Por Rodrigo Arenas
Estoy claro y lo supe desde un principio, defender el debido proceso y la presunción de inocencia no era popular. Lo más probable es que iba a perder “seguidores” en mis redes sociales. Lo entiendo, pero no lo acepto, creo firmemente que vamos a cambiar el rumbo de este país, únicamente cuando cambiemos todos, si TODOS y no sólo unos cuantos. Claro, varios de los peores delincuentes de este país, aún faltan muchos más, los cuales son los responsables que estemos sumidos en un 50% de pobreza, 52% de niños desnutridos y más del 20% de pobreza extrema, hoy están en la cárcel. Espero que, de ser encontrados culpables, cumplan su condena sin privilegio alguno. Pero yo, como guatemalteco, no acepto bajo ningún motivo, que derechos inalienables, pilares fundamentales del sistema republicano, como lo son el debido proceso y la presunción de inocencia sean violados por nadie. Ni por la prensa, ni por los jueces, y menos por la misma sociedad.
Yo sé que como guatemaltecos estamos cansados e indignados con tanta corrupción, la podemos ver y sentir pero sobre todo, la sufrimos cada día. Por lo anterior el Movimiento Cívico Nacional, organización que presido, fue de las primeras en poner el tema sobre la agenda. Lo hicimos en Mayo del 2011, y le llamamos: “La Corrupción, el Crimen de Lesa Humanidad”, e incluso acompañamos esa conferencia con denuncias en el Ministerio Público. Lamentablemente, en esa época, al MP no muy le importaban los casos de corrupción. Entre otros, después acompañamos a la asociación de propietarios de transporte urbano ASOPAGUA, con otra denuncia, en la que se acusaban a algunos pseudo empresarios y políticos por actos anómalos, de los cuales por cierto, están llegando cada día más a Mariscal Zavala. En fin, para nosotros la corrupción, no es un problema nuevo, es algo que venimos evidenciando desde hace varios años, solo que antes estábamos solos y ahora hay un MP y una CICIG con la misma agenda, Gracias a Dios.
Pero, así me llene de placer que capturen a varios de los presuntos delincuentes que nosotros señalamos públicamente en años anteriores, debemos reconocer que ellos también tienen derecho a un debido proceso y son inocentes hasta que se les pruebe lo contrario. ¿Por qué? Muy sencillo, si mañana no es mi enemigo el que está siendo acusado, sino mi hermano, mi hijo, o yo mismo, definitivamente esperaría que también se respeten nuestros derechos ¿acaso queremos regresar a la edad media? o ¿queremos que un rey nos mande a colgar o a quemar? La respuesta es un claro, fuerte y rotundo no. Para citar un ejemplo, hemos sido tan firmes con este tema, que para la extradición del Ex Presidente Portillo, violándole su debido proceso, lo denunciamos públicamente, aunque el 99.9% de nuestros seguidores estaban felices de dicha extradición. En fin, lo que quiero decir es que la justicia no es un tema de popularidad, no es un tema de ganar votos, la justicia tiene que ser ciega y sin sentimientos. Y si queremos lograr una sociedad desarrollada, tenemos que aceptar que todos debemos ser iguales ante la ley.
Por lo tanto, en primer lugar manifiesto mi apoyo total a los jueces que están llevando estos casos, pero no es sin condiciones, ya que aprovecho para hacerles un llamado que bajo ningún motivo podemos hablar de impartir justicia, si se viola el debido proceso de un acusado, y peor aún si se le considera culpable antes de ser vencido en juicio. Yo no sé si a ustedes, pero a mí no me interesa que se imparta justicia según el clamor popular, no quiero ver jueces en la plaza, yo quiero una justicia objetiva, imparcial, ciega, proporcional y que se condene o absuelve a los acusados con base a las pruebas.
En segundo lugar a los medios de comunicación, amigos yo sé que un titular agresivo vende, sé que un título controversial en las redes sociales genera interacción y más seguidores. Sólo ustedes sabrán dirigir su negocio como lo consideren conveniente y rentable, pero no sean irresponsables, no pueden decir: “fulano hizo, fulano dio” ¿qué paso con el “fulano presuntamente hizo” o el “a fulano lo acusan de”?, ¿o es qué acaso ahora los periodistas ya son jueces? por favor, si de verdad queremos construir país, y se consideran líderes y creadores de opinión, sean rigurosos y profesionales con el privilegio que tienen de poderle llegar a miles o millones de personas. Con lo anterior no busco generalizar a todo un gremio, cada medio sabrá medir su nivel de compromiso, respeto y ética respecto a sus lectores.
Por último, le hablo a la sociedad en general, yo, como ciudadano, también estoy feliz con lo que está pasando, hay uno que otro amigo mío en la cárcel, y lo siento mucho, pero como guatemalteco estoy seguro que de esto puede salir un país diferente. Una Guatemala próspera, una nación que se desarrolle, un país en donde todos sus ciudadanos tengamos oportunidades. Por todo lo anterior, es fundamental que dejemos que sean los jueces los que condenen o absuelvan, que seamos vigilantes del proceso, que nos informemos bien, y que entendamos que en una República, todos somos iguales ante la ley y nuestros derechos fundamentales son inalienables.
