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Conjeturas sobre política

Redacción
15 de enero, 2017

El inicio en todos los lugares, en todos los frentes, de integrar los intereses para que 2020 el panorama político electoral de Guatemala se integre para hacerle frente al copioso fragmentarismo cuyas circunstancias hizo en 2015 que los guatemaltecos votarán sin elegir.

Confundir la unidad de un pueblo con su unicidad (calidad de único) hizo que el encuadramiento político hiciera caso omiso de las circunstancias de precariedad de la época y el desatino de la agenda política que, en 2020 puede conducir al poder a candidatos señalados, presos o enquistados con el ala dura de los mecanismos de depuración de la anomia social. Si no se da un maremoto jurídico como el impulsado por los gobiernos demócratas de América y su diplomacia sobre Guatemala es seguro que la forma de hacer política de los guatemaltecos volverá pronto a su cauce impulsando a candidatos que hoy por hoy se consideran los salvadores del pueblo.

Los grupos que integran el equívoco consistente de la derecha de Guatemala parecen establecer monólogos políticos aún más fragmentarios que han puesto sus ojos sobre personas que en conjunto permitirían la gobernabilidad sin los señalamientos comprometedores hechos ahora sobre la Corte Suprema de Justicia, el Congreso de la República y el Organismo ejecutivo entes sin fundamento y categorías de probidad.

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El criterio de extremada reserva sobre las acciones políticas de los grupos de interés y los grupos de presión se hacen sentir en el gobierno actual convirtiendo a Guatemala en una de las naciones fragmentariamente erráticas en política interna que sucumbe fácilmente a los intereses de los grupos geopolíticos que actúan en América, el Caribe y Centro América.

La inserción de poder castrense y su automargnación progresiva de las acciones de participación ciudadana interna resultarán en 2017, 2018, 2019 claves para blindarse de las acciones que conciernen de forma inmediata a la forma unidireccional  de la ley para que esta no se invierta sobre aquellos que la aplican. El principio a veces teológico pero enormemente eficaz en política “ex opere operato“ definirá una mayor estabilidad incluso si los mandatos de intromisión político jurídica propiciados por la Organización de las Naciones Unidas se prolongan en el país indefinidamente.

El desbordamiento fecal de la actual administración pública en cualquier dirección no ha hecho que la política exterior sobre todo en materia de inversión se descalabre. Eso implica que muchas tesis que sustentan el pensamiento se conviertan en acciones y que las tendencias socialistas de poder tengan poco o nada que hacer en Guatemala. Sus focos de incidencia han traído podredumbre y han sido eliminados poco a poco desde sus mismas bases.

Entonces las expectativas sobre el gobierno civil de Guatemala en 2020 iniciaron en 2017 con una recepción en todos los sectores al diálogo y al justificado esfuerzo de integran a los sectores sociales que, independientes de recibir beneficios, están mucho más interesados en que la dinámica de convivencia y desarrollo social no se vea afectada por aludes de mucho corazón y poco seso como sucede en la administración actual.

Los tres decenios transcurridos de nuestra actual Constitución de la República dieron muestras de los profundos intereses que fueron vertidos en sus creadores y la imposibilidad en suma de ejecutar los Acuerdos de Paz sin que ello perjudique que Guatemala sea hoy por hoy el mejor socio comercial de los países del continente.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

Conjeturas sobre política

Redacción
15 de enero, 2017

El inicio en todos los lugares, en todos los frentes, de integrar los intereses para que 2020 el panorama político electoral de Guatemala se integre para hacerle frente al copioso fragmentarismo cuyas circunstancias hizo en 2015 que los guatemaltecos votarán sin elegir.

Confundir la unidad de un pueblo con su unicidad (calidad de único) hizo que el encuadramiento político hiciera caso omiso de las circunstancias de precariedad de la época y el desatino de la agenda política que, en 2020 puede conducir al poder a candidatos señalados, presos o enquistados con el ala dura de los mecanismos de depuración de la anomia social. Si no se da un maremoto jurídico como el impulsado por los gobiernos demócratas de América y su diplomacia sobre Guatemala es seguro que la forma de hacer política de los guatemaltecos volverá pronto a su cauce impulsando a candidatos que hoy por hoy se consideran los salvadores del pueblo.

Los grupos que integran el equívoco consistente de la derecha de Guatemala parecen establecer monólogos políticos aún más fragmentarios que han puesto sus ojos sobre personas que en conjunto permitirían la gobernabilidad sin los señalamientos comprometedores hechos ahora sobre la Corte Suprema de Justicia, el Congreso de la República y el Organismo ejecutivo entes sin fundamento y categorías de probidad.

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El criterio de extremada reserva sobre las acciones políticas de los grupos de interés y los grupos de presión se hacen sentir en el gobierno actual convirtiendo a Guatemala en una de las naciones fragmentariamente erráticas en política interna que sucumbe fácilmente a los intereses de los grupos geopolíticos que actúan en América, el Caribe y Centro América.

La inserción de poder castrense y su automargnación progresiva de las acciones de participación ciudadana interna resultarán en 2017, 2018, 2019 claves para blindarse de las acciones que conciernen de forma inmediata a la forma unidireccional  de la ley para que esta no se invierta sobre aquellos que la aplican. El principio a veces teológico pero enormemente eficaz en política “ex opere operato“ definirá una mayor estabilidad incluso si los mandatos de intromisión político jurídica propiciados por la Organización de las Naciones Unidas se prolongan en el país indefinidamente.

El desbordamiento fecal de la actual administración pública en cualquier dirección no ha hecho que la política exterior sobre todo en materia de inversión se descalabre. Eso implica que muchas tesis que sustentan el pensamiento se conviertan en acciones y que las tendencias socialistas de poder tengan poco o nada que hacer en Guatemala. Sus focos de incidencia han traído podredumbre y han sido eliminados poco a poco desde sus mismas bases.

Entonces las expectativas sobre el gobierno civil de Guatemala en 2020 iniciaron en 2017 con una recepción en todos los sectores al diálogo y al justificado esfuerzo de integran a los sectores sociales que, independientes de recibir beneficios, están mucho más interesados en que la dinámica de convivencia y desarrollo social no se vea afectada por aludes de mucho corazón y poco seso como sucede en la administración actual.

Los tres decenios transcurridos de nuestra actual Constitución de la República dieron muestras de los profundos intereses que fueron vertidos en sus creadores y la imposibilidad en suma de ejecutar los Acuerdos de Paz sin que ello perjudique que Guatemala sea hoy por hoy el mejor socio comercial de los países del continente.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo