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Inversión pública se reduce, pero sube el pago de deuda

Allan Martinez
03 de diciembre, 2015

“Es un presupuesto inflado, los ingresos son irreales y están sobreestimados en Q2,000 millones. Hablan de más préstamos, lo cual significa más deuda y no van a lograr que se ejecute el presupuesto porque van a tener que contener el gasto. Espero que el (próximo) Presidente, con su equipo de trabajo, recorte rubros como plazas fantasmas y otros focos de corrupción. Esto se debería hacer en el primer año, además debe contener el gasto y planificar el presupuesto para 2017”, opina Ramón Parellada, del Centro de Estudios Económicos y Sociales (Cees).

En tanto, Abelardo Medina, del Icefi, considera que el nuevo Gobierno debe fortalecer a la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) y combatir la corrupción si pretende alcanzar la meta de recaudación de Q54,555 millones, lo cual es un primer paso para contar con recursos que permitan cumplir con lo mínimo establecido en el presupuesto aprobado por el Legislativo.

Añade que combatir la evasión y reducir algunas exenciones fiscales también ayudará a subir los ingresos tributarios.

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“Si el nuevo gobierno mejora la recaudación, reduce la evasión y fortalece la SAT, podrá contar con algún dinero disponible para hacer sus planes. Además debe combatir la corrupción frontalmente, mediante la eliminación de plazas fantasmas, licitaciones anómalas y compadrazgos”, señala Medina.

Sin control

El economista Édgar Balsells lamenta el desorden con el cual se maneja el presupuesto del Estado porque cuando se opera no refleja la visión de planes multianuales, como los previstos en la Ley Orgánica del Presupuesto y menos se consideran los estudios estratégicos en las cuales se invirtieron millones de quetzales, recursos humanos y valiosos aportes de profesionales con enfoques de largo plazo.

“Otro tema de alarma es la grandísima cantidad manejada en los Consejos de Desarrollo, fondos sociales y municipalidades. De los más de Q13,000 millones de inversión, Q10,000 millones los usan con total discrecionalidad, sin la interacción con el Plan de Desarrollo Katún, entonces la inversión no tiene efectos multiplicadores porque no hay un esquema jerarquizado de inversiones complementarias en varios años. Esto nos permite deducir que fue un presupuesto hecho a la carrera y sin planeación”, agrega Balsells.

 Sin cuentas claras

Medina enfatiza que aparte de las debilidades señaladas, el actual esquema fiscal no establece una “rendición de cuentas efectiva”.

“No se sabe cuáles fueron los resultados de la utilización de los recursos públicos. En temas como la pobreza, el analfabetismo y la nutrición se han dado habido pequeñas variaciones. Seguimos teniendo los mismos problemas de migración y así podemos seguir enumerando. Los resultados del presupuestos 2015 son pírricos. No tenemos una mejora significativa en la mejoría de vida de los guatemaltecos. No estamos viendo mejoras de largo plazo. No hay mejora en las condiciones de vida, económica o de seguridad de los guatemaltecos”, expone el economista.

“Necesitamos un sistema de indicadores que muestre qué se está haciendo por parte de las instituciones. Cuando se empiece a percibir que los recursos están siendo bien utilizados, cuando se note que los resultados del país van mejorando, la actitud del ciudadano, aunque no de todos, será pagar sus impuestos”, concluye el analista de Icefi.

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“Es un presupuesto inflado, los ingresos son irreales y están sobreestimados en Q2,000 millones. Hablan de más préstamos, lo cual significa más deuda y no van a lograr que se ejecute el presupuesto porque van a tener que contener el gasto. Espero que el (próximo) Presidente, con su equipo de trabajo, recorte rubros como plazas fantasmas y otros focos de corrupción. Esto se debería hacer en el primer año, además debe contener el gasto y planificar el presupuesto para 2017”, opina Ramón Parellada, del Centro de Estudios Económicos y Sociales (Cees).

En tanto, Abelardo Medina, del Icefi, considera que el nuevo Gobierno debe fortalecer a la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) y combatir la corrupción si pretende alcanzar la meta de recaudación de Q54,555 millones, lo cual es un primer paso para contar con recursos que permitan cumplir con lo mínimo establecido en el presupuesto aprobado por el Legislativo.

Añade que combatir la evasión y reducir algunas exenciones fiscales también ayudará a subir los ingresos tributarios.

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“Si el nuevo gobierno mejora la recaudación, reduce la evasión y fortalece la SAT, podrá contar con algún dinero disponible para hacer sus planes. Además debe combatir la corrupción frontalmente, mediante la eliminación de plazas fantasmas, licitaciones anómalas y compadrazgos”, señala Medina.

Sin control

El economista Édgar Balsells lamenta el desorden con el cual se maneja el presupuesto del Estado porque cuando se opera no refleja la visión de planes multianuales, como los previstos en la Ley Orgánica del Presupuesto y menos se consideran los estudios estratégicos en las cuales se invirtieron millones de quetzales, recursos humanos y valiosos aportes de profesionales con enfoques de largo plazo.

“Otro tema de alarma es la grandísima cantidad manejada en los Consejos de Desarrollo, fondos sociales y municipalidades. De los más de Q13,000 millones de inversión, Q10,000 millones los usan con total discrecionalidad, sin la interacción con el Plan de Desarrollo Katún, entonces la inversión no tiene efectos multiplicadores porque no hay un esquema jerarquizado de inversiones complementarias en varios años. Esto nos permite deducir que fue un presupuesto hecho a la carrera y sin planeación”, agrega Balsells.

 Sin cuentas claras

Medina enfatiza que aparte de las debilidades señaladas, el actual esquema fiscal no establece una “rendición de cuentas efectiva”.

“No se sabe cuáles fueron los resultados de la utilización de los recursos públicos. En temas como la pobreza, el analfabetismo y la nutrición se han dado habido pequeñas variaciones. Seguimos teniendo los mismos problemas de migración y así podemos seguir enumerando. Los resultados del presupuestos 2015 son pírricos. No tenemos una mejora significativa en la mejoría de vida de los guatemaltecos. No estamos viendo mejoras de largo plazo. No hay mejora en las condiciones de vida, económica o de seguridad de los guatemaltecos”, expone el economista.

“Necesitamos un sistema de indicadores que muestre qué se está haciendo por parte de las instituciones. Cuando se empiece a percibir que los recursos están siendo bien utilizados, cuando se note que los resultados del país van mejorando, la actitud del ciudadano, aunque no de todos, será pagar sus impuestos”, concluye el analista de Icefi.