Al reconstruir y analizar el pasado, para ver como llegamos al presente, es importante recalcar que el concepto de “país desarrollado” es muy reciente.

Asimismo, ha cambiado la prioridad y los conceptos que se le dan a la pobreza, la democracia y los derechos humanos, inter alia, con el paso del tiempo.

Bases de datos históricos que se suelen usar en la modernidad califican a EE. UU. como una democracia en el siglo XIX, cuando todavía tenía esclavos descendientes de los que se habían comprado en África. EE. UU. era un país libre para su tiempo en el siglo XIX, pero no calificaría como tal según las definiciones modernas.

Asimismo, cuando se habla del tema de derechos humanos, habría que considerar que el concepto y conjunto de lo que se quieren considerar como derechos humanos ha cambiado con el tiempo. Esto lo reconoció el jurista checo Karel Vasak en los años setenta, cuando innovó el concepto de las distintas generaciones de los derechos humanos (en ese momento, tres).

Hasta la definición de los mismos países que se podrían analizar a lo largo de un intervalo de tiempo dado puede cambiar. La Alemania, EE. UU., Lituania, Polonia, etc. de hoy no son los mismos países que fueron hace relativamente poco tiempo. EE. UU. admitió a Hawái y Alaska como estados de la Unión en 1959. Alemania se reunió en 1990, después de haber sido desagregada después de la Segunda Guerra Mundial. Lituania se declaró un Estado independiente en 1918 y lo volvió hacer en 1990, después de años de ocupación por los regímenes totalitarios de la URSS y, brevemente, la Alemania Nazi.

Para los estudios históricos, el cambio es constante. Inicialmente, cuando se contemplaba la problemática de por qué unos países eran ricos y otros no, el enfoque se centraba en el crecimiento económico. El crecimiento económico se refiere al aumento real en el PIB o el PIB per cápita. El problema de la pobreza o subdesarrollo se consideraba uno de falta de ingreso y, por ende, de posibilidades de consumo.

El crecimiento es distinto al desarrollo humano, que es un concepto relativamente reciente. Hoy se considera al crecimiento económico como condición necesaria, pero no suficiente para el desarrollo humano. El desarrollo humano depende del crecimiento económico, pero adicionalmente a aumentos en los niveles de vida y el acceso a la educación y salud, entre otras cosas.

Los Informes sobre Desarrollo Humano de la ONU se basan en gran parte en las ideas y conceptos de Amartya Sen, premio Nobel en economía por sus aportes a la economía del bienestar. A diferencia del crecimiento, se define al desarrollo humano como algo que va más allá de los parámetros puramente económicos.

El desarrollo humano, como enfoque, se ocupa de lo que considero la idea básica del desarrollo: es decir, promover la riqueza de la vida humana, en lugar de la riqueza de la economía en la que viven los seres humanos, que es sólo una parte de ella. – Amartya Sen

El desarrollo humano puede definirse como el proceso de ampliación de las libertades reales que disfrutan las personas. A final de cuentas, puede haber crecimiento económico sin desarrollo, pero no aumentos en el desarrollo sin crecimiento económico sostenido. Esto por la sencilla razón que se necesita cada vez más producto o ingreso nacional para financiar las metas sociales que implica el desarrollo humano.

Asimismo, en el pasado se solía hacer referencia a países industrializados y no industrializados, hasta que los países ricos dejaron de ser economías basadas en su industria. Hoy, los países ricos cuentan con un valor agregado de la industria que representa un 22.4% del PIB, versus 69% para el sector de servicios. Para los países de ingreso medio alto, las cifras son de 36% y 54%, respectivamente. No es que los países ricos dejaron de consumir productos industriales, sino que ahora importan una tremenda cantidad de los países en vías de desarrollo. A nivel mundial, el valor agregado de la industria total se divide casi en partes iguales entre los países de alto ingreso y los países de medio ingreso, con ligera ventaja para los países de alto ingreso. Esto según datos del Banco Mundial.

A lo largo del tiempo, el cambio en los conceptos y definiciones clave de lo que constituye el desarrollo y progreso dificulta las comparaciones históricas al largo plazo. Pero no hace imposible la tarea de sacar intuiciones y conclusiones preliminares para los países que todavía buscan alcanzar la prosperidad necesaria para financiar el desarrollo humano.