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Nicaragua, con aroma y sabor a tabaco

Redacción República
18 de enero, 2014

Todo huele a tabaco en la norteña ciudad de Estelí, centro neurálgico de la industria tabacalera nicaragüense, que esta semana recibe a 150 compradores y catadores del mundo en el III Festival Internacional del Tabaco, que se celebra con el lema ‘Puro sabor’.

Los visitantes llegan de Estados Unidos, Europa y América Latina atraídos por la fama de las marcas nicaragüenses y con la expectativa de amarrar negocios con los fabricantes locales.

‘La calidad del tabaco nicaragüense es genial, su calidad ha crecido mucho’ en los últimos años, asegura a la AFP Miroslav Bajtos, un distribuidor de origen eslovaco mientras observa una exhibición de costosos caballos españoles, organizada por los empresarios locales en honor a los visitantes.

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Música, comida, pero sobre todo abundantes y aromáticos puros matizan la velada, que se desarrolló el jueves en una finca en las afueras de Estelí.

El viernes, el Festival continuó con una serie de visitas a las fincas y fábricas donde se cultiva y procesa el tabaco para la exportación.

De Cuba, con sabor

La pujante industria del tabaco floreció en Nicaragua en la década de 1960, después de que Estados Unidos impusiera el embargo a Cuba -el gran productor latinoamericano- y prohibiera la importacion de su tabaco.

Esta circunstancia provocó una migración de empresarios en busca de tierras propicias, que reprodujeran lo mejor posible el clima y el suelo ideales para el cutivo.

‘Nicaragua fue el país donde se miró que las características del tabaco que producía la tierra en Estelí eran excepcionales’, explicó a la AFP Néstor Plasencia, reconocido empresario tabacalero de origen cubano.

En los últimos cinco años, la industria ha tomado un particular auge y los puros nicaraguenses se cotizan entre los mejores del mundo.

Estelí es una zona de clima fresco, cuyos llanos -rodeados de cerros- ofrecen el terreno ideal para el crecimiento del tabaco.

La actividad da empleo a muchos jóvenes campesinos en los distintos procesos a que son sometidos la hoja antes de convertirse en los cigarros en lujosas cajas de madera, que reciben los fumadores en el exterior.

Fuente de empleo

‘Tengo dos años de estar trabajando aquí’, cuenta Elías Talavera, un labriego de 18 años de una aldea aledaña que gana cuatro dólares al día y estudia los sábados.

Cuando las matas maduran, en un plazo no mayor de tres meses, empieza el meticuloso proceso de corte de hojas, que luego son trasladadas a los galpones, donde un centenar de mujeres jóvenes las acomoda en palos para que se sequen durante un mes, para luego trasladarlas a las fábricas.

La industria del tabaco genera 35.000 empleos directos y una economía que ayudan a sostener a los casi 200.000 habitantes de Estelí.

El año pasado, Nicaragua exportó tabaco por un valor de 120 millones de dólares.

‘La mayoría de la gente aquí vive del tabaco’, cuenta Yesenia Montenegro, de 25 años, aunque admite que los ingresos no dan para vivir cómodamente.

‘Con lo que gano, comemos lo básico: arroz frijoles y, cada tres o cuatro días, carne’, dice la joven, quien afirma que se operó para no tener más hijos, porque la situación ‘está difícil’.

Juana Rivera, una menuda mujer invidente de 44 años, madre de siete hijos, trabaja junto a tres de ellos en la prestigiosa tabacalera My Father Cigars, que en 2013 logró el primer lugar en la clasificación mundial por la calidad de sus productos.

Juntos reúnen un ingreso de unos 100 dólares a la semana para mantener a toda la familia.

Pero los estelianos están agradecidos de tener una fuente de empleo en un país en que el 53% de la población económicamente activa está desempleada y el 42% de la población total vive en la pobreza, con menos de dos dólares al día.

‘Esta es la única fuente de empleo que tenemos aquí, en Estelí, y nos ayuda porque la mayor parte de la gente no tiene trabajo’, comenta Nohemí Palma, de 34 años, quien lleva 10 años en la industria.

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Nicaragua, con aroma y sabor a tabaco

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18 de enero, 2014

Todo huele a tabaco en la norteña ciudad de Estelí, centro neurálgico de la industria tabacalera nicaragüense, que esta semana recibe a 150 compradores y catadores del mundo en el III Festival Internacional del Tabaco, que se celebra con el lema ‘Puro sabor’.

Los visitantes llegan de Estados Unidos, Europa y América Latina atraídos por la fama de las marcas nicaragüenses y con la expectativa de amarrar negocios con los fabricantes locales.

‘La calidad del tabaco nicaragüense es genial, su calidad ha crecido mucho’ en los últimos años, asegura a la AFP Miroslav Bajtos, un distribuidor de origen eslovaco mientras observa una exhibición de costosos caballos españoles, organizada por los empresarios locales en honor a los visitantes.

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Música, comida, pero sobre todo abundantes y aromáticos puros matizan la velada, que se desarrolló el jueves en una finca en las afueras de Estelí.

El viernes, el Festival continuó con una serie de visitas a las fincas y fábricas donde se cultiva y procesa el tabaco para la exportación.

De Cuba, con sabor

La pujante industria del tabaco floreció en Nicaragua en la década de 1960, después de que Estados Unidos impusiera el embargo a Cuba -el gran productor latinoamericano- y prohibiera la importacion de su tabaco.

Esta circunstancia provocó una migración de empresarios en busca de tierras propicias, que reprodujeran lo mejor posible el clima y el suelo ideales para el cutivo.

‘Nicaragua fue el país donde se miró que las características del tabaco que producía la tierra en Estelí eran excepcionales’, explicó a la AFP Néstor Plasencia, reconocido empresario tabacalero de origen cubano.

En los últimos cinco años, la industria ha tomado un particular auge y los puros nicaraguenses se cotizan entre los mejores del mundo.

Estelí es una zona de clima fresco, cuyos llanos -rodeados de cerros- ofrecen el terreno ideal para el crecimiento del tabaco.

La actividad da empleo a muchos jóvenes campesinos en los distintos procesos a que son sometidos la hoja antes de convertirse en los cigarros en lujosas cajas de madera, que reciben los fumadores en el exterior.

Fuente de empleo

‘Tengo dos años de estar trabajando aquí’, cuenta Elías Talavera, un labriego de 18 años de una aldea aledaña que gana cuatro dólares al día y estudia los sábados.

Cuando las matas maduran, en un plazo no mayor de tres meses, empieza el meticuloso proceso de corte de hojas, que luego son trasladadas a los galpones, donde un centenar de mujeres jóvenes las acomoda en palos para que se sequen durante un mes, para luego trasladarlas a las fábricas.

La industria del tabaco genera 35.000 empleos directos y una economía que ayudan a sostener a los casi 200.000 habitantes de Estelí.

El año pasado, Nicaragua exportó tabaco por un valor de 120 millones de dólares.

‘La mayoría de la gente aquí vive del tabaco’, cuenta Yesenia Montenegro, de 25 años, aunque admite que los ingresos no dan para vivir cómodamente.

‘Con lo que gano, comemos lo básico: arroz frijoles y, cada tres o cuatro días, carne’, dice la joven, quien afirma que se operó para no tener más hijos, porque la situación ‘está difícil’.

Juana Rivera, una menuda mujer invidente de 44 años, madre de siete hijos, trabaja junto a tres de ellos en la prestigiosa tabacalera My Father Cigars, que en 2013 logró el primer lugar en la clasificación mundial por la calidad de sus productos.

Juntos reúnen un ingreso de unos 100 dólares a la semana para mantener a toda la familia.

Pero los estelianos están agradecidos de tener una fuente de empleo en un país en que el 53% de la población económicamente activa está desempleada y el 42% de la población total vive en la pobreza, con menos de dos dólares al día.

‘Esta es la única fuente de empleo que tenemos aquí, en Estelí, y nos ayuda porque la mayor parte de la gente no tiene trabajo’, comenta Nohemí Palma, de 34 años, quien lleva 10 años en la industria.