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El despertar de la República

Allan Martinez
20 de diciembre, 2015

Aquello era improbable. Incluso los anuncios de la manifestación de “Renuncia Ya”, previo al 25 de abril. Era imposible que una convocatoria por redes sociales pudiera reunir a no más de 3 mil personas en la Plaza de la Constitución para protestar por aquel escándalo de corrupción.

Y es que como otras veces, el pulso contra la corrupción siempre era ganado antes por las autoridades. Conocían lo apático del chapín y se aprovechaban. Nunca tomaron en cuenta que un anuncio en Facebook con el hashtag RenunciaYa en el que invitaba a todos los guatemaltecos de manera espontánea a participar en la marcha para exigír la renuncia del presidente Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti por la leve sospecha de que pertenecían a “La Línea”, tuviera algún efecto. Cifras millonarias no oficiales de lo defraudado se tiraban entre usuarios. La indignación crecía y cabezas debían rodar. Un: “Basta Ya”, retumbó en la ciudadanía. Y el gigante dormido, por fin, despertó.

La condena de la ciudadanía fue del tamaño del enojo. Cerca de 40 mil guatemaltecos acudieron al llamado. Desde hace 70 años la plaza no se poblaba de tantos indignados. Todos se unieron para decir un rotundo: basta ya. Niños, jóvenes, adultos, abuelos marchaban para detener a gritos la tragedia de este país y por fin decían. La marcha de aquel 25 de abril fue tildada de histórica y se avizoraba una revolución, sin violencia, sin balas, sin miedo. La entonación del Himno Nacional a plaza llena es algo que muchos guatemaltecos guardan con emoción. Una fiesta cívica.

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En los departamentos la convocatoria también fue contestada. Organizaciones indígenas, ciudadanos sencillos salieron con carteles, banderas, repudios a punta de gritos para exigir la salida de las autoridades. Guatemala entera estaba harta.

Por primera vez en mucho tiempo y, fuera de la pose publicitaria, se sentía bien ser guatemalteco. Otro viento acariciaba la capital. El repudio tuvo eco en los medios de comunicación independientes. Todos tildaron de histórica la manifestación. Al fin tenía valor ser un guatemalteco que caminaba con el puro amor a su país bajo el brazo.

La primera victoria ciudadana llegó el viernes 8 de mayo cuando el presidente Otto Pérez informaba: “hace unos momentos he sido notificado de la renuncia de la vicepresidenta Roxana Baldetti Elías”. Una manifestación espontánea de celebración se reunió en la Plaza de la Constitución. “Otto seguís vos”, vitoreaban.

La clase política tradicional incrédula intentó por todos los medios demeritar aquel esfuerzo. Los partidos políticos tiraban cifras para asustar y amedrentar. “Solo son 40 mil los que marcharon. Nosotros reunimos 100 mil mañana en la plaza”, decían los políticos de corbata roja.

Manuel Baldizón candidato de Lider quien unos meses antes había lanzado su campaña de expectación presidencial con el slogan “Le toca”, rápido fue volteado por la ciudadanía con el hashtag #NotetocaBladizón.

La ciudadanía tenía otro deseo a su rosario de exigencias y ese era que Baldizón no llegara a la presidencia pese a su alta popularidad en las encuestas.

Otra vez el movimiento Renuncia Ya convocó a una nueva manifestación para el 16 de mayo y nuevamente la ciudadanía respondió. Ahora estudiantes universitarios, organizaciones empresariales y sociedad civil marchaban contra la corrupción. Una fuerte lluvia cayó en la Plaza pero eso no impidió lavar la indignación de 30 mil guatemaltecos en la capital que entonaban, nuevamente, el himno nacional. Fue conmovedor el parque central de Xela y escuchar como unos 5 mil quetzaltecos cantaban “Luna de Xelajú”. El movimiento social se hacía sentir y la clase política no tenía una respuesta convincente más que dinero y almuerzos para intentar disuadir a los ciudadanos. Sabían muy bien que todo había cambiado y que todo eso lo provocaron ellos mismos.

