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Estados Unidos no tiene amigos, sólo intereses

Redacción
12 de marzo, 2016

¿Qué pasaría si el embajador guatemalteco en Washington se fotografiara con los cabecillas de Hezbolá, ISIS o ETA, y atacaran juntos jurídica y mediáticamente a los veteranos de guerra del ejército estadounidense, pagando testigos falsos, jueces parciales y “peritos” que alteren pruebas para lograr condenas en juicios amañados? Eso hace hoy la embajada estadounidense en Guatemala.

La política exterior de EEUU ha dado un giro que antes parecía imposible, se ha convertido en el bastión del marxismo internacional a tal punto que ahora el dictador comunista Raúl Castro es uno de sus máximos “aliados” –esto sólo mientras le sirva para algo, por supuesto-. Parto de este punto porque así puede comprenderse el ilógico apoyo de esa potencia imperialista para los terroristas que enlutaron a miles de familias guatemaltecas, tanto para ocupar cargos públicos con cuota de poder dentro de la institucionalidad, como para entablar juicios que contemplan multimillonarios resarcimientos.

El actual embajador Robinson ya ha dejado huella en nuestro país, pero no por sus acciones positivas y por fortalecer las relaciones diplomáticas, sino como un entrometido y abusivo con aires de virrey. Las declaraciones de Robinson adulando al canciller Raúl Morales y calificándolo como un “gran aliado”, no son más que una forma de premiar su subordinación, por acatar los caprichos de los norteamericanos y asegurarse que se cumplan, no importando la dignidad, el honor y la soberanía de Guatemala como juró al asumir el cargo.

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La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, en su artículo 9, establece que cualquier miembro de una delegación extranjera puede ser calificado, sin mayores explicaciones, como non grato por el Estado anfitrión, debiendo sustituirse de inmediato por otra persona sin mayor trámite ni explicación. Esto incluye también al mismo embajador o cónsul. Por otro lado, en el artículo 41 claramente estipula que los miembros de una delegación diplomática deben acatar la legislación del país anfitrión y está expresamente prohibido interferir en los asuntos internos de dicho estado, canalizando cualquier función a través del Ministerio de Relaciones Exteriores. En el caso de Robinson, decir que es non grato es poco, cuando intentó acuerpar las manifestaciones ciudadanas contra Otto Pérez y Roxana Baldetti, tuvo que salir custodiado por sus guardaespaldas y correr despavorido porque su presencia fue rechazada por los guatemaltecos que incluso casi lo linchan. Además, ha interferido en las Comisiones de Postulación donde pretende imponer a funcionario de honestidad muy cuestionable, pero que cumplen sus caprichos como Gloria “bono revolucionario” Porras en la Corte de Constitucionalidad. Otro tema de especial interés son los juicios contra militares, exigiendo condenas y catalogando a los que protestamos por la forma en que se les acusa y ajusticia de “estar a favor de la impunidad”

¿De qué habla Robinson? Este es un argumento por demás ridículo y falso, como titulé un artículo anterior JUSTICIA PARCIAL, NO ES JUSTICIA. Lo que hace la sicaria judicial de la izquierda retrógrada Yassmín Barrios es condenar militares, esa es su única atribución, aunque pisotee las garantías constitucionales de los acusados o el debido proceso, eso no importa, se le aplaude y premia porque le genera millones de dólares y quetzales a mercenarios nacionales y extranjeros que viven como parásitos de nuestros impuestos, obteniendo resarcimientos al condenar al Ejército como parte del Estado de Guatemala –pero encubriendo a los terroristas que hicieron toda clase de atrocidades, ya que muchos de estos oenegeros no pueden demandarse a sí mismos-. Al menos yo no puedo quedarme callado ante semejante farsa para obtener dinero, no puedo y no lo haré.

