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El impacto del Brexit y sus consecuencias con Latinoamérica

Allan Martinez
25 de junio, 2016

Este jueves en un ajustado referéndum, el 51,9 por de los británicos votó a favor de abandonar el bloque regional europeo. El resultado produjo la inmediata dimisión del primer ministro David Cameron y ha generado un panorama de incertidumbre en el país y el mundo.

En América Latina la influencia será dispar en función de cada país. En términos comerciales no implicará grandes cambios ya que es un mercado poco influyente aunque existen otras variables a tener en cuenta.

Cuatro son los países de la región que tienen acuerdos de libre comercio con la Unión Europea y que por lo tanto ahora perderán validez con el Reino Unido. Se trata de los integrantes de la Alianza del Pacífico: México, Colombia, Perú y Chile.

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Colombia es la nación latinoamericana que más depende de las compras británicas. Pero, aun con esa particularidad, envía a Londres apenas un 2.5 por ciento de sus exportaciones, principalmente constituidas por carbón.

En el caso de México, una de las economías más importantes de la región junto a Brasil, el intercambio comercial es considerablemente menor. La participación del Reino Unido en las importaciones mexicanas es de solo el 0,55 por ciento. Mientras que en términos de exportaciones es todavía menos: 0,44 por ciento.

[quote_left]Ambos países deberán negociar nuevos tratados particulares si quieren mantener ese intercambio con el Reino Unido.[/quote_left]

Para Brasil el caso es diferente ya que al no tener un acuerdo con la Unión Europea su intercambio con el Reino Unido es de país a país. El estado europeo exporta al gigante sudamericano bienes y servicios por unos US$4.000 millones anuales e importa desde Brasil por 4.200 millones. Tomando como referencia los números totales del comercio brasilero antes de la crisis, esto representa el 1,66% de sus importaciones y el 1,86% de sus exportaciones.

En el caso de Guatemala no afectará directamente ya que Europea no es el principal mercado y especialmente con el Reino Unido la exportaciones no superan el 0.1 por ciento de un total de 7.5 por ciento a la Unión. El único riesgo es que no habrá la oportunidad de diversificar comercialmente a Guatemala.

¿Y las inversiones?

Si bien el comercio tiene un peso menor, los capitales británicos tienen una presencia considerable en algunos países de América Latina. Con US$6.000 millones es el segundo  inversor más importante de Colombia. En Perú representó el 18% de la suma total de inversión extranjera en diciembre de 2014, mayor que cualquier otro país.

Pero la salida de la Unión Europea, que para algunos de sus defensores iba a permitir a Londres tener mayor margen de maniobra para invertir a nivel mundial, produjo una importante caída de su moneda. La libra esterlina alcanzó su nivel más bajo desde 1985. Si esta tendencia se sostiene la capacidad británica de invertir en empresas en el exterior se verá reducida.

Dos años para la salida

El artículo 50 está incluido en el Tratado de Lisboa, concluido en 2007 y cuyo objetivo era mejorar el funcionamiento de la Unión Europea, que acababa de experimentar unos años antes, en 2004, la mayor expansión de su historia incorporando a diez nuevos países, la mayoría del este europeo.

“Los Tratados dejan de aplicarse al país que realiza la solicitud, desde la entrada en vigor del acuerdo o, a más tardar, dos años después de la notificación de la retirada“, especifica el artículo.

Durante estos dos años, los 27 y el Reino Unido deben negociar un divorcio ordenado pero extremadamente complejo, fruto de más de 40 años de armonización legislativa y reglamentaria en todos los sectores.

“Hay una ruptura por lo que hay un sinfín de disposiciones presupuestarias a tomar que son bastante complejas”, subraya Jean-Claude Piris, consultor en derecho europeo y exfuncionario europeo. Por ejemplo, las participaciones financieras de Reino Unido en los programas y agencias europeas.

La UE tiene 36 agencias ejecutivas, recuerda, que toman decisiones sobre medicamentos o la seguridad aérea. Londres también participa en programas de investigación científica o en la agencia espacial europea.

El programa de intercambios estudiantiles Erasmus también se verá afectado, así como las acciones en materia de antiterrorismo o de política exterior, y el mercado interior que garantiza la libre circulación de bienes y personas.