Por Rodrigo Arenas
Estoy claro y lo supe desde un principio, defender el debido proceso y la presunción de inocencia no era popular. Lo más probable es que iba a perder “seguidores” en mis redes sociales. Lo entiendo, pero no lo acepto, creo firmemente que vamos a cambiar el rumbo de este país, únicamente cuando cambiemos todos, si TODOS y no sólo unos cuantos. Claro, varios de los peores delincuentes de este país, aún faltan muchos más, los cuales son los responsables que estemos sumidos en un 50% de pobreza, 52% de niños desnutridos y más del 20% de pobreza extrema, hoy están en la cárcel. Espero que, de ser encontrados culpables, cumplan su condena sin privilegio alguno. Pero yo, como guatemalteco, no acepto bajo ningún motivo, que derechos inalienables, pilares fundamentales del sistema republicano, como lo son el debido proceso y la presunción de inocencia sean violados por nadie. Ni por la prensa, ni por los jueces, y menos por la misma sociedad.
Yo sé que como guatemaltecos estamos cansados e indignados con tanta corrupción, la podemos ver y sentir pero sobre todo, la sufrimos cada día. Por lo anterior el Movimiento Cívico Nacional, organización que presido, fue de las primeras en poner el tema sobre la agenda. Lo hicimos en Mayo del 2011, y le llamamos: “La Corrupción, el Crimen de Lesa Humanidad”, e incluso acompañamos esa conferencia con denuncias en el Ministerio Público. Lamentablemente, en esa época, al MP no muy le importaban los casos de corrupción. Entre otros, después acompañamos a la asociación de propietarios de transporte urbano ASOPAGUA, con otra denuncia, en la que se acusaban a algunos pseudo empresarios y políticos por actos anómalos, de los cuales por cierto, están llegando cada día más a Mariscal Zavala. En fin, para nosotros la corrupción, no es un problema nuevo, es algo que venimos evidenciando desde hace varios años, solo que antes estábamos solos y ahora hay un MP y una CICIG con la misma agenda, Gracias a Dios.
Pero, así me llene de placer que capturen a varios de los presuntos delincuentes que nosotros señalamos públicamente en años anteriores, debemos reconocer que ellos también tienen derecho a un debido proceso y son inocentes hasta que se les pruebe lo contrario. ¿Por qué? Muy sencillo, si mañana no es mi enemigo el que está siendo acusado, sino mi hermano, mi hijo, o yo mismo, definitivamente esperaría que también se respeten nuestros derechos ¿acaso queremos regresar a la edad media? o ¿queremos que un rey nos mande a colgar o a quemar? La respuesta es un claro, fuerte y rotundo no. Para citar un ejemplo, hemos sido tan firmes con este tema, que para la extradición del Ex Presidente Portillo, violándole su debido proceso, lo denunciamos públicamente, aunque el 99.9% de nuestros seguidores estaban felices de dicha extradición. En fin, lo que quiero decir es que la justicia no es un tema de popularidad, no es un tema de ganar votos, la justicia tiene que ser ciega y sin sentimientos. Y si queremos lograr una sociedad desarrollada, tenemos que aceptar que todos debemos ser iguales ante la ley.
Por lo tanto, en primer lugar manifiesto mi apoyo total a los jueces que están llevando estos casos, pero no es sin condiciones, ya que aprovecho para hacerles un llamado que bajo ningún motivo podemos hablar de impartir justicia, si se viola el debido proceso de un acusado, y peor aún si se le considera culpable antes de ser vencido en juicio. Yo no sé si a ustedes, pero a mí no me interesa que se imparta justicia según el clamor popular, no quiero ver jueces en la plaza, yo quiero una justicia objetiva, imparcial, ciega, proporcional y que se condene o absuelve a los acusados con base a las pruebas.
En segundo lugar a los medios de comunicación, amigos yo sé que un titular agresivo vende, sé que un título controversial en las redes sociales genera interacción y más seguidores. Sólo ustedes sabrán dirigir su negocio como lo consideren conveniente y rentable, pero no sean irresponsables, no pueden decir: “fulano hizo, fulano dio” ¿qué paso con el “fulano presuntamente hizo” o el “a fulano lo acusan de”?, ¿o es qué acaso ahora los periodistas ya son jueces? por favor, si de verdad queremos construir país, y se consideran líderes y creadores de opinión, sean rigurosos y profesionales con el privilegio que tienen de poderle llegar a miles o millones de personas. Con lo anterior no busco generalizar a todo un gremio, cada medio sabrá medir su nivel de compromiso, respeto y ética respecto a sus lectores.
Por último, le hablo a la sociedad en general, yo, como ciudadano, también estoy feliz con lo que está pasando, hay uno que otro amigo mío en la cárcel, y lo siento mucho, pero como guatemalteco estoy seguro que de esto puede salir un país diferente. Una Guatemala próspera, una nación que se desarrolle, un país en donde todos sus ciudadanos tengamos oportunidades. Por todo lo anterior, es fundamental que dejemos que sean los jueces los que condenen o absuelvan, que seamos vigilantes del proceso, que nos informemos bien, y que entendamos que en una República, todos somos iguales ante la ley y nuestros derechos fundamentales son inalienables.