Justicia, sería que se capturara y procesara a Jorge Ismael Soto, seudónimo “Pablo Monsanto”, máximo responsable como comandante de la organización terrorista FAR, del secuestro frustrado y asesinato del embajador John Gordon Mein. ¿Por qué ese caso en particular al gobierno gringo nunca le ha interesado, como sí lo han hecho la muerte de ciudadanos en cualquier parre del mundo? La frase “compadre hablado”, ronda mi mente…

Estados Unidos no tiene amigos, sólo intereses

Redacción
12 de marzo, 2016

¿Qué pasaría si el embajador guatemalteco en Washington se fotografiara con los cabecillas de Hezbolá, ISIS o ETA, y atacaran juntos jurídica y mediáticamente a los veteranos de guerra del ejército estadounidense, pagando testigos falsos, jueces parciales y “peritos” que alteren pruebas para lograr condenas en juicios amañados? Eso hace hoy la embajada estadounidense en Guatemala.

La política exterior de EEUU ha dado un giro que antes parecía imposible, se ha convertido en el bastión del marxismo internacional a tal punto que ahora el dictador comunista Raúl Castro es uno de sus máximos “aliados” –esto sólo mientras le sirva para algo, por supuesto-. Parto de este punto porque así puede comprenderse el ilógico apoyo de esa potencia imperialista para los terroristas que enlutaron a miles de familias guatemaltecas, tanto para ocupar cargos públicos con cuota de poder dentro de la institucionalidad, como para entablar juicios que contemplan multimillonarios resarcimientos.

El actual embajador Robinson ya ha dejado huella en nuestro país, pero no por sus acciones positivas y por fortalecer las relaciones diplomáticas, sino como un entrometido y abusivo con aires de virrey. Las declaraciones de Robinson adulando al canciller Raúl Morales y calificándolo como un “gran aliado”, no son más que una forma de premiar su subordinación, por acatar los caprichos de los norteamericanos y asegurarse que se cumplan, no importando la dignidad, el honor y la soberanía de Guatemala como juró al asumir el cargo.

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La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, en su artículo 9, establece que cualquier miembro de una delegación extranjera puede ser calificado, sin mayores explicaciones, como non grato por el Estado anfitrión, debiendo sustituirse de inmediato por otra persona sin mayor trámite ni explicación. Esto incluye también al mismo embajador o cónsul. Por otro lado, en el artículo 41 claramente estipula que los miembros de una delegación diplomática deben acatar la legislación del país anfitrión y está expresamente prohibido interferir en los asuntos internos de dicho estado, canalizando cualquier función a través del Ministerio de Relaciones Exteriores. En el caso de Robinson, decir que es non grato es poco, cuando intentó acuerpar las manifestaciones ciudadanas contra Otto Pérez y Roxana Baldetti, tuvo que salir custodiado por sus guardaespaldas y correr despavorido porque su presencia fue rechazada por los guatemaltecos que incluso casi lo linchan. Además, ha interferido en las Comisiones de Postulación donde pretende imponer a funcionario de honestidad muy cuestionable, pero que cumplen sus caprichos como Gloria “bono revolucionario” Porras en la Corte de Constitucionalidad. Otro tema de especial interés son los juicios contra militares, exigiendo condenas y catalogando a los que protestamos por la forma en que se les acusa y ajusticia de “estar a favor de la impunidad”

¿De qué habla Robinson? Este es un argumento por demás ridículo y falso, como titulé un artículo anterior JUSTICIA PARCIAL, NO ES JUSTICIA. Lo que hace la sicaria judicial de la izquierda retrógrada Yassmín Barrios es condenar militares, esa es su única atribución, aunque pisotee las garantías constitucionales de los acusados o el debido proceso, eso no importa, se le aplaude y premia porque le genera millones de dólares y quetzales a mercenarios nacionales y extranjeros que viven como parásitos de nuestros impuestos, obteniendo resarcimientos al condenar al Ejército como parte del Estado de Guatemala –pero encubriendo a los terroristas que hicieron toda clase de atrocidades, ya que muchos de estos oenegeros no pueden demandarse a sí mismos-. Al menos yo no puedo quedarme callado ante semejante farsa para obtener dinero, no puedo y no lo haré.

Justicia, sería que se capturara y procesara a Jorge Ismael Soto, seudónimo “Pablo Monsanto”, máximo responsable como comandante de la organización terrorista FAR, del secuestro frustrado y asesinato del embajador John Gordon Mein. ¿Por qué ese caso en particular al gobierno gringo nunca le ha interesado, como sí lo han hecho la muerte de ciudadanos en cualquier parre del mundo? La frase “compadre hablado”, ronda mi mente…