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Roussef y Valcke inauguran un estadio mundialista en Natal tras el ultimátum a Curitiba

Redacción República
22 de enero, 2014

Un día después de advertir que el estadio de Curitiba podría quedar fuera del Mundial-2014 por los retrasos en sus obras, el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inauguran este miércoles el Arena das Dunas en Natal, en el noreste del país.

La mandataria brasileña irá más tarde a Suiza, no sólo para participar en el Foro Económico de Davos, sino también para reunirse con el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. A principios de este mes, Rousseff contrarrestó las críticas de Blatter sobre los preparativos tardíos de Brasil para el evento, al insistir en que el país sería capaz de albergar la ‘Copa de Copas’.

El bombazo que Valcke lanzó sobre Curitiba -donde España debe enfrentarse a Australia el 23 de junio- puso nuevamente en el ojo del huracán la capacidad del país anfitrión para tener en óptimas condiciones y a tiempo, no sólo los estadios, sino también los aeropuertos y las vías de transporte.

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El martes, Valcke dijo con respecto al Arena da Baixada de Curitiba: ‘No podemos organizar un partido sin un estadio, esto ha llegado a un punto crítico. No sólo está muy atrasada su construcción, sino que no ha cumplido ninguno de los plazos establecidos por la FIFA’. El organismo deportivo inicialmente había fijado una fecha límite de entrega de las 12 sedes mundialistas para el 31 de diciembre del 2013, pero tuvo que descartar ese plazo, ya que la mitad de los estadios aún están en obras.

Valcke dijo que la FIFA volvería a evaluar Curitiba, y advirtió que, si no ve avances claros en su próxima visita el 18 de febrero, el estadio podría quedar fuera del torneo.

Junto con el recinto de Curitiba también hay retrasos en el Arena Corinthians de Sao Paulo, programado para acoger el partido inaugural el 12 de junio entre el anfitrión, Brasil, y Croacia. La caída de una grúa sobre una parte del techo de una tribuna durante las obras causó la muerte de dos trabajadores en noviembre y retrasó las labores. Las pruebas en este estadio se realizarán a mediados de abril.

Valcke y Rousseff inaugurarán este miércoles el estadio Arena das Dunas de Natal, con capacidad para 42.000 personas, y que significó una inversión de 210 millones de dólares, superando en 15% el presupuesto que tenía asignado. El martes, el recinto albergó su primera prueba con 1.000 espectadores y en el fin de semana se disputarán otros partidos de la liga local. Sin embargo, existen temores de que, tras el Mundial, este estadio se convierta en una especie de ‘elefante blanco’, debido a que la ciudad no cuenta con un club en primera división.

Brasil ha invertido cerca de 4.000 millones de dólares en los estadios para su primera Copa Mundial en 64 años, alrededor del doble de lo previsto, pero el tiempo apremia y se le exige terminar con las labores previas.

En junio del año pasado, más de un millón de personas salieron a las calles para reclamar mejoras en salud y educación, y para condenar los excesivos gastos que Brasil realizaba para albergar los grandes eventos deportivos que organizará en los próximos años.

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Roussef y Valcke inauguran un estadio mundialista en Natal tras el ultimátum a Curitiba

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22 de enero, 2014

Un día después de advertir que el estadio de Curitiba podría quedar fuera del Mundial-2014 por los retrasos en sus obras, el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inauguran este miércoles el Arena das Dunas en Natal, en el noreste del país.

La mandataria brasileña irá más tarde a Suiza, no sólo para participar en el Foro Económico de Davos, sino también para reunirse con el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. A principios de este mes, Rousseff contrarrestó las críticas de Blatter sobre los preparativos tardíos de Brasil para el evento, al insistir en que el país sería capaz de albergar la ‘Copa de Copas’.

El bombazo que Valcke lanzó sobre Curitiba -donde España debe enfrentarse a Australia el 23 de junio- puso nuevamente en el ojo del huracán la capacidad del país anfitrión para tener en óptimas condiciones y a tiempo, no sólo los estadios, sino también los aeropuertos y las vías de transporte.

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El martes, Valcke dijo con respecto al Arena da Baixada de Curitiba: ‘No podemos organizar un partido sin un estadio, esto ha llegado a un punto crítico. No sólo está muy atrasada su construcción, sino que no ha cumplido ninguno de los plazos establecidos por la FIFA’. El organismo deportivo inicialmente había fijado una fecha límite de entrega de las 12 sedes mundialistas para el 31 de diciembre del 2013, pero tuvo que descartar ese plazo, ya que la mitad de los estadios aún están en obras.

Valcke dijo que la FIFA volvería a evaluar Curitiba, y advirtió que, si no ve avances claros en su próxima visita el 18 de febrero, el estadio podría quedar fuera del torneo.

Junto con el recinto de Curitiba también hay retrasos en el Arena Corinthians de Sao Paulo, programado para acoger el partido inaugural el 12 de junio entre el anfitrión, Brasil, y Croacia. La caída de una grúa sobre una parte del techo de una tribuna durante las obras causó la muerte de dos trabajadores en noviembre y retrasó las labores. Las pruebas en este estadio se realizarán a mediados de abril.

Valcke y Rousseff inaugurarán este miércoles el estadio Arena das Dunas de Natal, con capacidad para 42.000 personas, y que significó una inversión de 210 millones de dólares, superando en 15% el presupuesto que tenía asignado. El martes, el recinto albergó su primera prueba con 1.000 espectadores y en el fin de semana se disputarán otros partidos de la liga local. Sin embargo, existen temores de que, tras el Mundial, este estadio se convierta en una especie de ‘elefante blanco’, debido a que la ciudad no cuenta con un club en primera división.

Brasil ha invertido cerca de 4.000 millones de dólares en los estadios para su primera Copa Mundial en 64 años, alrededor del doble de lo previsto, pero el tiempo apremia y se le exige terminar con las labores previas.

En junio del año pasado, más de un millón de personas salieron a las calles para reclamar mejoras en salud y educación, y para condenar los excesivos gastos que Brasil realizaba para albergar los grandes eventos deportivos que organizará en los próximos años.