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Los cubanos claman por “comida y corriente”

.
Sebastián Gennari
20 de marzo, 2024

Desde el 17 de marzo, Cuba ha sido ligeramente meneada —aún no sacudida— por protestas. Se han reportado detenciones, aunque no existen números precisos, pues el Gobierno no los ha dado. La consigna, por lo pronto, es: “comida y corriente”. También se escuchan gritos de “patria y vida”, una alteración del lema nacional, “patria o muerte”.

  • Las protestas se concentran en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país, y Bayamo, ambas en Oriente. Según cuentan activistas cubanos, la también oriental ciudad de Holguín se encuentra militarizada.
  • Las protestas, que se disipan y reaparecen, aún no han llegado a La Habana, ubicada a unos 800 kilómetros de Santiago. República no puede confirmar los murmullos de fuertes dispositivos del Ejército y Policía en la capital.
  • El lunes 18, Carlos Fernández de Cossío, viceministro de Relaciones Exteriores cubano, convocó a Benjamin Ziff, el encargado de negocios estadounidense, para recriminarle el supuesto apoyo de EE. UU. a las protestas. Washington niega vinculación alguna.

Entre líneas. Las manifestaciones de este tipo son poco frecuentes en Cuba, pero no son absolutamente inauditas. En julio de 2021, la isla vivió una semana de intensas protestas, que contaron con mítines de apoyo en Miami y culminaron en la detención de cientos de manifestantes y la muerte de al menos uno. 297 individuos fueron condenados a entre cinco y 25 años de prisión.

  • Los motivos de las actuales protestas son idénticos: la escasez de alimentos y los constantes apagones. El régimen ha entendido esto, enviando arroz y leche a los epicentros del descontento popular.
  • La Habana acostumbra a disimular cuando se encuentra en aprietos, pero no ha podido mantener la farsa. En febrero, se informó que el Gobierno había solicitado asistencia al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, reconociendo la falta de leche, combustibles y medicamentos.
  • La solicitud se hizo a finales de 2023. Desde entonces, 144 toneladas métricas de leche en polvo han sido enviadas al país, brindando socorro a 48,000 niños de entre siete meses y tres años.

Panorama general. Incluso para sus estándares, Cuba lleva un lustro atravesando una coyuntura particularmente engorrosa. La inflación en 2023 se situó en torno a 30%, con una contracción del PIB del 2%. El régimen, obligado a recurrir a políticas de austeridad, ha recortado los subsidios a los artículos comprados con cartillas de racionamiento.

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  • En febrero, el Gobierno decretó un aumento de más del 400% en los precios de los combustibles, pero los cortes de luz continúan. El aumento de todos los precios no ha servido para aliviar la carestía.
  • El régimen también destituyó a Alejandro Gil Fernández, otrora viceprimer ministro y ministro de Economía. El presidente Miguel Díaz-Canel se ha limitado a decir que Gil cometió “graves errores”, pero evidentemente se trata de un caso de corrupción.
  • Desde 2021, unos 400,000 cubanos han solicitado asilo en EE. UU., siendo 142,352 los cubanos que cruzaron la frontera EE. UU.-México en el año fiscal 2023. Los cubanos aún gozan de consideración especial ante las autoridades migratorias estadounidenses.

El porvenir. La Habana, consciente de su mala imagen internacional, ha intentado reconocer las protestas, llamando al diálogo y enviando suministros a las áreas con manifestaciones. En las calles, sin embargo, se produjeron los arrestos de rigor; también se cortó el internet.

  • Los cubanos añoran un cambio repentino: dimisiones de líderes políticos y anuncios de reformas. No se puede descartar la posibilidad, pero esto es improbable bajo las circunstancias actuales.
  • Tampoco se puede esperar que Washington relaje su embargo a Cuba, para así aliviar algunas de las carencias de la isla. Al contrario, tanto la lógica realista como la posición de la diáspora cubana en el sur de la Florida dictan la política a seguir: más presión.
  • Hay motivos de esperanza para los opositores del régimen. Incluso si fallan, las incipientes protestas demuestran el creciente desencanto con las autoridades. Pero el desencanto, como se ha visto, no basta.
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Los cubanos claman por “comida y corriente”

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Sebastián Gennari
20 de marzo, 2024

Desde el 17 de marzo, Cuba ha sido ligeramente meneada —aún no sacudida— por protestas. Se han reportado detenciones, aunque no existen números precisos, pues el Gobierno no los ha dado. La consigna, por lo pronto, es: “comida y corriente”. También se escuchan gritos de “patria y vida”, una alteración del lema nacional, “patria o muerte”.

