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Llegar al poder sin trabajar.

Redacción
15 de abril, 2015

Alcanzar puestos de poder en una democracia demanda de convencer a dos auditorios distintos.  Uno son los ciudadanos des organizados, es decir, el voto popular, y otro los ciudadanos organizados, es decir, el voto de los buscadores de rentas.   Un equilibrio entre ambos es sanos.  El lenguaje de “public choice” habla que la demanda política se compone de los votantes y los grupos organizados; los cuales pueden ser grupos de interés, de presión, buscadores de rentas.  Típicamente son cámaras empresariales, sindicatos, grupos religiosos, organizaciones de mujeres, de profesionales, etc.

Un  lado de la demanda política son los ciudadanos des organizados, los cuales requieren de un esfuerzo muy grande de comunicación y organización para conquistar su voto,  el cual incluye; tiempo para llegar a visitarlos a cada barrio, colonia, aldea y caserío y recursos materiales para invertir en publicidad en medios masivos.   La campaña de boca en boca, o plan hormiga como se le conoce en el lenguaje político, demanda mucho tiempo y pocos recursos, y comúnmente no es suficiente para ganar una elección.  La comunicación masiva o publicidad, no permite compartir ideas profundas y completas, pero llega a un alto porcentaje de votantes, es costosa pero muchas veces necesaria para ganar una elección.

El trabajo de un político es conocer,  identificar y potencializar a los líderes de cada región, y así formar equipo para ejecutar futuros proyectos. Estos mismos líderes se convertirán en promotores para las contiendas electorales,  multiplicando el mensaje principal del líder del movimiento.   Se podría pensar en un efecto multiplicador en la transmisión del mensaje, reduciendo significativamente los costos de anunciarte en medios masivos, siempre que se aumente el tiempo que el líder le dedica a sus simpatizantes. Este grupo de personas puede ser el resultado de (partidos políticos): años de trabajo de un líder o grupo de líderes, puede ser usar las bases de un partido político o compararlos.  De nuevo este trabajo de buscar activistas se puede hacer sobre la mesa convenciéndolos o debajo de la mesa negociando prebendas (comprándoles).

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La otra parte de la demanda política son los ciudadanos organizados, que muchas veces ven en la política un acceso a leyes que les favorecen o acceso al presupuesto.  En ambos casos buscan beneficiarse de forma legal (aunque muchas veces no legítima), como los sindicatos  de los distintos ministerios, los proveedores del estado, los constructores,  las gremiales, etc.

La estrategia para ganar los votos de estos dos segmentos del mercado son completamente distintas.   Manuel Alcántara divide estas dos estrategias y las llama así:  política sobre la mesa para alcanzar a los votantes desorganizados y política debajo de la mesa para llegar los organizados.   Los desorganizados busca votar por quien les caiga mejor, por quien les ofrezca mejores soluciones a sus problemas, con quien sienten que comprende sus problemas, etc. (es un voto sentimental o irracional)  Los políticos para ganarse estos votos deben dar la cara, ir a debates, presentar propuestas, y sobre todo hacerlas creíbles.

Los votos de los organizados se ganan con propuestas que no pueden ser públicas, pues muchas veces restarían votos de los desorganizados.  Estos votos se buscan en reuniones a puertas cerradas, con ofertas que muchas veces encierran nuevos privilegios o promesas de mantener antiguas prebendas.  Una democracia o un sistema político electoral, donde las elecciones se ganen, principalmente buscando votos de grupos organizados, creo que es una democracia enferma.

Los estrategas de campañas políticas, hablan de ganar las elecciones incluso antes de que los ciudadanos acudan a votar.   Algunos ejemplos son, agenciándote de más financiamiento, debilitando a tus rivales,  prohibiendo que tus contendientes se inscriban, intimidándolos, etc.  Es decir, consiguiendo más apoyo debajo de la mesa.

Alcanzar el poder en democracia, demanda conocer y convencer a los dos grupos de votantes, mejorar la democracia demanda castigar los arreglos debajo de la mesa , y este castigo se logra en dos vías: cuando los ciudadanos entienda poco a poco el sistema y mejorando nuestro sistema de reglas.

Como ejemplo vemos lo que sucede en Guatemala: los partidos tienen razón al decir que no están llamando al voto, es decir, no han empezado una campaña que busque llegar a los votantes desorganizados, pero la campaña que busca llegar a los grupos organizados esta a todo vapor.   La presencia con vallas y pintura, busca mandar un mensaje claro a los futuros contendientes, “mejor no participen porque los partidos punteros tienen mucho dinero”. Mandan un mensaje claro a los líderes comunitarios, que apoyen a quien más dinero tiene, pues ese dinero da “mayor” probabilidad de ganar.   También vemos como los partidos compran candidatos, buscando con esto debilitar a sus rivales, los votantes no se enteran que  ofertas o pagos hay detrás de estos cambios, y se disfrazan en frases sin mucho sentido, “es por servir mejor a mi distrito”.

Otra técnica es usar las encuestas para manipular a los grupos organizados, pues en búsqueda de tener poder en la próxima elección negocian con quien, según las mediciones, tienen mas oportunidades de ganar.  Muchas veces los partidos que ostentan el poder, usan a instituciones como el órgano contralor o los juzgados, para no permitir que otros candidatos compitan o obligar a candidatos a que apoyen al partido oficial.  Todos esto es hacer política por debajo de la mesa.

Alcanzar el poder en democracia, demanda conocer y convencer a los dos grupos de votantes, mejorar la democracia demanda castigar los arreglos debajo de la mesa , y este castigo se logra cuando los ciudadanos entienda poco a poco el sistema y por supuesto eso permite mejorar nuestro sistema de reglas.

