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El resurgir de una nación: Ruanda

José Carlos Ortega
28 de mayo, 2016

Hace 22 años ya del genocidio ruandés, donde murieron aproximadamente un millón de ruandeses, primordialmente de la etnia tutsi, a manos de radicales hutus, pero también moderados hutus y en reprimenda miles de hutus. El conflicto, desarrollado en apenas 100 días, aproximadamente es uno de esos hitos históricos que dejaron marca, aunque tarde, de lo que un mundo “desarrollado” debe hacer. Un millón de muertos en cien días nos da una tasa de 10,000 muertos diarios. Eso es tener un terremoto del 4 de febrero de 1976 cada dos días, o tener una guerra civil que duró 36 años y dejó entre 20,000 ó 100,000 muertos en entre 2 ó 10 días. Es uno de esos acontecimientos que más han ensombrecido la historia contemporánea y marcó a ese país, a los vecinos, entre ellos a la República Democrática del Congo que posteriormente tuvo una guerra con 3.8 millones de muertes. Por supuesto que se acusa a muchas personas en Ruanda, pero se acusó la pasividad de acción de las Naciones Unidas y los países desarrollados, como Bélgica, su colonizador, y del Consejo de Seguridad de esa época. Pero dejó marcada hasta las iglesias, tanto a la Católica (mayoritaria), como varias Evangélicas y otras.
Ha habido juicios, con alrededor de 3 decenas de casos condenatorios y muchas absoluciones por falta de pruebas que no dejen lugar a ninguna duda (¿Aló?). Hay procesos de investigación que siguen, y procesos de enjuiciamiento.
Acabo de conocer al que hoy puedo decir es mi primer amigo ruandés. Por casualidad no se encontraba en el país para el genocidio y se mantuvo fuera. Varios de sus familiares fueron asesinados. Cuando toco el tema, lo rehúye, pregunto e insisto en cómo se siente, qué desea, y tiene una inequívoca respuesta: la paz, el perdón, la reconciliación.
Por supuesto, que con mi pésimo tino le había preguntado si él pertenecía a la etnia hutu o tutsi. Con una seriedad que dan esas caras morenas africanas me respondió que eso no existía más, que en Ruanda sólo hay ruandeses, que están buscando vivir en paz, juntos, en reconciliación y restauración. Las etnias quedaron atrás, es un país con identidad nacional, con búsqueda de perdón y construir para adelante. Y es que para tener 10000 muertos diarios, los asesinos fueron muchos, y están allí, en medio de todos. A algunos se les acusó, pero sobre todo, hubo muchos que de diversas formas pidieron perdón, y se les dio…
Se dice que desapareció el 75% de la etnia tutsi, y que muchos de los sobrevivientes fueron desplazados a Burundi, Tanzania y el Congo. Que de las mujeres tutsis, las sobrevivientes más del 90% fueron violadas, y repetidas veces. La tendencia del mal del hombre es infinita, y no tiene que ver con educación, etnia, origen o clase, tiene que ver con dignidad humana, con valorar la vida de todos como valiosa; y sobre todo protegerla.
Y en Guatemala, seguimos viendo cómo, los mismos que provocaron una guerra étnica fratricida nos impongan una diversidad que sólo atenta contra la paz. No que no crea que se debe respetar los orígenes y todo lo cultural, pero no exacerbarlo para provocar conflictos, que ya se ha visto terminan con millones de vidas. Aprendamos, y no nos dejemos manipular, construyamos la guatemalidad, la reconciliación de nuestro país, avancemos hacia la paz.

El resurgir de una nación: Ruanda

José Carlos Ortega
28 de mayo, 2016

Hace 22 años ya del genocidio ruandés, donde murieron aproximadamente un millón de ruandeses, primordialmente de la etnia tutsi, a manos de radicales hutus, pero también moderados hutus y en reprimenda miles de hutus. El conflicto, desarrollado en apenas 100 días, aproximadamente es uno de esos hitos históricos que dejaron marca, aunque tarde, de lo que un mundo “desarrollado” debe hacer. Un millón de muertos en cien días nos da una tasa de 10,000 muertos diarios. Eso es tener un terremoto del 4 de febrero de 1976 cada dos días, o tener una guerra civil que duró 36 años y dejó entre 20,000 ó 100,000 muertos en entre 2 ó 10 días. Es uno de esos acontecimientos que más han ensombrecido la historia contemporánea y marcó a ese país, a los vecinos, entre ellos a la República Democrática del Congo que posteriormente tuvo una guerra con 3.8 millones de muertes. Por supuesto que se acusa a muchas personas en Ruanda, pero se acusó la pasividad de acción de las Naciones Unidas y los países desarrollados, como Bélgica, su colonizador, y del Consejo de Seguridad de esa época. Pero dejó marcada hasta las iglesias, tanto a la Católica (mayoritaria), como varias Evangélicas y otras.
Ha habido juicios, con alrededor de 3 decenas de casos condenatorios y muchas absoluciones por falta de pruebas que no dejen lugar a ninguna duda (¿Aló?). Hay procesos de investigación que siguen, y procesos de enjuiciamiento.
Acabo de conocer al que hoy puedo decir es mi primer amigo ruandés. Por casualidad no se encontraba en el país para el genocidio y se mantuvo fuera. Varios de sus familiares fueron asesinados. Cuando toco el tema, lo rehúye, pregunto e insisto en cómo se siente, qué desea, y tiene una inequívoca respuesta: la paz, el perdón, la reconciliación.
Por supuesto, que con mi pésimo tino le había preguntado si él pertenecía a la etnia hutu o tutsi. Con una seriedad que dan esas caras morenas africanas me respondió que eso no existía más, que en Ruanda sólo hay ruandeses, que están buscando vivir en paz, juntos, en reconciliación y restauración. Las etnias quedaron atrás, es un país con identidad nacional, con búsqueda de perdón y construir para adelante. Y es que para tener 10000 muertos diarios, los asesinos fueron muchos, y están allí, en medio de todos. A algunos se les acusó, pero sobre todo, hubo muchos que de diversas formas pidieron perdón, y se les dio…
Se dice que desapareció el 75% de la etnia tutsi, y que muchos de los sobrevivientes fueron desplazados a Burundi, Tanzania y el Congo. Que de las mujeres tutsis, las sobrevivientes más del 90% fueron violadas, y repetidas veces. La tendencia del mal del hombre es infinita, y no tiene que ver con educación, etnia, origen o clase, tiene que ver con dignidad humana, con valorar la vida de todos como valiosa; y sobre todo protegerla.
Y en Guatemala, seguimos viendo cómo, los mismos que provocaron una guerra étnica fratricida nos impongan una diversidad que sólo atenta contra la paz. No que no crea que se debe respetar los orígenes y todo lo cultural, pero no exacerbarlo para provocar conflictos, que ya se ha visto terminan con millones de vidas. Aprendamos, y no nos dejemos manipular, construyamos la guatemalidad, la reconciliación de nuestro país, avancemos hacia la paz.