Con el paso del tiempo más organizaciones civiles participaban en las manifestaciones. Directivos de CACIF, estudiantes de universidades, colectivos de arte, cámaras empresariales, medios de comunicación independientes, Protestarte, Fundesa, Organizaciones indígenas y campesinas, CODECA, CNOC, UVOC, todos en contra de la clase política y sus dirigentes. La sociedad también mostraba su apoyo incondicional a la labor del Ministerio Público en especial a la Fiscal General Thelma Aldana y la Comisión Internacional, Contra la Impunidad en Guatemala encabezada por el Iván Velásquez.

Las protestas también se enfocaron en los diputados complacientes con el partido gobernante. El legislativo que por aquellos momentos celebraba con cinismo cómplice su luna de miel entre el partido Lider y el Partido Patriota despertó un desprecio rabioso entre los ciudadanos. Los guatemaltecos exigían la depuración de los legisladores y exigían la aprobación de la Ley Electoral y de Partidos Políticos la cual ponía fin a la hegemonía de caciques entronizados en el congreso desde hacía 20 años, limitándolos a 2 períodos y sin poder cambiarse de partido.

El Movimiento Cívico Nacional fue el más activo en exigir la depuración de los diputados que tenían tachas y contratos con el estado adueñándose de un tercio del presupuesto nacional destinado a obra gris.

La presión para la renuncia de Otto Pérez Molina era tal que en cada conferencia de prensa que daba siempre se le preguntaba si iba a renunciar y su respuesta negativa era respaldada por el idilio de Lider y PP en el Congreso.

Hubo un momento en que la fe de la ciudadanía flaqueó porque no se producía ninguna captura y, de pronto, se anunció la captura de Roxana Baldetti. El fervor ciudadano se recuperó. La noche del 21 de agosto quema de cuetes y manifestaciones espontáneas aparecieron por todo el país para celebrar la captura de la exfuncionaria.

Días antes de la captura se anunció un Paro Nacional convocado por toda la sociedad. Universidades, comercios, mercados cantonales, centros comerciales, colegios privados y públicos anunciaron por redes sociales que cerraban sus instalaciones para apoyar la multitudinaria manifestación. Cada bloque de manifestantes que se encontraban en las calles se saludaban entre todos y después se encaminaban rumbo a la Plaza. La población tomó todas las precauciones. Se avisaba que había infiltrados y que delincuentes fueron contratados para amedrentar a los manifestantes. Todo fue falso. No hubo ni policías, ni ejército, ni ladrones, ni mareros, ni políticos; nada de eso. Solo 100 mil ciudadanos que reventaron la plaza por amor a un país.

Guatemaltecos que vivían en otros países posteaban fotos con la frase Renuncia ya OPM. Trabajadores que no pudieron salir de sus lugares de trabajo posteaban fotos con frases de protesta y así, miles más. La solidaridad de nuestros vecinos: México, El Salvador, Honduras, Nicaragua. Entidades internacionales como la Organización de Estados Americanos proclamaban a los cuatro vientos que Guatemala era un ejemplo de democracia. El empoderamiento social del guatemalteco jamás fue tan fuerte y determinante.

Otto Pérez Molina disminuido, necio y enfadado habló en cadena nacional tres días después para anunciar con ley sometida que no renunciaría. Invocaba a la “Guatemala Profunda” para que lo defendiera. Los sindicatos de salud y educación se plantaron frente al Congreso para que este no no conociera el proceso de antejuicio contra Otto Pérez Molina.

Jóvenes del Movimiento Cívico Nacional entregó rosas y agua a todos los manifestantes y crearon un camino para que los diputados entraran al hemiciclo. Toda aquella resistencia gubernamental de texto feudal y represivo se desmoronó en segundo. Los diputados no tuvieron otra salida que quitarle la inmunidad al presidente y someterlo a la suerte de la justicia. Afuera una explosión de alegría. La ciudadanía había triunfado. Guatemala dormía feliz y orgullosa. Al fin despertó la República.

