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El negocio del siglo

Redacción
30 de octubre, 2016

Por Juan Carlos Méndez

Imagínese por un momento que su vecino, a hurtadillas, por la noche, impunemente y en forma abusiva, saca su vehículo de la cochera, es decir el suyo, y lo utiliza para ofrecer el servicio de taxi por toda la ciudad, dando tarifas muy bajas, aprovechándose que usted llena el tanque de gasolina todos los días y lo mantiene en buen estado, y para colmo, limpio y con olor a lavanda. Imagínese ahora que ese vecino ladrón se une a otros compinches y hace exactamente lo mismo con todos los vehículos de sus vecinos y como le va tan bien y no recibe castigo, decide replicarlo en otras partes de la ciudad y finalmente se expande por todo el país.

Pues le comento que este ejercicio imaginario, es exactamente lo que pasa en Guatemala con el robo de energía eléctrica. El grupo Codeca, que inició sus operaciones en San Marcos en 1992 se dedica desde el año 2008 al robo de energía eléctrica aplicando una estrategia muy eficaz, promueve primero la violencia para evitar que las empresas de distribución de electricidad puedan medir y cobrar; crea un comité local en el cual involucra a otros miembros de las comunidades, y entonces empieza el robo por medio de los “diablitos”, es decir una conexión directa e ilegal a las líneas de distribución, hoy este negocio abarca nueve municipios. Por el servicio de “conexión” se cobra de Q100 a Q125 y entre Q30 a Q50 por consumo mensual. Hoy el negocio de Codeca es millonario, se estima que el robo de energía representa más de Q110 millones al año. Pero el negocio no termina allí, resulta que esta organización recibe millones de quetzales, como se ha difundido recientemente en las redes sociales, de la cooperación internacional, de países como Noruega, Suecia y Austria, haciéndose pasar por una organización que defiende los derechos humanos, especialmente de los pueblos indígenas.

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Cómo nos explicamos que algo de semejante envergadura pase en Guatemala. Más de mil denuncias han sido presentadas ante los juzgados respectivos, apenas 76 capturas ejecutadas. Pensemos por un momento que este modelo de robo e impunidad prevaleciera en otras actividades de la economía y que todos empezáramos a robarnos, unos a otros. Entonces el modelo social no funcionaría, 180 mil usuarios se benefician hoy de este robo a costa del resto de ciudadanos. Los guatemaltecos honrados y responsables no podemos prestarnos a hacer del caso Codeca “El negocio del siglo”, no permitamos que se siga propagando bajo la mentira de la defensa de los derechos de los pueblos y exijamos que las instituciones hagan cumplir la ley con todo rigor.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

El negocio del siglo

Redacción
30 de octubre, 2016

Por Juan Carlos Méndez

Imagínese por un momento que su vecino, a hurtadillas, por la noche, impunemente y en forma abusiva, saca su vehículo de la cochera, es decir el suyo, y lo utiliza para ofrecer el servicio de taxi por toda la ciudad, dando tarifas muy bajas, aprovechándose que usted llena el tanque de gasolina todos los días y lo mantiene en buen estado, y para colmo, limpio y con olor a lavanda. Imagínese ahora que ese vecino ladrón se une a otros compinches y hace exactamente lo mismo con todos los vehículos de sus vecinos y como le va tan bien y no recibe castigo, decide replicarlo en otras partes de la ciudad y finalmente se expande por todo el país.

Pues le comento que este ejercicio imaginario, es exactamente lo que pasa en Guatemala con el robo de energía eléctrica. El grupo Codeca, que inició sus operaciones en San Marcos en 1992 se dedica desde el año 2008 al robo de energía eléctrica aplicando una estrategia muy eficaz, promueve primero la violencia para evitar que las empresas de distribución de electricidad puedan medir y cobrar; crea un comité local en el cual involucra a otros miembros de las comunidades, y entonces empieza el robo por medio de los “diablitos”, es decir una conexión directa e ilegal a las líneas de distribución, hoy este negocio abarca nueve municipios. Por el servicio de “conexión” se cobra de Q100 a Q125 y entre Q30 a Q50 por consumo mensual. Hoy el negocio de Codeca es millonario, se estima que el robo de energía representa más de Q110 millones al año. Pero el negocio no termina allí, resulta que esta organización recibe millones de quetzales, como se ha difundido recientemente en las redes sociales, de la cooperación internacional, de países como Noruega, Suecia y Austria, haciéndose pasar por una organización que defiende los derechos humanos, especialmente de los pueblos indígenas.

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Cómo nos explicamos que algo de semejante envergadura pase en Guatemala. Más de mil denuncias han sido presentadas ante los juzgados respectivos, apenas 76 capturas ejecutadas. Pensemos por un momento que este modelo de robo e impunidad prevaleciera en otras actividades de la economía y que todos empezáramos a robarnos, unos a otros. Entonces el modelo social no funcionaría, 180 mil usuarios se benefician hoy de este robo a costa del resto de ciudadanos. Los guatemaltecos honrados y responsables no podemos prestarnos a hacer del caso Codeca “El negocio del siglo”, no permitamos que se siga propagando bajo la mentira de la defensa de los derechos de los pueblos y exijamos que las instituciones hagan cumplir la ley con todo rigor.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo