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Superar el “gueto burocrático”: a veinte años de la firma del AIDPI.

Redacción
01 de abril, 2015

Hoy se cumplen veinte años de la firma del Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, AIDPI. Si se expresara en equivalentes de tiempo en el calendario maya, esos veinte años serían un K’atun. Hemos llegado, entonces, al fin de un ciclo. En este ciclo que termina, han corrido ríos de tinta y se han redactado pomposos informes para referirse al “tema indígena”, pero seamos realistas y sinceros: poco de lo que establece el AIDPI se ha cumplido y la situación de los pueblos indígena no ha cambiado mucho con la firma de ese Acuerdo. Hay algunos avances, es verdad, pero hay cosas esenciales que siguen intactas y que es necesario discutirlas para construir Nación –con mayúscula-.

Haga un ejercicio: lo invito a que observe la lista de quienes firmaron el AIDPI y se dará cuenta que tan solo un indígena –el Lic. Manuel Salazar Tezagüic- fue uno de ellos, como parte de la Delegación del Gobierno de la República. Una pequeña muestra que las relaciones de representación y de poder de los pueblos indígenas, siempre ha sido limitada en ese tipo de procesos.

En el AIDPI se establecía que el Gobierno se comprometía a promover en el Organismo Legislativo reformas a la Constitución Política de la República, para el reconocimiento de la identidad del pueblo maya, garífuna y xinka “dentro de la unidad de la nación guatemalteca”. Es verdad que se han promovido ya varias propuestas de reformas a la Constitución en ese sentido, pero no han contado con el apoyo político necesario para hacerlas realidad. En este contexto, hoy en día, que se habla más en el discurso y debate político sobre “reforma del Estado” y reformas constitucionales, este será un elemento ineludible, por varias razones. No sólo porque es necesario construir un proyecto de Nación incluyente, sino porque los pueblos indígenas, como sujeto y actor político, tiene ya un nicho en el tablero del “juego político” y las proyecciones a futuro es que incrementarán su presencia y articulación social y territorial. La reforma del Estado y la “defensa del territorio” pueden ser elementos unificadores de un buen segmento del liderazgo indígena. El reto sería pasar del “liderazgo de élite y de salón” al “liderazgo de masas”, algo que parece estar ya avanzando, lento pero avanza…

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Respecto a las acciones de lucha contra la discriminación establecidas en el AIDPI hay algunos avances. Se ha tipificado la discriminación étnica como delito –artículo 202 bis del Código Penal-, se creó la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo contra los Pueblos Indígenas, la Defensoría de los Pueblos Indígenas en la PDH, la Defensoría de la Mujer Indígena, y una serie de instancias en el nivel de “Direcciones, Unidades, Viceministerios”, para atender, específicamente, asuntos relacionados a los derechos de los pueblos indígenas. Aunque todas estas acciones han tenido algún nivel de impacto positivo, el reto es visualizar la participación de actores de los pueblos indígenas en instituciones más estratégicas y de impacto nacional. La “institucionalidad indígena” como la conocemos hoy (FODIGUA, DEMI, CODISRA, ALMG y demás instancias “indígenas” en Ministerios, Secretaría de Estado, fondos sociales, etcétera) debe ser superada. El liderazgo indígena debe visualizar cuadros para instituciones claves como SAT, Portuarias, Junta Monetaria, BANGUAT, MINEX, Comisión Nacional de Energía Eléctrica, ANADIE, por mencionar algunas. Seguir pensando tan sólo en espacios como la actual “institucionalidad indígena”, sólo servirá para seguir legitimando “el gueto burocrático”. Hay que ir y competir por los espacios estratégicos, y eso solo se logrará con capacidad y liderazgo. Cuadros indígenas preparada hay y muchos. Quien diga lo contrario es un farsante. En este contexto, superar el “gueto burocrático” también es superar esa visión “folklórica” de crear instancias “solo para indígenas”… la discriminación positiva debe ser temporal no Ad eternum.

Aún queda mucho pendiente para el cumplimiento del AIDPI. En este contexto, es oportuno que las distintas expresiones del liderazgo indígena realicen un balance del cumplimiento y avances de dicho Acuerdo, pero más importante aún, tener un espacio para que visualicemos, escenarios de futuro de lo que será la Agenda de los Pueblos Indígenas, por ejemplo: ¿Qué medidas se esperan hacer avanzar en materia de derechos de los pueblos indígenas de cara al Bicentenario?

