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Congreso de diletantes

Betty Marroquin
16 de diciembre, 2015

Legislar es fundamental para el desarrollo.  Legislar es fundamental para vivir en sociedad. No existe un país en el mundo que funcione sin leyes, y dudo que exista algún día.  El problema es entonces que quién legisla tiene una responsabilidad enorme y la tarea dantesca de hacer un trabajo óptimo, ético y eficiente.  Los legisladores deben tener una visión clara de país, deben ver a corto y a largo plazo, tener perspectiva macro y micro, y debieran tener alguna experiencia en el sector productivo. Creo que para comprender realmente lo que implica funcionar en el sector privado es necesario haber vivido lo que es la responsabilidad de producir, pagar deudas, correr riesgos, ser creativos y proactivos.

Obviamente, lo que describo arriba dista mucho de la realidad nacional. Exceptuando contadas excepciones, tenemos un congreso conformado por una mayoría de gente improvisada, gente que no tiene mayor preparación (tener un título universitario no es garantía de que la persona haya dejado que la universidad “pase por ellos” y se han limitado a “pasar por la universidad”), sin concepto de ética, sin visión de país (excepto para su propio peculio), y evidentemente sin interés alguno en trabajar por Guatemala. Prueba de ello es que no hayan aprobado la “Ley Emergente de Empleo” y con ello puesto en problemas a uno de los rubros productivos más importantes del país.   Me refiero en especial a la industria del vestuario que genera 1600 millones de dólares en divisas, pagando los impuestos de Ley, generando empleo estable para miles de personas y con ello, una oportunidad de vida estable para miles de familias.  Representa el 2.1% del Producto Interno Bruto, que no es poco.  Me pregunto, según los ilustres diputados de nuestro congreso, ¿podemos darnos el lujo de permitir que los inversionistas del rubro se muden a Honduras, a Nicaragua o a Costa Rica?

Como no podemos por ahora depurar el Congreso, cambiar la Ley Electoral y de Partidos Políticos en forma sustantiva (no aprobar un mamarracho mediocre sólo por decir que aprobaron algo), iniciemos porque las autoridades competentes no permitan que tomen posesión de sus curules los que están bajo investigación el 14 a las 14.

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El 2016 será un reto enorme, que debemos afrontar con valor, pero también con voluntad, visión a corto y largo plazo, y con amor a Guatemala.

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Obviamente, lo que describo arriba dista mucho de la realidad nacional. Exceptuando contadas excepciones, tenemos un congreso conformado por una mayoría de gente improvisada, gente que no tiene mayor preparación (tener un título universitario no es garantía de que la persona haya dejado que la universidad “pase por ellos” y se han limitado a “pasar por la universidad”), sin concepto de ética, sin visión de país (excepto para su propio peculio), y evidentemente sin interés alguno en trabajar por Guatemala. Prueba de ello es que no hayan aprobado la “Ley Emergente de Empleo” y con ello puesto en problemas a uno de los rubros productivos más importantes del país.   Me refiero en especial a la industria del vestuario que genera 1600 millones de dólares en divisas, pagando los impuestos de Ley, generando empleo estable para miles de personas y con ello, una oportunidad de vida estable para miles de familias.  Representa el 2.1% del Producto Interno Bruto, que no es poco.  Me pregunto, según los ilustres diputados de nuestro congreso, ¿podemos darnos el lujo de permitir que los inversionistas del rubro se muden a Honduras, a Nicaragua o a Costa Rica?

Como no podemos por ahora depurar el Congreso, cambiar la Ley Electoral y de Partidos Políticos en forma sustantiva (no aprobar un mamarracho mediocre sólo por decir que aprobaron algo), iniciemos porque las autoridades competentes no permitan que tomen posesión de sus curules los que están bajo investigación el 14 a las 14.

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