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Exportando sueños – generando empleos reales

Alfonso Muralles
10 de enero, 2017

Hace unos días, en una entrevista radial, un motivador hablaba sobre la obligación que tiene todo ser humano de no tener miedo a soñar.  Decía, más o menos, que el cuerpo tiene cautivos los sueños y hay que dejarlos trascender, volar, salir y entonces, buscar hacerlos realidad.  Al escucharlo me pareció que se puede establecer una analogía entre ese cuerpo con Guatemala y esos sueños con los bienes y servicios que se producen o se pueden producir, que tienen la capacidad, calidad y cantidad, de exportarse y salir a competir en los mercados internacionales.

Todo aquel que se lanza a la aventura de abrir un negocio, informal o no, según la disponibilidad de capital para la inversión inicial,  está comenzando a materializar un sueño.  Un SU sueño, se dice en guatemalteco.  El sueño puede ser: tener para llevar comida a la mesa familiar, pagar estudios, comprar un carro, una casa.  O puede ser hacer hacerse rico.  Demostrar de lo que se es capaz.  Todos, todos esos sueños/negocios generaran empleos.  Muchos, generaran solamente uno, y este será, generalmente, informal.

Ante las limitaciones demográficas y económicas del país, el gran sueño es exportar.  Y ese es también, el gran generador de empleo.

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El pequeño productor se convierte en un eslabón importante en una cadena que llega al consumidor final al unirse, encadenarse, con otros productores y juntos, por medio de una empresa o una cooperativa, que es la que convenció al cliente que está comprando, llegar a la cantidad y calidad necesaria (contratada), cumplir con los requisitos, documentos, registros y certificaciones (de aquí y de allá a donde va) para llenar el contenedor que se embarcará a puerto lejano.

Estos esfuerzos compartidos que le dan vida a un proceso de comercio internacional, son valorados y estimulados en todo el mundo.  Generan empleo.  Generan divisas.  Generan riqueza.   Son muchos sueños de muchas personas que participan en las diferentes etapas de la cadena, lo que se ven materializados en cada embarque.

Esa valoración y estimulo que vemos en otros países, no la vemos en Guatemala.   Al guatemalteco promedio se le pregunta sobre las principales exportaciones del país y tiene en la punta de la lengua: café, azúcar, bananos.  Ignora que se exportan prendas de vestir por un valor superior a esos 3 productos juntos.  Ignora que la exportación de servicios que proveen los call centers entra en segundo lugar después de la ropa.  Ignora, por supuesto, que la competencia fuera de las fronteras es dura y mucha para llevarse a otros países a las fábricas de ropa y los centros de llamadas, ofreciéndoles mayores estímulos y ventajas a cambio de ir a generar empleos.

Mejor informados, soñaremos más y mejor.  Los estímulos, primero y los empleos después, llegarán por añadidura.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Exportando sueños – generando empleos reales

Alfonso Muralles
10 de enero, 2017

Hace unos días, en una entrevista radial, un motivador hablaba sobre la obligación que tiene todo ser humano de no tener miedo a soñar.  Decía, más o menos, que el cuerpo tiene cautivos los sueños y hay que dejarlos trascender, volar, salir y entonces, buscar hacerlos realidad.  Al escucharlo me pareció que se puede establecer una analogía entre ese cuerpo con Guatemala y esos sueños con los bienes y servicios que se producen o se pueden producir, que tienen la capacidad, calidad y cantidad, de exportarse y salir a competir en los mercados internacionales.

Todo aquel que se lanza a la aventura de abrir un negocio, informal o no, según la disponibilidad de capital para la inversión inicial,  está comenzando a materializar un sueño.  Un SU sueño, se dice en guatemalteco.  El sueño puede ser: tener para llevar comida a la mesa familiar, pagar estudios, comprar un carro, una casa.  O puede ser hacer hacerse rico.  Demostrar de lo que se es capaz.  Todos, todos esos sueños/negocios generaran empleos.  Muchos, generaran solamente uno, y este será, generalmente, informal.

Ante las limitaciones demográficas y económicas del país, el gran sueño es exportar.  Y ese es también, el gran generador de empleo.

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El pequeño productor se convierte en un eslabón importante en una cadena que llega al consumidor final al unirse, encadenarse, con otros productores y juntos, por medio de una empresa o una cooperativa, que es la que convenció al cliente que está comprando, llegar a la cantidad y calidad necesaria (contratada), cumplir con los requisitos, documentos, registros y certificaciones (de aquí y de allá a donde va) para llenar el contenedor que se embarcará a puerto lejano.

Estos esfuerzos compartidos que le dan vida a un proceso de comercio internacional, son valorados y estimulados en todo el mundo.  Generan empleo.  Generan divisas.  Generan riqueza.   Son muchos sueños de muchas personas que participan en las diferentes etapas de la cadena, lo que se ven materializados en cada embarque.

Esa valoración y estimulo que vemos en otros países, no la vemos en Guatemala.   Al guatemalteco promedio se le pregunta sobre las principales exportaciones del país y tiene en la punta de la lengua: café, azúcar, bananos.  Ignora que se exportan prendas de vestir por un valor superior a esos 3 productos juntos.  Ignora que la exportación de servicios que proveen los call centers entra en segundo lugar después de la ropa.  Ignora, por supuesto, que la competencia fuera de las fronteras es dura y mucha para llevarse a otros países a las fábricas de ropa y los centros de llamadas, ofreciéndoles mayores estímulos y ventajas a cambio de ir a generar empleos.

Mejor informados, soñaremos más y mejor.  Los estímulos, primero y los empleos después, llegarán por añadidura.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo