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Retórica aparte, Israel e Irán pelean una guerra coreografiada

.
Sebastián Gennari
18 de abril, 2024

La madrugada del 14 de abril, Irán atacó a Israel con unos 330 drones y misiles balísticos y de crucero. Se trató de la operación de drones más grande de la historia, aunque los iraníes fallaron en su intento de abrumar las defensas antimisiles israelíes, sobre todo el llamado Domo de Hierro. Israel se ha comprometido a responder.

  • Sólo siete de los proyectiles tocaron tierra, tanto en Israel como en Jordania, causando daños a la base aérea de Nevatim, cuyo funcionamiento no se vio impactado. 31 civiles fueron tratados por ansiedad o lesiones leves. Una niña beduina de nacionalidad israelí sufrió graves heridas por metralla.
  • La Operación Promesa Verdadera fue un intento de vengar el bombardeo israelí del consulado iraní en Damasco. Aquel ataque se produjo el 1 de abril y dejó a 16 muertos, entre ellos el general de brigada Mohammad Reza Zahedi, de la Fuerza Quds, dedicada a las operaciones especiales.}
  • A Irán, al igual que a Israel hace dos semanas, le llovieron críticas de parte de la comunidad internacional. Esto le pareció un precio justo a pagar a cambio de salvar el honor, de ahí que, tras los bombardeos, su embajador ante la ONU dijera que la operación “podía darse por concluida”.

Entre líneas. Los analistas más clarividentes han visto en la operación iraní un intento por guardar las apariencias y mantener intacta la honra en respuesta al ataque a su misión diplomática. Esto tiene algo de cierto; la Operación Promesa Verdadera apenas causó estragos y fue más bien simbólica.

  • Por este motivo, Irán comunicó sus intenciones a Washington, por no hablar de las capitales árabes y europeas, dando tiempo a que se cerraran los espacios aéreos. Las intenciones siempre fueron limitadas.
  • EE. UU. convocó a Francia, Reino Unido y Jordania para interceptar misiles y asegurarse de que el ataque no pasara a más. Fuentes anónimas de las FF. AA. estadounidenses sugieren que fueron ellos, y no los israelíes, quienes derribaron la mayoría de los proyectiles.
  • Ahora bien, se trata de un acontecimiento sin precedentes. Teherán y Jerusalén llevan casi cuarenta años enmarañados en una guerra subsidiaria —ya con Hezbolá, ya con Hamás—, pero esta nunca había pasado a la confrontación directa. El caos da lugar a un panorama incluso más incierto.

La región. Los últimos meses habían presentado una coyuntura peliaguda para la diplomacia israelí, que se veía cuestionada por su cruenta —pero justificada, a sus ojos— intervención en la Franja de Gaza. Sudáfrica lideró la cruzada antiisraelí, pero se le sumaron varios países latinoamericanos, siendo Brasil el más importante.

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  • Con esto, cesa el aislamiento internacional de Israel, cuya relación con EE. UU., su máximo aliado, se vio en aprietos. Aquí se puede incluir a parte de Latinoamérica: Argentina, Guatemala, Paraguay y Uruguay mostraron su consternación ante el ataque iraní y se solidarizaron con Israel.  
  • Casi todas las cancillerías han difundido sus comunicados pro forma, pero el presidente colombiano, Gustavo Petro, no pudo ocultar su disgusto con el comunicado de la OEA, al que catalogó de “propaganda geopolítica”. Esto no pudo haber agradado a los diplomáticos colombianos, muy acostumbrados a lidiar con los patinazos del presidente.
  • Petro, en un tuit que parece haber sido borrado, llamó a la paz y acusó a EE. UU. de apoyar el “genocidio” por parte de Israel. Nicaragua, sin sorpresa alguna, se limitó a criticar los “crímenes [...] perpetrados contra el pueblo palestino por [...] Israel”. Venezuela atribuyó la responsabilidad a Israel.

El balance. Tras el fin de semana, el panorama en Oriente Medio ha cambiado. De momento, Israel puede contar con el respaldo de EE. UU., generalmente más reacio a entrar en conflictos. Irán ha demostrado que está dispuesto a actuar, pero no desea la guerra abierta; su posición estratégica es compleja.

  • Teherán, en tanto, aún está sacando las cuentas. Por un lado, ha aupado el perfil diplomático de Israel, muy deprimido en los últimos meses. Por el otro, causó el alboroto que deseaba y pudo constatar —directamente— cómo responderían Israel y sus aliados en caso de guerra.
  • La situación, de por sí caótica, se ha tornado más impredecible. Se mantiene la coreografía, pero, a medida que caen las bombas, crece el riesgo de errores de cálculo. Han salido a relucir, por otra parte, los Estados árabes, representados por Jordania, que comparte inteligencia con Arabia Saudí.
  • Poco ha cambiado en Latinoamérica. En el conflicto israelí-palestino y, por tanto, israelí-iraní, la región cuenta con una nítida separación ideológica; la izquierda tiende a vilipendiar a Israel, mientras que la derecha lo vitore
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Retórica aparte, Israel e Irán pelean una guerra coreografiada

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Sebastián Gennari
18 de abril, 2024

La madrugada del 14 de abril, Irán atacó a Israel con unos 330 drones y misiles balísticos y de crucero. Se trató de la operación de drones más grande de la historia, aunque los iraníes fallaron en su intento de abrumar las defensas antimisiles israelíes, sobre todo el llamado Domo de Hierro. Israel se ha comprometido a responder.

