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Reforma Agraria, ¡ya!

Redacción
05 de diciembre, 2015

Por José Carlos Ortega S.C.

El Código de Trabajo establece el método de puesta de acuerdo entre los representantes de los trabajadores, los patronos (SIC) o empresarios, y del gobierno para establecer año con año la revisión al salario mínimo. Lo han venido realizando con prontitud en las últimas dos décadas. Hay mucho qué analizar respecto a la competitividad, productividad, libertad contractual, legalidad y de los resultados sobre la reducción del desempleo, sobre la moral y respeto a la ley, y su definición como componente para la reducción de la pobreza.
No pretendo mas que hacer una pequeña referencia sobre el salario mínimo para actividades agrícolas, que ya desde el año 2009 no tiene diferencia con el salario mínimo no agrícola, mas lo guarda aún con el salario mínimo para actividades de maquila y exportadoras.
Pretendo dejar claro que el salario mínimo no debiera ser la aspiración para un gran número de guatemaltecos, sino el mínimo, para aquellas actividades consideradas de menor capacidad y necesidad de competencias del trabajador. Que la aspiración debe ser ganar mucho más, riqueza, para tener suficiente y más. También, reconozco la incapacidad de llenar las necesidades básicas de una familia, a veces medida por la mal llamada canasta básica, con un y solo un, salario mínimo.
No creo que nuestro actual sistema de acuerdo, o imposición gubernamental sobre el salario mínimo, cumpla con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, que disminuya la pobreza, y que por el contrario genera más desempleo, lleva a la informalidad, al desaliento de las instituciones y a la terrible degradación moral, por el hecho de que muchos no paguen el mismo, y al igual que en la teoría de los cristales rotos, ya violada una norma, pueda violar otras.
Por el contrario, he observado que muchas empresas que valoran el capital humano, y las curvas de aprendizaje, tienen para muchos de sus colaboradores salarios y beneficios superiores a los que impone la ley, y que al recibir constantes incrementos a sus costos, incluyendo salarios mínimos, terminan tercerizando o subcontratando y el empleado es el que ve su compensación disminuida.
En el año 1995 el salario mínimo en el campo era de Q14.50, en el año 2015 es de Q78.72 más Q8.33 de otro equivocado bono-incentivo. Es decir, que en 21 años, ¡el incremento ha sido de nada menos que el 500%! Entonces, si fuera así, debiéramos afirmar, que las familias más pobres en Guatemala, reciben al menos 5 veces más dinero que hace 21 años. Y el costo de vida no ha subido 5 veces desde 1995. Otra pregunta que nos debemos hacer es si los productos y servicios nacionales se han incrementado en 500% en estos últimos 21 años. ¡Tampoco! A veces, al contrario. ¿Las nuevas empresas, como los “call centers” van a lograr mantener ese paso? Estamos luchando para que se decreten lesivos varios pactos colectivos de trabajo en instituciones públicas, como en los Ministerios de Educación y Salud Pública, en el Congreso, porque decretan aumentos de 10% anual para buenos, corruptos y malos trabajadores. Ningún presupuesto alcanza para eso. En el caso de las empresas agrícolas, y otras, tampoco.

El diseño, de incrementar el salario mínimo de una forma abusiva, sin tomar en cuenta la capacidad de pago de las empresas, tal y como lo establece la ley, sólo lleva al cierre de empresas y abandono de cultivos, disminución de los contratos formales de trabajo, al desempleo, a formas alternas de contrato por “cuadrillas” que limitan los beneficios e incrementan costos para el trabajador, a pasar a la ilegalidad y desvalorizarme, y por último, al cambio de propiedad, ya sea por la venta de tierra a nuevos propietarios que la utilizarán sólo para su subsistencia, con grandes brechas en productividad, eficiencia y deterioro al medio ambiente, y a las grandes extensiones de monocultivo, sumamente tecnificadas, con poco empleo, a veces deterioro al medio ambiente, disminuyendo la biodiversidad, etc. El cambio de propiedad de la tierra se está dando, lastimosamente no para generar mucha riqueza para muchos, sino concentrada y en otras solo subsistencia. Los diseños de leyes bien intencionadas, pero poco pensadas, analizadas, investigadas tienen resultados equivocados.