[quote_right]En teoría, las negociaciones pueden extenderse más allá de los dos años, de mutuo acuerdo.[/quote_right]

El Consejo Europeo, institución que representa a los Estados miembros, y la Comisión Europea ya crearon sendas “task force” dedicadas a negociar elBrexit.

Los 27 miembros de la UE deberán aceptar el acuerdo sobre la salida del Reino Unido por mayoría cualificada (55% de los países que representen 65% de la población de la UE). El Parlamento Europeo deberá aprobar la decisión por mayoría simple.

Fuera, ¿y después?

“Pero esto es sólo para las condiciones de una salida, es decir el pasado y el presente”, aclara Piris y es que la UE y Reino Unido deberán luego renegociar una nueva base para sus relaciones futuras, una pesada etapa del proceso post-divorcio que sólo podrá comenzar una vez consumada la ruptura.

“Llevará mucho más tiempo que el simple acuerdo de divorcio”, apunta este exfuncionario europeo.

Se barajan diferentes opciones, desde una integración del Reino Unido al Espacio Económico Europea (EEE), sellado entre la UE con Noruega, Islandia y Liechtenstein, a un acuerdo comercial como el que alcanzó el bloque con Canadá, “que llevó de 9 a 10 años” de negociación recuerda Piris y que aún no está vigente.

Sin embargo, todas las posibilidades están abiertas. “Jurídicamente todo es posible ya que no hay ningún precedente”, adelanta Robert Chaouad.

¿Marcha atrás?

Cualquier país que se haya retirado de la UE podrá solicitar unirse de nuevo, estipula el último párrafo del artículo 50.

Ese país que cambie de opinión, si respeta los criterios del artículo anterior, el 49, deberá entonces “someterse nuevamente al procedimiento de adhesión”, colocándolo en el mismo proceso en el que se encuentran Albania, Macedonia, Turquía o Serbia.

Eso sí, si los 27 miembros de la UE aceptan la candidatura por unanimidad.

Con información de AFP, RT y Diario U Chile.

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El impacto del Brexit y sus consecuencias con Latinoamérica

Allan Martinez
25 de junio, 2016

Este jueves en un ajustado referéndum, el 51,9 por de los británicos votó a favor de abandonar el bloque regional europeo. El resultado produjo la inmediata dimisión del primer ministro David Cameron y ha generado un panorama de incertidumbre en el país y el mundo.

En América Latina la influencia será dispar en función de cada país. En términos comerciales no implicará grandes cambios ya que es un mercado poco influyente aunque existen otras variables a tener en cuenta.

Cuatro son los países de la región que tienen acuerdos de libre comercio con la Unión Europea y que por lo tanto ahora perderán validez con el Reino Unido. Se trata de los integrantes de la Alianza del Pacífico: México, Colombia, Perú y Chile.

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Colombia es la nación latinoamericana que más depende de las compras británicas. Pero, aun con esa particularidad, envía a Londres apenas un 2.5 por ciento de sus exportaciones, principalmente constituidas por carbón.

En el caso de México, una de las economías más importantes de la región junto a Brasil, el intercambio comercial es considerablemente menor. La participación del Reino Unido en las importaciones mexicanas es de solo el 0,55 por ciento. Mientras que en términos de exportaciones es todavía menos: 0,44 por ciento.

[quote_left]Ambos países deberán negociar nuevos tratados particulares si quieren mantener ese intercambio con el Reino Unido.[/quote_left]

Para Brasil el caso es diferente ya que al no tener un acuerdo con la Unión Europea su intercambio con el Reino Unido es de país a país. El estado europeo exporta al gigante sudamericano bienes y servicios por unos US$4.000 millones anuales e importa desde Brasil por 4.200 millones. Tomando como referencia los números totales del comercio brasilero antes de la crisis, esto representa el 1,66% de sus importaciones y el 1,86% de sus exportaciones.

En el caso de Guatemala no afectará directamente ya que Europea no es el principal mercado y especialmente con el Reino Unido la exportaciones no superan el 0.1 por ciento de un total de 7.5 por ciento a la Unión. El único riesgo es que no habrá la oportunidad de diversificar comercialmente a Guatemala.