El despertar de la República

Allan Martinez
20 de diciembre, 2015

Aquello era improbable. Incluso los anuncios de la manifestación de “Renuncia Ya”, previo al 25 de abril. Era imposible que una convocatoria por redes sociales pudiera reunir a no más de 3 mil personas en la Plaza de la Constitución para protestar por aquel escándalo de corrupción.

Y es que como otras veces, el pulso contra la corrupción siempre era ganado antes por las autoridades. Conocían lo apático del chapín y se aprovechaban. Nunca tomaron en cuenta que un anuncio en Facebook con el hashtag RenunciaYa en el que invitaba a todos los guatemaltecos de manera espontánea a participar en la marcha para exigír la renuncia del presidente Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti por la leve sospecha de que pertenecían a “La Línea”, tuviera algún efecto. Cifras millonarias no oficiales de lo defraudado se tiraban entre usuarios. La indignación crecía y cabezas debían rodar. Un: “Basta Ya”, retumbó en la ciudadanía. Y el gigante dormido, por fin, despertó.

La condena de la ciudadanía fue del tamaño del enojo. Cerca de 40 mil guatemaltecos acudieron al llamado. Desde hace 70 años la plaza no se poblaba de tantos indignados. Todos se unieron para decir un rotundo: basta ya. Niños, jóvenes, adultos, abuelos marchaban para detener a gritos la tragedia de este país y por fin decían. La marcha de aquel 25 de abril fue tildada de histórica y se avizoraba una revolución, sin violencia, sin balas, sin miedo. La entonación del Himno Nacional a plaza llena es algo que muchos guatemaltecos guardan con emoción. Una fiesta cívica.

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En los departamentos la convocatoria también fue contestada. Organizaciones indígenas, ciudadanos sencillos salieron con carteles, banderas, repudios a punta de gritos para exigir la salida de las autoridades. Guatemala entera estaba harta.

Por primera vez en mucho tiempo y, fuera de la pose publicitaria, se sentía bien ser guatemalteco. Otro viento acariciaba la capital. El repudio tuvo eco en los medios de comunicación independientes. Todos tildaron de histórica la manifestación. Al fin tenía valor ser un guatemalteco que caminaba con el puro amor a su país bajo el brazo.

La primera victoria ciudadana llegó el viernes 8 de mayo cuando el presidente Otto Pérez informaba: “hace unos momentos he sido notificado de la renuncia de la vicepresidenta Roxana Baldetti Elías”. Una manifestación espontánea de celebración se reunió en la Plaza de la Constitución. “Otto seguís vos”, vitoreaban.

La clase política tradicional incrédula intentó por todos los medios demeritar aquel esfuerzo. Los partidos políticos tiraban cifras para asustar y amedrentar. “Solo son 40 mil los que marcharon. Nosotros reunimos 100 mil mañana en la plaza”, decían los políticos de corbata roja.

Manuel Baldizón candidato de Lider quien unos meses antes había lanzado su campaña de expectación presidencial con el slogan “Le toca”, rápido fue volteado por la ciudadanía con el hashtag #NotetocaBladizón.

La ciudadanía tenía otro deseo a su rosario de exigencias y ese era que Baldizón no llegara a la presidencia pese a su alta popularidad en las encuestas.

Otra vez el movimiento Renuncia Ya convocó a una nueva manifestación para el 16 de mayo y nuevamente la ciudadanía respondió. Ahora estudiantes universitarios, organizaciones empresariales y sociedad civil marchaban contra la corrupción. Una fuerte lluvia cayó en la Plaza pero eso no impidió lavar la indignación de 30 mil guatemaltecos en la capital que entonaban, nuevamente, el himno nacional. Fue conmovedor el parque central de Xela y escuchar como unos 5 mil quetzaltecos cantaban “Luna de Xelajú”. El movimiento social se hacía sentir y la clase política no tenía una respuesta convincente más que dinero y almuerzos para intentar disuadir a los ciudadanos. Sabían muy bien que todo había cambiado y que todo eso lo provocaron ellos mismos.