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05 de diciembre, 2015

Por José Carlos Ortega S.C.

El Código de Trabajo establece el método de puesta de acuerdo entre los representantes de los trabajadores, los patronos (SIC) o empresarios, y del gobierno para establecer año con año la revisión al salario mínimo. Lo han venido realizando con prontitud en las últimas dos décadas. Hay mucho qué analizar respecto a la competitividad, productividad, libertad contractual, legalidad y de los resultados sobre la reducción del desempleo, sobre la moral y respeto a la ley, y su definición como componente para la reducción de la pobreza.
No pretendo mas que hacer una pequeña referencia sobre el salario mínimo para actividades agrícolas, que ya desde el año 2009 no tiene diferencia con el salario mínimo no agrícola, mas lo guarda aún con el salario mínimo para actividades de maquila y exportadoras.
Pretendo dejar claro que el salario mínimo no debiera ser la aspiración para un gran número de guatemaltecos, sino el mínimo, para aquellas actividades consideradas de menor capacidad y necesidad de competencias del trabajador. Que la aspiración debe ser ganar mucho más, riqueza, para tener suficiente y más. También, reconozco la incapacidad de llenar las necesidades básicas de una familia, a veces medida por la mal llamada canasta básica, con un y solo un, salario mínimo.
No creo que nuestro actual sistema de acuerdo, o imposición gubernamental sobre el salario mínimo, cumpla con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, que disminuya la pobreza, y que por el contrario genera más desempleo, lleva a la informalidad, al desaliento de las instituciones y a la terrible degradación moral, por el hecho de que muchos no paguen el mismo, y al igual que en la teoría de los cristales rotos, ya violada una norma, pueda violar otras.
Por el contrario, he observado que muchas empresas que valoran el capital humano, y las curvas de aprendizaje, tienen para muchos de sus colaboradores salarios y beneficios superiores a los que impone la ley, y que al recibir constantes incrementos a sus costos, incluyendo salarios mínimos, terminan tercerizando o subcontratando y el empleado es el que ve su compensación disminuida.
En el año 1995 el salario mínimo en el campo era de Q14.50, en el año 2015 es de Q78.72 más Q8.33 de otro equivocado bono-incentivo. Es decir, que en 21 años, ¡el incremento ha sido de nada menos que el 500%! Entonces, si fuera así, debiéramos afirmar, que las familias más pobres en Guatemala, reciben al menos 5 veces más dinero que hace 21 años. Y el costo de vida no ha subido 5 veces desde 1995. Otra pregunta que nos debemos hacer es si los productos y servicios nacionales se han incrementado en 500% en estos últimos 21 años. ¡Tampoco! A veces, al contrario. ¿Las nuevas empresas, como los “call centers” van a lograr mantener ese paso? Estamos luchando para que se decreten lesivos varios pactos colectivos de trabajo en instituciones públicas, como en los Ministerios de Educación y Salud Pública, en el Congreso, porque decretan aumentos de 10% anual para buenos, corruptos y malos trabajadores. Ningún presupuesto alcanza para eso. En el caso de las empresas agrícolas, y otras, tampoco.

El diseño, de incrementar el salario mínimo de una forma abusiva, sin tomar en cuenta la capacidad de pago de las empresas, tal y como lo establece la ley, sólo lleva al cierre de empresas y abandono de cultivos, disminución de los contratos formales de trabajo, al desempleo, a formas alternas de contrato por “cuadrillas” que limitan los beneficios e incrementan costos para el trabajador, a pasar a la ilegalidad y desvalorizarme, y por último, al cambio de propiedad, ya sea por la venta de tierra a nuevos propietarios que la utilizarán sólo para su subsistencia, con grandes brechas en productividad, eficiencia y deterioro al medio ambiente, y a las grandes extensiones de monocultivo, sumamente tecnificadas, con poco empleo, a veces deterioro al medio ambiente, disminuyendo la biodiversidad, etc. El cambio de propiedad de la tierra se está dando, lastimosamente no para generar mucha riqueza para muchos, sino concentrada y en otras solo subsistencia. Los diseños de leyes bien intencionadas, pero poco pensadas, analizadas, investigadas tienen resultados equivocados.

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