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El Gran Califato: pasado y presente

Redacción República
24 de agosto, 2014

Desde una visión geopolítica, el medio oriente exportó en tres ocasiones la religión a Europa. Entre el siglo 1 y 2 d.C. llegó el judaísmo a través de las migraciones y con la dispersión violenta de los judíos por parte de los romanos. Luego también se dio con el cristianismo cuando este se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano a finales del siglo 4 d.C. cuando su capital ya se encontraba en Constantinopla. Luego el islamismo que tuvo un auge después de la muerte de Mahoma en el año 632 d.C. y veinte años después ya era la religión dominante en todo el medio oriente, la península arábiga, el norte de África y lo que entonces era Persia (hoy Irán). 

Fue así como nació el concepto del Gran Califato con el llamado Califato de los Omeyas que para su disolución, a mediados del siglo 8, abarcaba no solo los territorios ya mencionados sino el toda el Asia central, una parte de lo que hoy es el Xinjiang chino y el sur de la península ibérica. Al contrario de otros imperios, este califato no se destacó por ser un poderío militar. 
Sin embargo, el Imperio Otomano establecido 550 años después sí lo fue. Fundado por Osmán el Grande, los otomanos retomaron la visión del califato deformando políticamente el concepto de guerra santa (que realmente es una guerra interna personal para no caer en la tentación del pecado) para expandir su imperio. La figura del califato cobró una visión política que dividía el imperio en diferentes centros de poder unidos por la religión y ‘las buenas armas’ como diría Maquiavelo. Con la disolución de este (1922) parecía que la separación entre iglesia y estado en el mundo árabe sería definitiva. 
El siglo XX vio nuevas expresiones políticas de unidad árabe florecer. Por un lado una Turquía occidentalizada de Mustafa Kemal y después la visión del panarabismo liderada por el jóven revolucionario egipto Gamal Abdel Nasser que buscaba unificar la región pero bajo gobiernos seculares. A esta visión se le une luego el movimiento político Ba´ath o Baaz que llega a tomar el poder en Irak con Saddam Hussein y Siria con Hafez al Assad. Mientras que el Reino de Arabia Saudita se presentaba al mundo como una monarquía moderna pero regida por la religión. Es en 1979 cuando retorna con mucha fuerza la visión teocrática con la revolución islámica en Irán. Así pues se intensifica la división chiita (Irán) y sunita (Arabia Saudita) que geopolíticamente busca reconstruir el Gran Califato como un balance contra occidente y sus intervenciones en la región, pero que hoy enfrentan a su rival más peligroso: el Estado Islámico. 
@robertoantoniow

El Gran Califato: pasado y presente

Redacción República
24 de agosto, 2014

Desde una visión geopolítica, el medio oriente exportó en tres ocasiones la religión a Europa. Entre el siglo 1 y 2 d.C. llegó el judaísmo a través de las migraciones y con la dispersión violenta de los judíos por parte de los romanos. Luego también se dio con el cristianismo cuando este se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano a finales del siglo 4 d.C. cuando su capital ya se encontraba en Constantinopla. Luego el islamismo que tuvo un auge después de la muerte de Mahoma en el año 632 d.C. y veinte años después ya era la religión dominante en todo el medio oriente, la península arábiga, el norte de África y lo que entonces era Persia (hoy Irán). 

Fue así como nació el concepto del Gran Califato con el llamado Califato de los Omeyas que para su disolución, a mediados del siglo 8, abarcaba no solo los territorios ya mencionados sino el toda el Asia central, una parte de lo que hoy es el Xinjiang chino y el sur de la península ibérica. Al contrario de otros imperios, este califato no se destacó por ser un poderío militar. 
Sin embargo, el Imperio Otomano establecido 550 años después sí lo fue. Fundado por Osmán el Grande, los otomanos retomaron la visión del califato deformando políticamente el concepto de guerra santa (que realmente es una guerra interna personal para no caer en la tentación del pecado) para expandir su imperio. La figura del califato cobró una visión política que dividía el imperio en diferentes centros de poder unidos por la religión y ‘las buenas armas’ como diría Maquiavelo. Con la disolución de este (1922) parecía que la separación entre iglesia y estado en el mundo árabe sería definitiva. 
El siglo XX vio nuevas expresiones políticas de unidad árabe florecer. Por un lado una Turquía occidentalizada de Mustafa Kemal y después la visión del panarabismo liderada por el jóven revolucionario egipto Gamal Abdel Nasser que buscaba unificar la región pero bajo gobiernos seculares. A esta visión se le une luego el movimiento político Ba´ath o Baaz que llega a tomar el poder en Irak con Saddam Hussein y Siria con Hafez al Assad. Mientras que el Reino de Arabia Saudita se presentaba al mundo como una monarquía moderna pero regida por la religión. Es en 1979 cuando retorna con mucha fuerza la visión teocrática con la revolución islámica en Irán. Así pues se intensifica la división chiita (Irán) y sunita (Arabia Saudita) que geopolíticamente busca reconstruir el Gran Califato como un balance contra occidente y sus intervenciones en la región, pero que hoy enfrentan a su rival más peligroso: el Estado Islámico. 
@robertoantoniow