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¡Felices fiestas!

Redacción
24 de diciembre, 2015

A semanas de terminar otro año, no queda otra cosa qué decir más que el 2015 fue un parte aguas y aun cuando el futuro de nuestro país todavía se muestra sospechoso, muchas cosas buenas han pasado de las que nos debemos sentir orgullosos.

Primero, los guatemaltecos defendimos un país. Hemos entendido que la patria no sólo se hace en el parlamento y en los tribunales, sino también en las calles y plazas, con carteles y gritos.

Los acontecimientos de este año aún siguen calientes. Sólo el paso

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de unas buenas décadas nos permitirá diseccionarlos con toda la objetividad humanamente permitida. Pero desde ya es posible reconocer la serie de factores que ayudaron para que la corruptela nacional por fin se diera un buen susto y que entendiera que quien la hace la paga.

Estados Unidos perdió su paciencia con la ineptitud de Guatemala para disciplinar a sus políticos. La llegada de un nuevo comisionado, Iván Velásquez, y la Fiscal General, Thelma Aldana, cambió la forma en que el poder funcionaba en Guatemala.

Pero no basó el infatigable trabajo de estas personas. Para cubrir las portadas de los periódicos a nivel internacional, hizo falta el elemento poético y aventurero  que se materializó en una ciudadanía aburrida que por un momento hizo a un lado sus diferencias ideológicas y se arrojó a las calles del país, todos exigiendo lo mismo: ya no más corrupción, ya no más impunidad, que se aplique la justicia, que viva la ley.

Vaya si no logramos cosas increíbles. Un gobierno democráticamente electo no pudo finalizar su período constitucional. La presión social, junto con las investigaciones legales, acorralaron a Otto Pérez y Roxana Baldetti a tal punto que no les quedó más remedio que soltar el poder y caer de manera bochornosa. Y junto con ellos, rodaron muchas otras cabezas, de menor jerarquía seguro, pero igual de perjudiciales para el país: Juan de Dios Rodríguez, Gustavo Alejos, Juan Carlos Monzón, etc.

También le dimos la vuelta a unas elecciones que apuntaban al triunfo incuestionable de uno de los personajes de la política más oscuros del país: Manuel Baldizón. Sin duda el resultado de las elecciones no fue lo más óptimo, pero dadas las circunstancias fue lo mejor que nos pudo haber pasado, a menos que se creyera la mentira que Sandra Torres se había reformado.

El 2016 será un año difícil. Primero pondrá a prueba al nuevo presidente Jimmy Morales, un hombre con ninguna experiencia en la política (aún no me decido si eso es bueno o malo) y que ya ha mostrado varios errores de relaciones públicas, como lo es no dar a conocer a su gabinete.

Luego, los ciudadanos veremos si toda la bulla que ha hecho la Cicig y el Ministerio Público tiene cuenta con las suficientes pruebas y el suficiente fundamento legal como para mandar a todos los políticos sindicados de corrupción a la cárcel. Si logran salir libres, la ciudadanía sin duda se llevará una gran decepción con consecuencias muy grandes.

En fin, cuando ya quedan apenas unos días para que termine este año, tal vez lo mejor es no pensar tanto en el futuro y alegrarnos por un momento de todo lo que logramos en estos meses.

¡Feliz Navidad a todos!

¡Felices fiestas!

Redacción
24 de diciembre, 2015

A semanas de terminar otro año, no queda otra cosa qué decir más que el 2015 fue un parte aguas y aun cuando el futuro de nuestro país todavía se muestra sospechoso, muchas cosas buenas han pasado de las que nos debemos sentir orgullosos.

Primero, los guatemaltecos defendimos un país. Hemos entendido que la patria no sólo se hace en el parlamento y en los tribunales, sino también en las calles y plazas, con carteles y gritos.

Los acontecimientos de este año aún siguen calientes. Sólo el paso

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de unas buenas décadas nos permitirá diseccionarlos con toda la objetividad humanamente permitida. Pero desde ya es posible reconocer la serie de factores que ayudaron para que la corruptela nacional por fin se diera un buen susto y que entendiera que quien la hace la paga.

Estados Unidos perdió su paciencia con la ineptitud de Guatemala para disciplinar a sus políticos. La llegada de un nuevo comisionado, Iván Velásquez, y la Fiscal General, Thelma Aldana, cambió la forma en que el poder funcionaba en Guatemala.

Pero no basó el infatigable trabajo de estas personas. Para cubrir las portadas de los periódicos a nivel internacional, hizo falta el elemento poético y aventurero  que se materializó en una ciudadanía aburrida que por un momento hizo a un lado sus diferencias ideológicas y se arrojó a las calles del país, todos exigiendo lo mismo: ya no más corrupción, ya no más impunidad, que se aplique la justicia, que viva la ley.

Vaya si no logramos cosas increíbles. Un gobierno democráticamente electo no pudo finalizar su período constitucional. La presión social, junto con las investigaciones legales, acorralaron a Otto Pérez y Roxana Baldetti a tal punto que no les quedó más remedio que soltar el poder y caer de manera bochornosa. Y junto con ellos, rodaron muchas otras cabezas, de menor jerarquía seguro, pero igual de perjudiciales para el país: Juan de Dios Rodríguez, Gustavo Alejos, Juan Carlos Monzón, etc.

También le dimos la vuelta a unas elecciones que apuntaban al triunfo incuestionable de uno de los personajes de la política más oscuros del país: Manuel Baldizón. Sin duda el resultado de las elecciones no fue lo más óptimo, pero dadas las circunstancias fue lo mejor que nos pudo haber pasado, a menos que se creyera la mentira que Sandra Torres se había reformado.

El 2016 será un año difícil. Primero pondrá a prueba al nuevo presidente Jimmy Morales, un hombre con ninguna experiencia en la política (aún no me decido si eso es bueno o malo) y que ya ha mostrado varios errores de relaciones públicas, como lo es no dar a conocer a su gabinete.

Luego, los ciudadanos veremos si toda la bulla que ha hecho la Cicig y el Ministerio Público tiene cuenta con las suficientes pruebas y el suficiente fundamento legal como para mandar a todos los políticos sindicados de corrupción a la cárcel. Si logran salir libres, la ciudadanía sin duda se llevará una gran decepción con consecuencias muy grandes.

En fin, cuando ya quedan apenas unos días para que termine este año, tal vez lo mejor es no pensar tanto en el futuro y alegrarnos por un momento de todo lo que logramos en estos meses.

¡Feliz Navidad a todos!