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El viento del norte que empuja a los aviones

Redacción República
11 de febrero, 2015

MontrealCanadá | AFP |

El 8 de enero, cuando una violenta tormenta dejó sin electricidad a miles de británicos, el vuelo 114 de British Airways entre Nueva York – Londres duro sólo 05H16 horas, cuando normalmente toma cerca de siete horas.

El Boeing 777 coqueteó con la velocidad del sonido y superó el récord de travesía en el Atlántico Norte de este tipo de aparatos.

El jet-stream, también llamado corriente de chorro del polo norte, sopla de oeste a este. La fuerza de los vientos que ha soplado estas últimas semanas ha obligado a un número cada vez mayor de aviones que vienen de Europa, y que se ven cortos de combustible por el esfuerzo de ir contracorriente, a hacer paradas de reabastecimiento antes de llegar a su destino final.

El pequeño aeropuerto canadiende de Goose Bay, en el extremo este de Labrador y normalmente poco activo, ha tenido en diciembre y enero la visita de un número irregularmente alto de Airbus y Boeings obligados a cargar combustible.

Algunos días puede haber hasta diez aviones jumbo en la pista llenando el tanque al mismo tiempo, cuenta a la AFP el director de este aislado aeropuerto, Goronwy Price.

“Cuando el tiempo sufre episodios anómalos, recibimos un flujo continuo de aviones que se paran a buscar kerosene. Cuando hay buen tiempo, no los vemos”, resume Price.

Verdadero motor del clima en el hemisferio norte, el jet-stream normalmente es más fuerte en invierno porque esta corriente de altitud se forma por la diferencia en las temperaturas del Ártico y los trópicos. A la altitud de crucero de los aviones de línea, cerca de 10 Km sobre la superficie del mar, los vientos pueden superar los 300 Km/h.

Sin embargo, bajo el efecto del calentamiento climático generado por la actividad humana, el Ártico se calienta a gran velocidad; más rápido que otras partes del planeta. Y, según los científicos, el derretimiento de los hielos tiene, o tendrá, un efecto en el jet-stream.

– Atmósfera caótica –

A la vanguardia de la investigación sobre este fenómeno, Jennifer Francis, climatóloga de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey especializada en el Ártico, busca desde 2012 desarrollar las herramientas específicas para medir “la atmósfera caótica del jet-stream”.

En otoño pasado, expuso sus primeras observaciones y conclusiones a la Royal Society de Ciencias de Inglaterra. “El jet-stream ha sido anormalmente fuerte estos dos últimos inviernos, los ciclos meteorológicos ya no son regulares y se prevé que ocurrirá lo mismo en los próximos años”, observó Jennifer Francis.

Luego de 30 años de expediciones científicas al Ártico, la experta está convencida de que “el cambio extremadamente rápido” que se materializa con el derretimiento de los casquetes polares “tiene un efecto en el jet-stream”.

“Ciertos modelos muestran que su trayectoria podría cambiar y que su velocidad podría acelerarse en un clima más cálido”, explica a la AFP James Screen, experto en clima de la universidad británica de Exeter.

Autor de un artículo sobre el tema que será publicado en breve, Screen llamó a la prudencia: “Las observaciones actuales no son suficientes para identificar una tendencia”, porque la ubicación y el poder del jet-stream “varían mucho cada año”.

Por ahora, parece que el derretimiento de los hielos y sus consecuencias en el calentamiento de las temperaturas promedio del norte crean “un debilitamiento de las capas inferiores del jet-stream”, señaló Paul Williams, climatólogo de la Royal Society. Basta que los aviones vuelen a mayor altitud, comentó.

Williams afirma además que el calentamiento global se traducirá en un aumento de las turbulencias. “De aquí a 2050, el tiempo de vuelo se habrá duplicado a causa de las turbulencias”, advirtió.

El viento del norte que empuja a los aviones

Redacción República
11 de febrero, 2015

MontrealCanadá | AFP |

El 8 de enero, cuando una violenta tormenta dejó sin electricidad a miles de británicos, el vuelo 114 de British Airways entre Nueva York – Londres duro sólo 05H16 horas, cuando normalmente toma cerca de siete horas.

El Boeing 777 coqueteó con la velocidad del sonido y superó el récord de travesía en el Atlántico Norte de este tipo de aparatos.

El jet-stream, también llamado corriente de chorro del polo norte, sopla de oeste a este. La fuerza de los vientos que ha soplado estas últimas semanas ha obligado a un número cada vez mayor de aviones que vienen de Europa, y que se ven cortos de combustible por el esfuerzo de ir contracorriente, a hacer paradas de reabastecimiento antes de llegar a su destino final.

El pequeño aeropuerto canadiende de Goose Bay, en el extremo este de Labrador y normalmente poco activo, ha tenido en diciembre y enero la visita de un número irregularmente alto de Airbus y Boeings obligados a cargar combustible.

Algunos días puede haber hasta diez aviones jumbo en la pista llenando el tanque al mismo tiempo, cuenta a la AFP el director de este aislado aeropuerto, Goronwy Price.

“Cuando el tiempo sufre episodios anómalos, recibimos un flujo continuo de aviones que se paran a buscar kerosene. Cuando hay buen tiempo, no los vemos”, resume Price.

Verdadero motor del clima en el hemisferio norte, el jet-stream normalmente es más fuerte en invierno porque esta corriente de altitud se forma por la diferencia en las temperaturas del Ártico y los trópicos. A la altitud de crucero de los aviones de línea, cerca de 10 Km sobre la superficie del mar, los vientos pueden superar los 300 Km/h.

Sin embargo, bajo el efecto del calentamiento climático generado por la actividad humana, el Ártico se calienta a gran velocidad; más rápido que otras partes del planeta. Y, según los científicos, el derretimiento de los hielos tiene, o tendrá, un efecto en el jet-stream.

– Atmósfera caótica –

A la vanguardia de la investigación sobre este fenómeno, Jennifer Francis, climatóloga de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey especializada en el Ártico, busca desde 2012 desarrollar las herramientas específicas para medir “la atmósfera caótica del jet-stream”.

En otoño pasado, expuso sus primeras observaciones y conclusiones a la Royal Society de Ciencias de Inglaterra. “El jet-stream ha sido anormalmente fuerte estos dos últimos inviernos, los ciclos meteorológicos ya no son regulares y se prevé que ocurrirá lo mismo en los próximos años”, observó Jennifer Francis.

Luego de 30 años de expediciones científicas al Ártico, la experta está convencida de que “el cambio extremadamente rápido” que se materializa con el derretimiento de los casquetes polares “tiene un efecto en el jet-stream”.

“Ciertos modelos muestran que su trayectoria podría cambiar y que su velocidad podría acelerarse en un clima más cálido”, explica a la AFP James Screen, experto en clima de la universidad británica de Exeter.

Autor de un artículo sobre el tema que será publicado en breve, Screen llamó a la prudencia: “Las observaciones actuales no son suficientes para identificar una tendencia”, porque la ubicación y el poder del jet-stream “varían mucho cada año”.

Por ahora, parece que el derretimiento de los hielos y sus consecuencias en el calentamiento de las temperaturas promedio del norte crean “un debilitamiento de las capas inferiores del jet-stream”, señaló Paul Williams, climatólogo de la Royal Society. Basta que los aviones vuelen a mayor altitud, comentó.

Williams afirma además que el calentamiento global se traducirá en un aumento de las turbulencias. “De aquí a 2050, el tiempo de vuelo se habrá duplicado a causa de las turbulencias”, advirtió.