¿Y las inversiones?

Si bien el comercio tiene un peso menor, los capitales británicos tienen una presencia considerable en algunos países de América Latina. Con US$6.000 millones es el segundo  inversor más importante de Colombia. En Perú representó el 18% de la suma total de inversión extranjera en diciembre de 2014, mayor que cualquier otro país.

Pero la salida de la Unión Europea, que para algunos de sus defensores iba a permitir a Londres tener mayor margen de maniobra para invertir a nivel mundial, produjo una importante caída de su moneda. La libra esterlina alcanzó su nivel más bajo desde 1985. Si esta tendencia se sostiene la capacidad británica de invertir en empresas en el exterior se verá reducida.

Dos años para la salida

El artículo 50 está incluido en el Tratado de Lisboa, concluido en 2007 y cuyo objetivo era mejorar el funcionamiento de la Unión Europea, que acababa de experimentar unos años antes, en 2004, la mayor expansión de su historia incorporando a diez nuevos países, la mayoría del este europeo.

“Los Tratados dejan de aplicarse al país que realiza la solicitud, desde la entrada en vigor del acuerdo o, a más tardar, dos años después de la notificación de la retirada“, especifica el artículo.

Durante estos dos años, los 27 y el Reino Unido deben negociar un divorcio ordenado pero extremadamente complejo, fruto de más de 40 años de armonización legislativa y reglamentaria en todos los sectores.

“Hay una ruptura por lo que hay un sinfín de disposiciones presupuestarias a tomar que son bastante complejas”, subraya Jean-Claude Piris, consultor en derecho europeo y exfuncionario europeo. Por ejemplo, las participaciones financieras de Reino Unido en los programas y agencias europeas.

La UE tiene 36 agencias ejecutivas, recuerda, que toman decisiones sobre medicamentos o la seguridad aérea. Londres también participa en programas de investigación científica o en la agencia espacial europea.

El programa de intercambios estudiantiles Erasmus también se verá afectado, así como las acciones en materia de antiterrorismo o de política exterior, y el mercado interior que garantiza la libre circulación de bienes y personas.

[quote_right]En teoría, las negociaciones pueden extenderse más allá de los dos años, de mutuo acuerdo.[/quote_right]

El Consejo Europeo, institución que representa a los Estados miembros, y la Comisión Europea ya crearon sendas “task force” dedicadas a negociar elBrexit.

Los 27 miembros de la UE deberán aceptar el acuerdo sobre la salida del Reino Unido por mayoría cualificada (55% de los países que representen 65% de la población de la UE). El Parlamento Europeo deberá aprobar la decisión por mayoría simple.

Fuera, ¿y después?

“Pero esto es sólo para las condiciones de una salida, es decir el pasado y el presente”, aclara Piris y es que la UE y Reino Unido deberán luego renegociar una nueva base para sus relaciones futuras, una pesada etapa del proceso post-divorcio que sólo podrá comenzar una vez consumada la ruptura.

“Llevará mucho más tiempo que el simple acuerdo de divorcio”, apunta este exfuncionario europeo.

Se barajan diferentes opciones, desde una integración del Reino Unido al Espacio Económico Europea (EEE), sellado entre la UE con Noruega, Islandia y Liechtenstein, a un acuerdo comercial como el que alcanzó el bloque con Canadá, “que llevó de 9 a 10 años” de negociación recuerda Piris y que aún no está vigente.

Sin embargo, todas las posibilidades están abiertas. “Jurídicamente todo es posible ya que no hay ningún precedente”, adelanta Robert Chaouad.

¿Marcha atrás?

Cualquier país que se haya retirado de la UE podrá solicitar unirse de nuevo, estipula el último párrafo del artículo 50.

Ese país que cambie de opinión, si respeta los criterios del artículo anterior, el 49, deberá entonces “someterse nuevamente al procedimiento de adhesión”, colocándolo en el mismo proceso en el que se encuentran Albania, Macedonia, Turquía o Serbia.

Eso sí, si los 27 miembros de la UE aceptan la candidatura por unanimidad.

Con información de AFP, RT y Diario U Chile.