  • Las protestas se concentran en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país, y Bayamo, ambas en Oriente. Según cuentan activistas cubanos, la también oriental ciudad de Holguín se encuentra militarizada.
  • Las protestas, que se disipan y reaparecen, aún no han llegado a La Habana, ubicada a unos 800 kilómetros de Santiago. República no puede confirmar los murmullos de fuertes dispositivos del Ejército y Policía en la capital.
  • El lunes 18, Carlos Fernández de Cossío, viceministro de Relaciones Exteriores cubano, convocó a Benjamin Ziff, el encargado de negocios estadounidense, para recriminarle el supuesto apoyo de EE. UU. a las protestas. Washington niega vinculación alguna.

Entre líneas. Las manifestaciones de este tipo son poco frecuentes en Cuba, pero no son absolutamente inauditas. En julio de 2021, la isla vivió una semana de intensas protestas, que contaron con mítines de apoyo en Miami y culminaron en la detención de cientos de manifestantes y la muerte de al menos uno. 297 individuos fueron condenados a entre cinco y 25 años de prisión.

  • Los motivos de las actuales protestas son idénticos: la escasez de alimentos y los constantes apagones. El régimen ha entendido esto, enviando arroz y leche a los epicentros del descontento popular.
  • La Habana acostumbra a disimular cuando se encuentra en aprietos, pero no ha podido mantener la farsa. En febrero, se informó que el Gobierno había solicitado asistencia al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, reconociendo la falta de leche, combustibles y medicamentos.
  • La solicitud se hizo a finales de 2023. Desde entonces, 144 toneladas métricas de leche en polvo han sido enviadas al país, brindando socorro a 48,000 niños de entre siete meses y tres años.

Panorama general. Incluso para sus estándares, Cuba lleva un lustro atravesando una coyuntura particularmente engorrosa. La inflación en 2023 se situó en torno a 30%, con una contracción del PIB del 2%. El régimen, obligado a recurrir a políticas de austeridad, ha recortado los subsidios a los artículos comprados con cartillas de racionamiento.

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  • En febrero, el Gobierno decretó un aumento de más del 400% en los precios de los combustibles, pero los cortes de luz continúan. El aumento de todos los precios no ha servido para aliviar la carestía.
  • El régimen también destituyó a Alejandro Gil Fernández, otrora viceprimer ministro y ministro de Economía. El presidente Miguel Díaz-Canel se ha limitado a decir que Gil cometió “graves errores”, pero evidentemente se trata de un caso de corrupción.
  • Desde 2021, unos 400,000 cubanos han solicitado asilo en EE. UU., siendo 142,352 los cubanos que cruzaron la frontera EE. UU.-México en el año fiscal 2023. Los cubanos aún gozan de consideración especial ante las autoridades migratorias estadounidenses.

El porvenir. La Habana, consciente de su mala imagen internacional, ha intentado reconocer las protestas, llamando al diálogo y enviando suministros a las áreas con manifestaciones. En las calles, sin embargo, se produjeron los arrestos de rigor; también se cortó el internet.

  • Los cubanos añoran un cambio repentino: dimisiones de líderes políticos y anuncios de reformas. No se puede descartar la posibilidad, pero esto es improbable bajo las circunstancias actuales.
  • Tampoco se puede esperar que Washington relaje su embargo a Cuba, para así aliviar algunas de las carencias de la isla. Al contrario, tanto la lógica realista como la posición de la diáspora cubana en el sur de la Florida dictan la política a seguir: más presión.
  • Hay motivos de esperanza para los opositores del régimen. Incluso si fallan, las incipientes protestas demuestran el creciente desencanto con las autoridades. Pero el desencanto, como se ha visto, no basta.