Superar el “gueto burocrático”: a veinte años de la firma del AIDPI.

Redacción
01 de abril, 2015

Hoy se cumplen veinte años de la firma del Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, AIDPI. Si se expresara en equivalentes de tiempo en el calendario maya, esos veinte años serían un K’atun. Hemos llegado, entonces, al fin de un ciclo. En este ciclo que termina, han corrido ríos de tinta y se han redactado pomposos informes para referirse al “tema indígena”, pero seamos realistas y sinceros: poco de lo que establece el AIDPI se ha cumplido y la situación de los pueblos indígena no ha cambiado mucho con la firma de ese Acuerdo. Hay algunos avances, es verdad, pero hay cosas esenciales que siguen intactas y que es necesario discutirlas para construir Nación –con mayúscula-.

Haga un ejercicio: lo invito a que observe la lista de quienes firmaron el AIDPI y se dará cuenta que tan solo un indígena –el Lic. Manuel Salazar Tezagüic- fue uno de ellos, como parte de la Delegación del Gobierno de la República. Una pequeña muestra que las relaciones de representación y de poder de los pueblos indígenas, siempre ha sido limitada en ese tipo de procesos.

En el AIDPI se establecía que el Gobierno se comprometía a promover en el Organismo Legislativo reformas a la Constitución Política de la República, para el reconocimiento de la identidad del pueblo maya, garífuna y xinka “dentro de la unidad de la nación guatemalteca”. Es verdad que se han promovido ya varias propuestas de reformas a la Constitución en ese sentido, pero no han contado con el apoyo político necesario para hacerlas realidad. En este contexto, hoy en día, que se habla más en el discurso y debate político sobre “reforma del Estado” y reformas constitucionales, este será un elemento ineludible, por varias razones. No sólo porque es necesario construir un proyecto de Nación incluyente, sino porque los pueblos indígenas, como sujeto y actor político, tiene ya un nicho en el tablero del “juego político” y las proyecciones a futuro es que incrementarán su presencia y articulación social y territorial. La reforma del Estado y la “defensa del territorio” pueden ser elementos unificadores de un buen segmento del liderazgo indígena. El reto sería pasar del “liderazgo de élite y de salón” al “liderazgo de masas”, algo que parece estar ya avanzando, lento pero avanza…

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Respecto a las acciones de lucha contra la discriminación establecidas en el AIDPI hay algunos avances. Se ha tipificado la discriminación étnica como delito –artículo 202 bis del Código Penal-, se creó la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo contra los Pueblos Indígenas, la Defensoría de los Pueblos Indígenas en la PDH, la Defensoría de la Mujer Indígena, y una serie de instancias en el nivel de “Direcciones, Unidades, Viceministerios”, para atender, específicamente, asuntos relacionados a los derechos de los pueblos indígenas. Aunque todas estas acciones han tenido algún nivel de impacto positivo, el reto es visualizar la participación de actores de los pueblos indígenas en instituciones más estratégicas y de impacto nacional. La “institucionalidad indígena” como la conocemos hoy (FODIGUA, DEMI, CODISRA, ALMG y demás instancias “indígenas” en Ministerios, Secretaría de Estado, fondos sociales, etcétera) debe ser superada. El liderazgo indígena debe visualizar cuadros para instituciones claves como SAT, Portuarias, Junta Monetaria, BANGUAT, MINEX, Comisión Nacional de Energía Eléctrica, ANADIE, por mencionar algunas. Seguir pensando tan sólo en espacios como la actual “institucionalidad indígena”, sólo servirá para seguir legitimando “el gueto burocrático”. Hay que ir y competir por los espacios estratégicos, y eso solo se logrará con capacidad y liderazgo. Cuadros indígenas preparada hay y muchos. Quien diga lo contrario es un farsante. En este contexto, superar el “gueto burocrático” también es superar esa visión “folklórica” de crear instancias “solo para indígenas”… la discriminación positiva debe ser temporal no Ad eternum.

Aún queda mucho pendiente para el cumplimiento del AIDPI. En este contexto, es oportuno que las distintas expresiones del liderazgo indígena realicen un balance del cumplimiento y avances de dicho Acuerdo, pero más importante aún, tener un espacio para que visualicemos, escenarios de futuro de lo que será la Agenda de los Pueblos Indígenas, por ejemplo: ¿Qué medidas se esperan hacer avanzar en materia de derechos de los pueblos indígenas de cara al Bicentenario?