Always Be My Maybe y Long Shot, soundtracks de armonía nostálgica, HOY EN EL BLOG DE MÚSICA DE LUIS FERNANDO ALEJOS.
Para quienes crecimos entre los ochentas y noventas, la fiebre de nostalgia puede ser un dulce difícil de resistir. Dos películas recientes que he visto me dan esa amalgama bienvenida del pasado y el presente: Long Shot, con Charlize Theron y Seth Rogen, y Always Be My Maybe, original de Netflix.
El amor surge entre vecinos del sexo opuesto. El destino los atrae. Keanu Reeves es objeto de violencia.
Long Shot incluye delicias de Boyz II Men como Motownphilly y It’s So Hard To Say Goodbye to Yesterday. La clásica power ballad de Roxette, It must have been love (Christmas for the Broken-Hearted), es imperdible.
Always Be My Maybe es un juego de palabras basado en la canción de Mariah Carey, Always Be My Baby, pero esta canción no es la más singular de este dulce y divertido filme.
Para ello está Hello y Tennis Ball de Hello Peril, la banda de Marcus (Randall Park, actor, co-guionista, junto a su co-estrella Ali Wong y co-productor) o Shine de Collective Soul.
Ambas son películas que disfrutarán solos, en pareja o en grupo. Principalmente si tienen un lugar en su corazón para el poder de la música para unir amistades rotas y corazones en rehabilitación.
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Long Shot incluye delicias de Boyz II Men como Motownphilly y It’s So Hard To Say Goodbye to Yesterday. La clásica power ballad de Roxette, It must have been love (Christmas for the Broken-Hearted), es imperdible.
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