Llegar al poder sin trabajar.

Redacción
15 de abril, 2015

Alcanzar puestos de poder en una democracia demanda de convencer a dos auditorios distintos.  Uno son los ciudadanos des organizados, es decir, el voto popular, y otro los ciudadanos organizados, es decir, el voto de los buscadores de rentas.   Un equilibrio entre ambos es sanos.  El lenguaje de “public choice” habla que la demanda política se compone de los votantes y los grupos organizados; los cuales pueden ser grupos de interés, de presión, buscadores de rentas.  Típicamente son cámaras empresariales, sindicatos, grupos religiosos, organizaciones de mujeres, de profesionales, etc.

Un  lado de la demanda política son los ciudadanos des organizados, los cuales requieren de un esfuerzo muy grande de comunicación y organización para conquistar su voto,  el cual incluye; tiempo para llegar a visitarlos a cada barrio, colonia, aldea y caserío y recursos materiales para invertir en publicidad en medios masivos.   La campaña de boca en boca, o plan hormiga como se le conoce en el lenguaje político, demanda mucho tiempo y pocos recursos, y comúnmente no es suficiente para ganar una elección.  La comunicación masiva o publicidad, no permite compartir ideas profundas y completas, pero llega a un alto porcentaje de votantes, es costosa pero muchas veces necesaria para ganar una elección.

El trabajo de un político es conocer,  identificar y potencializar a los líderes de cada región, y así formar equipo para ejecutar futuros proyectos. Estos mismos líderes se convertirán en promotores para las contiendas electorales,  multiplicando el mensaje principal del líder del movimiento.   Se podría pensar en un efecto multiplicador en la transmisión del mensaje, reduciendo significativamente los costos de anunciarte en medios masivos, siempre que se aumente el tiempo que el líder le dedica a sus simpatizantes. Este grupo de personas puede ser el resultado de (partidos políticos): años de trabajo de un líder o grupo de líderes, puede ser usar las bases de un partido político o compararlos.  De nuevo este trabajo de buscar activistas se puede hacer sobre la mesa convenciéndolos o debajo de la mesa negociando prebendas (comprándoles).

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La otra parte de la demanda política son los ciudadanos organizados, que muchas veces ven en la política un acceso a leyes que les favorecen o acceso al presupuesto.  En ambos casos buscan beneficiarse de forma legal (aunque muchas veces no legítima), como los sindicatos  de los distintos ministerios, los proveedores del estado, los constructores,  las gremiales, etc.

La estrategia para ganar los votos de estos dos segmentos del mercado son completamente distintas.   Manuel Alcántara divide estas dos estrategias y las llama así:  política sobre la mesa para alcanzar a los votantes desorganizados y política debajo de la mesa para llegar los organizados.   Los desorganizados busca votar por quien les caiga mejor, por quien les ofrezca mejores soluciones a sus problemas, con quien sienten que comprende sus problemas, etc. (es un voto sentimental o irracional)  Los políticos para ganarse estos votos deben dar la cara, ir a debates, presentar propuestas, y sobre todo hacerlas creíbles.

Los votos de los organizados se ganan con propuestas que no pueden ser públicas, pues muchas veces restarían votos de los desorganizados.  Estos votos se buscan en reuniones a puertas cerradas, con ofertas que muchas veces encierran nuevos privilegios o promesas de mantener antiguas prebendas.  Una democracia o un sistema político electoral, donde las elecciones se ganen, principalmente buscando votos de grupos organizados, creo que es una democracia enferma.

Los estrategas de campañas políticas, hablan de ganar las elecciones incluso antes de que los ciudadanos acudan a votar.   Algunos ejemplos son, agenciándote de más financiamiento, debilitando a tus rivales,  prohibiendo que tus contendientes se inscriban, intimidándolos, etc.  Es decir, consiguiendo más apoyo debajo de la mesa.

Alcanzar el poder en democracia, demanda conocer y convencer a los dos grupos de votantes, mejorar la democracia demanda castigar los arreglos debajo de la mesa , y este castigo se logra en dos vías: cuando los ciudadanos entienda poco a poco el sistema y mejorando nuestro sistema de reglas.

Como ejemplo vemos lo que sucede en Guatemala: los partidos tienen razón al decir que no están llamando al voto, es decir, no han empezado una campaña que busque llegar a los votantes desorganizados, pero la campaña que busca llegar a los grupos organizados esta a todo vapor.   La presencia con vallas y pintura, busca mandar un mensaje claro a los futuros contendientes, “mejor no participen porque los partidos punteros tienen mucho dinero”. Mandan un mensaje claro a los líderes comunitarios, que apoyen a quien más dinero tiene, pues ese dinero da “mayor” probabilidad de ganar.   También vemos como los partidos compran candidatos, buscando con esto debilitar a sus rivales, los votantes no se enteran que  ofertas o pagos hay detrás de estos cambios, y se disfrazan en frases sin mucho sentido, “es por servir mejor a mi distrito”.

Otra técnica es usar las encuestas para manipular a los grupos organizados, pues en búsqueda de tener poder en la próxima elección negocian con quien, según las mediciones, tienen mas oportunidades de ganar.  Muchas veces los partidos que ostentan el poder, usan a instituciones como el órgano contralor o los juzgados, para no permitir que otros candidatos compitan o obligar a candidatos a que apoyen al partido oficial.  Todos esto es hacer política por debajo de la mesa.

Alcanzar el poder en democracia, demanda conocer y convencer a los dos grupos de votantes, mejorar la democracia demanda castigar los arreglos debajo de la mesa , y este castigo se logra cuando los ciudadanos entienda poco a poco el sistema y por supuesto eso permite mejorar nuestro sistema de reglas.