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Tolerancia Cero

Redacción República
05 de mayo, 2014

La violencia en el fútbol no es un fenómeno reciente. Si bien podríamos hablar de violencia entre los graderíos en eventos deportivos desde la antigüedad, es hasta hace unos cincuenta años que el fenómeno se empieza a volver común tanto en América Latina como en Europa, las dos cunas del fútbol mundial. Los actos más llamativos de sectores de las aficiones que se enfrentaban violentamente entre sí, dentro y a inmediaciones de los estadios se registran en Inglaterra durante la década de 1960. Este país ha sido el que históricamente ha conocido más a fondo el tema de la violencia en el fútbol a través del caso de los llamados hooligans o en América latina, los barras bravas. 

La tragedia de la semana pasada en la que un joven de diecisiete años Kevin Díaz aficionado de Comunicaciones perdió la vida en manos de una turba delincuencial con camisetas del eterno rival Municipal es una muestra clara de que el fútbol nacional cada vez cae más en una espiral de violencia que parece incontrolable. Una muerte es demasiada y peor en la forma en la que se dio. No fue un encontronazo fortuito en las afueras del estadio, sino fue una situación organizada que cuenta con las mismas características delincuenciales que llevaron a la espiral de violencia en el fútbol de otras latitudes. 
La situación del fútbol actual en Guatemala es bochornosa, ocupamos el puesto número 124 a nivel mundial, cuestión que considero generosa considerando el nivel que se muestra en la cancha. A los estadios cada vez más asisten menos aficionados de corazón y cada vez más delincuentes que se sienten protegidos por la camisola o la porra (la barra) para hacer sus desmanes. Pero de igual forma esta corrompida hasta el tuétano la organización de fútbol, los dirigentes se preocupan única y exclusivamente en hacerse de dinero y el fin justifica los medios. Lo hacen por medio legales y también por medios ilegales. Si los estadios no se llenan y la promoción publicitaria cada vez es menor, de dónde sale tanto dinero para cubrir planillas. En América Latina los clubes de fútbol se han convertido en maquinarias de lavado de dinero y sería bueno investigar si Guatemala es la excepción o no. 
Lo más lamentable es que la muerte de Kevin quede impune o llegue a la detención de algunos de los integrantes demenciales de la turba delincuencial que lo asesinaron a sangre fría pero el problema de fondo no será tratado y más muertes serán el resultado. En mi opinión el campeonato se debió de haber suspendido, tal vez no indefinidamente pero por algunas jornadas, se debe exigir la renuncia de la dirigencia de la FEDEFUTG porque bajo sus narices se vio venir una situación como esta y no hicieron nada, se debe investigar a los principales dirigentes de las barras bravas, porque o están metidos en algo o saben quien fue y por último se debe romper toda relación de dirigentes de fútbol, jugadores y autoridades de gobierno con los violentos en el fútbol. Sin tolerancia cero entonces tendremos más Kevins en el país. 
@robertoantoniow

Tolerancia Cero

Redacción República
05 de mayo, 2014

La violencia en el fútbol no es un fenómeno reciente. Si bien podríamos hablar de violencia entre los graderíos en eventos deportivos desde la antigüedad, es hasta hace unos cincuenta años que el fenómeno se empieza a volver común tanto en América Latina como en Europa, las dos cunas del fútbol mundial. Los actos más llamativos de sectores de las aficiones que se enfrentaban violentamente entre sí, dentro y a inmediaciones de los estadios se registran en Inglaterra durante la década de 1960. Este país ha sido el que históricamente ha conocido más a fondo el tema de la violencia en el fútbol a través del caso de los llamados hooligans o en América latina, los barras bravas. 

La tragedia de la semana pasada en la que un joven de diecisiete años Kevin Díaz aficionado de Comunicaciones perdió la vida en manos de una turba delincuencial con camisetas del eterno rival Municipal es una muestra clara de que el fútbol nacional cada vez cae más en una espiral de violencia que parece incontrolable. Una muerte es demasiada y peor en la forma en la que se dio. No fue un encontronazo fortuito en las afueras del estadio, sino fue una situación organizada que cuenta con las mismas características delincuenciales que llevaron a la espiral de violencia en el fútbol de otras latitudes. 
La situación del fútbol actual en Guatemala es bochornosa, ocupamos el puesto número 124 a nivel mundial, cuestión que considero generosa considerando el nivel que se muestra en la cancha. A los estadios cada vez más asisten menos aficionados de corazón y cada vez más delincuentes que se sienten protegidos por la camisola o la porra (la barra) para hacer sus desmanes. Pero de igual forma esta corrompida hasta el tuétano la organización de fútbol, los dirigentes se preocupan única y exclusivamente en hacerse de dinero y el fin justifica los medios. Lo hacen por medio legales y también por medios ilegales. Si los estadios no se llenan y la promoción publicitaria cada vez es menor, de dónde sale tanto dinero para cubrir planillas. En América Latina los clubes de fútbol se han convertido en maquinarias de lavado de dinero y sería bueno investigar si Guatemala es la excepción o no. 
Lo más lamentable es que la muerte de Kevin quede impune o llegue a la detención de algunos de los integrantes demenciales de la turba delincuencial que lo asesinaron a sangre fría pero el problema de fondo no será tratado y más muertes serán el resultado. En mi opinión el campeonato se debió de haber suspendido, tal vez no indefinidamente pero por algunas jornadas, se debe exigir la renuncia de la dirigencia de la FEDEFUTG porque bajo sus narices se vio venir una situación como esta y no hicieron nada, se debe investigar a los principales dirigentes de las barras bravas, porque o están metidos en algo o saben quien fue y por último se debe romper toda relación de dirigentes de fútbol, jugadores y autoridades de gobierno con los violentos en el fútbol. Sin tolerancia cero entonces tendremos más Kevins en el país. 
@robertoantoniow