Con el argumento de evitar un ‘colapso’ en la economía de Honduras, el Congreso aprobó la noche del viernes una serie de medidas fiscales para generar ingresos anuales al Estado por más de 800 millones de dólares.
La llamada ‘Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas’, apoyada de forma unánime por los 71 diputados del oficialista Partido Nacional, eleva del 12 al 15% el impuesto sobre las ventas netas y aumenta en 27 centavos de dólar el precio del galón (3,78 litros) de los combustibles.
Así, la gasolina superior pasará a costar 4,86 dólares el galón, la regular, 4,54; el diesel 4,47; el kerosén 3,76 dólares y el cilindro de gas licuado (25 libras), 3,03 dólares.
Entre otras medidas, la nueva ley también establece un impuesto del 10% al valor de los bienes inmuebles, elimina exoneraciones del impuesto de la renta y grava con un 10% los ingresos percibidos por las personas físicas y jurídicas de Honduras.
Antes de que votaran por el proyecto de ley, el ministro de Finanzas, Wilfredo Cerrato, dijo a los 128 legisladores de cinco partidos políticos que ‘la situación económica del país es sumamente difícil y, si no se toman medidas, se producirá un colapso económico’.
Los partidos de oposición al gobierno y diversos sectores sociales externaron fuertes críticas a la nueva legislación, que fue aprobada en una sesión que concluyó a la medianoche del viernes.
Una de las reacciones más llamativas la tuvo el diputado izquierdista Sergio Castellanos, del Partido Unificación Democrática, quien se despojó de su saco y su camisa para dramatizar su descontento.
‘Este gobierno (del presidente Porfirio Lobo) está dejando en pellejos al pueblo hondureño’, gritó semidesnudo Castellanos a sus compañeros congresistas.
Otro legislador, el liberal Darío Banegas calificó las disposiciones de ‘perversas e irresponsables’ y dijo que el gobierno ‘equivocó el blanco porque en vez de combatir su corrupción, el derroche y el gasto público está humillando y sacrificando al pueblo’.
El presidente del Colegio de Economistas, Guillermo Matamoros, aseguró a la AFP que ‘este paquete tributario impactará fuertemente en la ciudadanía asalariada, que dará ahora al Estado al menos el 15% de sus ingresos’.
Después del derrocamiento del expresidente Manuel Zelaya, en junio de 2009, la pobreza en Honduras, un país con 8,5 millones de habitantes, aumentó del 58 al 66%.
Según las estadísticas oficiales, mientras en 2008 el 28% de los hondureños trabajaba por menos del salario mínimo (350 dólares al mes), en 2012 esa cifra subió al 43%.
Los datos oficiales indican que antes del golpe de Estado la economía de Honduras crecía al 7,8%, mientras que actualmente lo hace al 3,5%.
Con el argumento de evitar un ‘colapso’ en la economía de Honduras, el Congreso aprobó la noche del viernes una serie de medidas fiscales para generar ingresos anuales al Estado por más de 800 millones de dólares.
La llamada ‘Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas’, apoyada de forma unánime por los 71 diputados del oficialista Partido Nacional, eleva del 12 al 15% el impuesto sobre las ventas netas y aumenta en 27 centavos de dólar el precio del galón (3,78 litros) de los combustibles.
Así, la gasolina superior pasará a costar 4,86 dólares el galón, la regular, 4,54; el diesel 4,47; el kerosén 3,76 dólares y el cilindro de gas licuado (25 libras), 3,03 dólares.
Entre otras medidas, la nueva ley también establece un impuesto del 10% al valor de los bienes inmuebles, elimina exoneraciones del impuesto de la renta y grava con un 10% los ingresos percibidos por las personas físicas y jurídicas de Honduras.
Antes de que votaran por el proyecto de ley, el ministro de Finanzas, Wilfredo Cerrato, dijo a los 128 legisladores de cinco partidos políticos que ‘la situación económica del país es sumamente difícil y, si no se toman medidas, se producirá un colapso económico’.
Los partidos de oposición al gobierno y diversos sectores sociales externaron fuertes críticas a la nueva legislación, que fue aprobada en una sesión que concluyó a la medianoche del viernes.
Una de las reacciones más llamativas la tuvo el diputado izquierdista Sergio Castellanos, del Partido Unificación Democrática, quien se despojó de su saco y su camisa para dramatizar su descontento.
‘Este gobierno (del presidente Porfirio Lobo) está dejando en pellejos al pueblo hondureño’, gritó semidesnudo Castellanos a sus compañeros congresistas.
Otro legislador, el liberal Darío Banegas calificó las disposiciones de ‘perversas e irresponsables’ y dijo que el gobierno ‘equivocó el blanco porque en vez de combatir su corrupción, el derroche y el gasto público está humillando y sacrificando al pueblo’.
El presidente del Colegio de Economistas, Guillermo Matamoros, aseguró a la AFP que ‘este paquete tributario impactará fuertemente en la ciudadanía asalariada, que dará ahora al Estado al menos el 15% de sus ingresos’.
Después del derrocamiento del expresidente Manuel Zelaya, en junio de 2009, la pobreza en Honduras, un país con 8,5 millones de habitantes, aumentó del 58 al 66%.
Según las estadísticas oficiales, mientras en 2008 el 28% de los hondureños trabajaba por menos del salario mínimo (350 dólares al mes), en 2012 esa cifra subió al 43%.
Los datos oficiales indican que antes del golpe de Estado la economía de Honduras crecía al 7,8%, mientras que actualmente lo hace al 3,5%.