Con el paso del tiempo más organizaciones civiles participaban en las manifestaciones. Directivos de CACIF, estudiantes de universidades, colectivos de arte, cámaras empresariales, medios de comunicación independientes, Protestarte, Fundesa, Organizaciones indígenas y campesinas, CODECA, CNOC, UVOC, todos en contra de la clase política y sus dirigentes. La sociedad también mostraba su apoyo incondicional a la labor del Ministerio Público en especial a la Fiscal General Thelma Aldana y la Comisión Internacional, Contra la Impunidad en Guatemala encabezada por el Iván Velásquez.

Las protestas también se enfocaron en los diputados complacientes con el partido gobernante. El legislativo que por aquellos momentos celebraba con cinismo cómplice su luna de miel entre el partido Lider y el Partido Patriota despertó un desprecio rabioso entre los ciudadanos. Los guatemaltecos exigían la depuración de los legisladores y exigían la aprobación de la Ley Electoral y de Partidos Políticos la cual ponía fin a la hegemonía de caciques entronizados en el congreso desde hacía 20 años, limitándolos a 2 períodos y sin poder cambiarse de partido.

El Movimiento Cívico Nacional fue el más activo en exigir la depuración de los diputados que tenían tachas y contratos con el estado adueñándose de un tercio del presupuesto nacional destinado a obra gris.

La presión para la renuncia de Otto Pérez Molina era tal que en cada conferencia de prensa que daba siempre se le preguntaba si iba a renunciar y su respuesta negativa era respaldada por el idilio de Lider y PP en el Congreso.

Hubo un momento en que la fe de la ciudadanía flaqueó porque no se producía ninguna captura y, de pronto, se anunció la captura de Roxana Baldetti. El fervor ciudadano se recuperó. La noche del 21 de agosto quema de cuetes y manifestaciones espontáneas aparecieron por todo el país para celebrar la captura de la exfuncionaria.

Días antes de la captura se anunció un Paro Nacional convocado por toda la sociedad. Universidades, comercios, mercados cantonales, centros comerciales, colegios privados y públicos anunciaron por redes sociales que cerraban sus instalaciones para apoyar la multitudinaria manifestación. Cada bloque de manifestantes que se encontraban en las calles se saludaban entre todos y después se encaminaban rumbo a la Plaza. La población tomó todas las precauciones. Se avisaba que había infiltrados y que delincuentes fueron contratados para amedrentar a los manifestantes. Todo fue falso. No hubo ni policías, ni ejército, ni ladrones, ni mareros, ni políticos; nada de eso. Solo 100 mil ciudadanos que reventaron la plaza por amor a un país.

Guatemaltecos que vivían en otros países posteaban fotos con la frase Renuncia ya OPM. Trabajadores que no pudieron salir de sus lugares de trabajo posteaban fotos con frases de protesta y así, miles más. La solidaridad de nuestros vecinos: México, El Salvador, Honduras, Nicaragua. Entidades internacionales como la Organización de Estados Americanos proclamaban a los cuatro vientos que Guatemala era un ejemplo de democracia. El empoderamiento social del guatemalteco jamás fue tan fuerte y determinante.

Otto Pérez Molina disminuido, necio y enfadado habló en cadena nacional tres días después para anunciar con ley sometida que no renunciaría. Invocaba a la “Guatemala Profunda” para que lo defendiera. Los sindicatos de salud y educación se plantaron frente al Congreso para que este no no conociera el proceso de antejuicio contra Otto Pérez Molina.

Jóvenes del Movimiento Cívico Nacional entregó rosas y agua a todos los manifestantes y crearon un camino para que los diputados entraran al hemiciclo. Toda aquella resistencia gubernamental de texto feudal y represivo se desmoronó en segundo. Los diputados no tuvieron otra salida que quitarle la inmunidad al presidente y someterlo a la suerte de la justicia. Afuera una explosión de alegría. La ciudadanía había triunfado. Guatemala dormía feliz y orgullosa. Al fin despertó la República.