria, se enfrenta a la desnaturalización. 

Perfil. Rocha, de 73 años, nació en Colombia, pero se mudó a EE. UU. siendo muy joven. Cuenta con un currículum exquisito: cursó el bachillerato en la Taft School, un internado de renombre, y es egresado de Yale, Harvard y Georgetown. Se nacionalizó estadounidense en 1978, tres años antes de convertirse en diplomático. 

  • A lo largo de su carrera, fue destinado a Argentina, Honduras, México, República Dominicana e Italia. Según Fulton Armstrong, analista retirado de la CIA, a Rocha se le tenía por “brillante”, pero él nunca sintió que pertenecía al establishment estadounidense. 

  • Antes de que Washington restableciera relaciones con Cuba, Rocha fue subdirector de la sección de intereses estadounidenses en La Habana, en aquella época alojada en la Embajada suiza. Allí se habrían reforzado sus vínculos con el régimen. 

  • Su cénit llegó en 2000, cuando fue nombrado embajador a Bolivia, donde estuvo dos años. Ya retirado, Rocha fue miembro de los Consejos de Seguridad Nacional y de Relaciones Exteriores. También ganó importantes sumas como consultor. 

Hemeroteca. Rocha no es el primer espía comunista desenmascarado por el FBI. Muchos fueron los funcionarios estadounidenses que colaboraron con los regímenes soviético y cubano. Lo peculiar del caso de Rocha es que se trate de un diplomático retirado que por más de 40 años ha sido cercano al poder. 

  • El ejemplo más parecido es el de Ana Belén Montes, puertorriqueña de origen asturiano y de familia fuertemente conservadora. Montes era agente de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, por sus siglas en inglés) y en 2001 fue sentenciada a 25 años por ser espía cubana. 

  • Montes nunca ocultó sus simpatías ideológicas. En sus años universitarios, era conocida por sus planteamientos izquierdistas y, en concreto, prosandinistas. Esto no supuso ningún obstáculo a su carrera. 

  • Puede afirmarse que los espías cubanos en EE. UU. históricamente han sido verdaderos creyentes. No los ha motivado el dinero, sino la mera convicción ideológica y la satisfacción ególatra de haber burlado a Washington.  

Por qué importa. Al menos dentro del contexto de la Guerra Fría, en Latinoamérica se ha tendido a interpretar a EE. UU. como plenamente “proderecha”, pero se ignoran los perfiles doctrinales más complejos de la diplomacia estadounidense, que en algunos casos ha entrado en conflicto con presidentes conservadores. 

  • Los casos de espías comunistas son evidentemente contados, pero debe prevalecer una visión más matizada del actuar de Washington en la región. En cierto sentido, el análisis sigue anclado en anacronismos. 

  • EE. UU. tiene ciertos principios irrenunciables, como lo es su particular visión de la integridad democrática. Estos han ido cobrando vigencia después de la caída de la Unión Soviética, al haberse eliminado la competencia ideológica. 

  • También debe comprenderse que el Departamento de Estado no es el único encargado de “hacer” política exterior. Un complejo entramado de agencias estatales, todas con distintos perfiles, condiciona la conducta estadounidense. 

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Espía cubano en el servicio exterior de EE. UU.

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Sebastián Gennari
14 de diciembre, 2023

En un espectáculo digno del cine, Víctor Manuel Rocha, otrora embajador estadounidense en Bolivia, fue detenido en Miami el 1 de diciembre. Al exdiplomático se le acusa de haber sido un espía cubano desde 1981, fecha en que entró al Departamento de Estado como oficial político. 

  • Rocha había despertado sospechas después de su jubilación. De 2022 a 2023, se reunió con un agente del FBI que fingía ser de la inteligencia cubana. En esas reuniones, Rocha, muy propenso a referirse a Fidel Castro como “el comandante”, se refirió a EE. UU. como “el enemigo”.  

  • A Rocha se le acusa de actuar como agente extranjero sin autorización previa. El Derecho estadounidense acepta que sus ciudadanos, mas no sus funcionarios, sean cabilderos de gobiernos extranjeros, pero nunca permitiría un cabildero procubano. 

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  • El Departamento de Justicia estadounidense también afirma que Rocha adquirió su pasaporte estadounidense mediante declaración falsa, por lo que, además de cualquier pena carcelaria, se enfrenta a la desnaturalización. 

Perfil. Rocha, de 73 años, nació en Colombia, pero se mudó a EE. UU. siendo muy joven. Cuenta con un currículum exquisito: cursó el bachillerato en la Taft School, un internado de renombre, y es egresado de Yale, Harvard y Georgetown. Se nacionalizó estadounidense en 1978, tres años antes de convertirse en diplomático. 

  • A lo largo de su carrera, fue destinado a Argentina, Honduras, México, República Dominicana e Italia. Según Fulton Armstrong, analista retirado de la CIA, a Rocha se le tenía por “brillante”, pero él nunca sintió que pertenecía al establishment estadounidense. 

  • Antes de que Washington restableciera relaciones con Cuba, Rocha fue subdirector de la sección de intereses estadounidenses en La Habana, en aquella época alojada en la Embajada suiza. Allí se habrían reforzado sus vínculos con el régimen. 

  • Su cénit llegó en 2000, cuando fue nombrado embajador a Bolivia, donde estuvo dos años. Ya retirado, Rocha fue miembro de los Consejos de Seguridad Nacional y de Relaciones Exteriores. También ganó importantes sumas como consultor. 

Hemeroteca. Rocha no es el primer espía comunista desenmascarado por el FBI. Muchos fueron los funcionarios estadounidenses que colaboraron con los regímenes soviético y cubano. Lo peculiar del caso de Rocha es que se trate de un diplomático retirado que por más de 40 años ha sido cercano al poder. 

  • El ejemplo más parecido es el de Ana Belén Montes, puertorriqueña de origen asturiano y de familia fuertemente conservadora. Montes era agente de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, por sus siglas en inglés) y en 2001 fue sentenciada a 25 años por ser espía cubana. 

  • Montes nunca ocultó sus simpatías ideológicas. En sus años universitarios, era conocida por sus planteamientos izquierdistas y, en concreto, prosandinistas. Esto no supuso ningún obstáculo a su carrera. 

  • Puede afirmarse que los espías cubanos en EE. UU. históricamente han sido verdaderos creyentes. No los ha motivado el dinero, sino la mera convicción ideológica y la satisfacción ególatra de haber burlado a Washington.  

Por qué importa. Al menos dentro del contexto de la Guerra Fría, en Latinoamérica se ha tendido a interpretar a EE. UU. como plenamente “proderecha”, pero se ignoran los perfiles doctrinales más complejos de la diplomacia estadounidense, que en algunos casos ha entrado en conflicto con presidentes conservadores. 

  • Los casos de espías comunistas son evidentemente contados, pero debe prevalecer una visión más matizada del actuar de Washington en la región. En cierto sentido, el análisis sigue anclado en anacronismos. 

  • EE. UU. tiene ciertos principios irrenunciables, como lo es su particular visión de la integridad democrática. Estos han ido cobrando vigencia después de la caída de la Unión Soviética, al haberse eliminado la competencia ideológica. 

  • También debe comprenderse que el Departamento de Estado no es el único encargado de “hacer” política exterior. Un complejo entramado de agencias estatales, todas con distintos perfiles, condiciona la conducta estadounidense.