  • Sólo siete de los proyectiles tocaron tierra, tanto en Israel como en Jordania, causando daños a la base aérea de Nevatim, cuyo funcionamiento no se vio impactado. 31 civiles fueron tratados por ansiedad o lesiones leves. Una niña beduina de nacionalidad israelí sufrió graves heridas por metralla.
  • La Operación Promesa Verdadera fue un intento de vengar el bombardeo israelí del consulado iraní en Damasco. Aquel ataque se produjo el 1 de abril y dejó a 16 muertos, entre ellos el general de brigada Mohammad Reza Zahedi, de la Fuerza Quds, dedicada a las operaciones especiales.}
  • A Irán, al igual que a Israel hace dos semanas, le llovieron críticas de parte de la comunidad internacional. Esto le pareció un precio justo a pagar a cambio de salvar el honor, de ahí que, tras los bombardeos, su embajador ante la ONU dijera que la operación “podía darse por concluida”.

Entre líneas. Los analistas más clarividentes han visto en la operación iraní un intento por guardar las apariencias y mantener intacta la honra en respuesta al ataque a su misión diplomática. Esto tiene algo de cierto; la Operación Promesa Verdadera apenas causó estragos y fue más bien simbólica.

  • Por este motivo, Irán comunicó sus intenciones a Washington, por no hablar de las capitales árabes y europeas, dando tiempo a que se cerraran los espacios aéreos. Las intenciones siempre fueron limitadas.
  • EE. UU. convocó a Francia, Reino Unido y Jordania para interceptar misiles y asegurarse de que el ataque no pasara a más. Fuentes anónimas de las FF. AA. estadounidenses sugieren que fueron ellos, y no los israelíes, quienes derribaron la mayoría de los proyectiles.
  • Ahora bien, se trata de un acontecimiento sin precedentes. Teherán y Jerusalén llevan casi cuarenta años enmarañados en una guerra subsidiaria —ya con Hezbolá, ya con Hamás—, pero esta nunca había pasado a la confrontación directa. El caos da lugar a un panorama incluso más incierto.

La región. Los últimos meses habían presentado una coyuntura peliaguda para la diplomacia israelí, que se veía cuestionada por su cruenta —pero justificada, a sus ojos— intervención en la Franja de Gaza. Sudáfrica lideró la cruzada antiisraelí, pero se le sumaron varios países latinoamericanos, siendo Brasil el más importante.

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  • Con esto, cesa el aislamiento internacional de Israel, cuya relación con EE. UU., su máximo aliado, se vio en aprietos. Aquí se puede incluir a parte de Latinoamérica: Argentina, Guatemala, Paraguay y Uruguay mostraron su consternación ante el ataque iraní y se solidarizaron con Israel.  
  • Casi todas las cancillerías han difundido sus comunicados pro forma, pero el presidente colombiano, Gustavo Petro, no pudo ocultar su disgusto con el comunicado de la OEA, al que catalogó de “propaganda geopolítica”. Esto no pudo haber agradado a los diplomáticos colombianos, muy acostumbrados a lidiar con los patinazos del presidente.
  • Petro, en un tuit que parece haber sido borrado, llamó a la paz y acusó a EE. UU. de apoyar el “genocidio” por parte de Israel. Nicaragua, sin sorpresa alguna, se limitó a criticar los “crímenes [...] perpetrados contra el pueblo palestino por [...] Israel”. Venezuela atribuyó la responsabilidad a Israel.

El balance. Tras el fin de semana, el panorama en Oriente Medio ha cambiado. De momento, Israel puede contar con el respaldo de EE. UU., generalmente más reacio a entrar en conflictos. Irán ha demostrado que está dispuesto a actuar, pero no desea la guerra abierta; su posición estratégica es compleja.

  • Teherán, en tanto, aún está sacando las cuentas. Por un lado, ha aupado el perfil diplomático de Israel, muy deprimido en los últimos meses. Por el otro, causó el alboroto que deseaba y pudo constatar —directamente— cómo responderían Israel y sus aliados en caso de guerra.
  • La situación, de por sí caótica, se ha tornado más impredecible. Se mantiene la coreografía, pero, a medida que caen las bombas, crece el riesgo de errores de cálculo. Han salido a relucir, por otra parte, los Estados árabes, representados por Jordania, que comparte inteligencia con Arabia Saudí.
  • Poco ha cambiado en Latinoamérica. En el conflicto israelí-palestino y, por tanto, israelí-iraní, la región cuenta con una nítida separación ideológica; la izquierda tiende a vilipendiar a Israel, mientras que la derecha lo vitore