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Hay más dicha en dar que en recibir

Adriana Lopez
25 de diciembre, 2015

Navidad es la mejor época del año para consentirse a uno mismo. Ya sea comiendo platillos especiales, comprando y recibiendo regalos o descansando… todos encontramos la manera de disfrutar de la época. Los lujos están permitidos y de cierta manera, también los excesos.

Las tiendas están que explotan y en los supermercados las colas para pagar son eternas. Las personas andan de mejor humor, son más acomedidos y hasta los personajes más serios se sensibilizan y se portan amables. Es un buen tiempo para vivir.

Lastimosamente, no es la misma historia para todos. Hay quiénes tuvieron éste año una serie de pruebas que los dejaron decaídos, enfermos o sin posibilidades de celebrar éstas fiestas. Personas que por alguna u otra razón, lo perdieron todo. Y ojo que perderlo todo no sólo significa perder los bienes económicos o materiales, sino también es perder a un ser querido, una familia, una oportunidad, etc.

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Estos últimos días probablemente han sido buenos para usted. No es un secreto que la comida que cocina la mamá o la abuela, basta y sobra para alimentar a todos. Tampoco es un secreto que de todo lo que usted posee, hay algunas cosas que ya no usa más. Y tampoco podemos negar, que algunas cosas de las que le regalaron no le son tan necesarias.

Podemos poner dos escenarios, en el primero esta cada uno de nosotros recibiendo todo lo que ésta Navidad nos dejó y permitiendo que el ciclo de bondad termine con nosotros. Y en el segundo estamos nosotros, pasando la bondad a otros, regalando lo que esta dentro de nuestras posibilidades a quién lo necesita. La segunda opción parece ser la más alegre porque significa que además de tener felicidad, vamos a ser el puente que la lleve a otros.

Para compartir no hay que ir tan lejos. El policía que cuida una garita, el indigente que camina cerca de nosotros, las persona que esperan en los hospitales, los niños que están en los semáforos y así podríamos nombrar a tantos más que necesitan que alguien les comparta un poco de felicidad.

Deje que estos días la alegría y la bondad lo usen como canal para llegar a otras personas. No se limite ni se abstenga; busque opciones y salga a dar lo que tiene. Quiénes reciban sus atenciones van a poder recordar el significado de la fecha y usted, más que ninguna otra persona, va a entender que hay más dicha en dar que en recibir.

Hay más dicha en dar que en recibir

Adriana Lopez
25 de diciembre, 2015

Navidad es la mejor época del año para consentirse a uno mismo. Ya sea comiendo platillos especiales, comprando y recibiendo regalos o descansando… todos encontramos la manera de disfrutar de la época. Los lujos están permitidos y de cierta manera, también los excesos.

Las tiendas están que explotan y en los supermercados las colas para pagar son eternas. Las personas andan de mejor humor, son más acomedidos y hasta los personajes más serios se sensibilizan y se portan amables. Es un buen tiempo para vivir.

Lastimosamente, no es la misma historia para todos. Hay quiénes tuvieron éste año una serie de pruebas que los dejaron decaídos, enfermos o sin posibilidades de celebrar éstas fiestas. Personas que por alguna u otra razón, lo perdieron todo. Y ojo que perderlo todo no sólo significa perder los bienes económicos o materiales, sino también es perder a un ser querido, una familia, una oportunidad, etc.

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Estos últimos días probablemente han sido buenos para usted. No es un secreto que la comida que cocina la mamá o la abuela, basta y sobra para alimentar a todos. Tampoco es un secreto que de todo lo que usted posee, hay algunas cosas que ya no usa más. Y tampoco podemos negar, que algunas cosas de las que le regalaron no le son tan necesarias.

Podemos poner dos escenarios, en el primero esta cada uno de nosotros recibiendo todo lo que ésta Navidad nos dejó y permitiendo que el ciclo de bondad termine con nosotros. Y en el segundo estamos nosotros, pasando la bondad a otros, regalando lo que esta dentro de nuestras posibilidades a quién lo necesita. La segunda opción parece ser la más alegre porque significa que además de tener felicidad, vamos a ser el puente que la lleve a otros.

Para compartir no hay que ir tan lejos. El policía que cuida una garita, el indigente que camina cerca de nosotros, las persona que esperan en los hospitales, los niños que están en los semáforos y así podríamos nombrar a tantos más que necesitan que alguien les comparta un poco de felicidad.

Deje que estos días la alegría y la bondad lo usen como canal para llegar a otras personas. No se limite ni se abstenga; busque opciones y salga a dar lo que tiene. Quiénes reciban sus atenciones van a poder recordar el significado de la fecha y usted, más que ninguna otra persona, va a entender que hay más dicha en dar que en recibir.