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La Llegada

Redacción
24 de enero, 2017

Hoy interrumpiré la serie de artículos sobre la Arquitectura de la Ciudad, para comentar sobre una extraordinaria obra de arte que tuve el placer de ver este fin de semana pasado.

La Llegada –Arrival en inglés–, la película del director Denis Villeneuve y los escritores Eric Heisseres y Ted Chiang, con los actores Amy Adams como la pelirroja Doctora en Lingüística Louise Banks, y Jeremy Renner como el Doctor en Matemática y Física Teórica Ian Donnely, es verdaderamente una historia de ciencia ficción fuera de serie. Se trata de una invasión extraterrestre de doce gigantescas naves que se mantienen suspendidas sobre sendos puntos, al parecer aleatorios, del globo terráqueo.  El Coronel Weber, interpretado por Forest Whitaker, recluta a la Doctora Banks y al Doctor Donnely, para que ayuden al ejército Norteamericano, a descifrar los mensajes que transmiten estos alienígenas de la nave suspendida sobre Montana. Saber por qué están aquí es crucial para determinar la respuesta adecuada: ¿Son sus intenciones pacíficas u hostiles? Los sonidos, como crujidos de restos de barco bajo el agua,  resultan indescifrables, así que Louise e Ian se ven en la necesidad de confrontar a los extraterrestres para intentar establecer una comunicación más efectiva. Para saber cómo se resuelve la trama, lo invito a ver la película.

Es una película desafiante para adultos inteligentes. Es del tipo donde se trata de resolver problemas en lugar de dispararles. Lo extraordinario de este filme reside en varios aspectos: uno de ellos consiste en que se basa y explora varias teorías científicas y filosóficas, como la manipulación espacio-temporal de la quinta dimensión, la hipótesis de relatividad lingüista de Sapir-Whorf, el principio óptico de Fermat, la concepción del tiempo clásica en lugar de la cristiana, el orden sintáctico libre, el palíndromo, el juego que no suma cero de la teoría de juegos y de la economía, y la teoría del eterno retorno de Nietzsche.

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La primera se trata de lo siguiente: Estamos acostumbrados a establecer como referencia, para una cita por ejemplo, a tres coordenadas espaciales –nos veremos en el cuarto piso del Edificio Paladium que queda en la esquina de la cuarta Avenida y diez y seis Calle de la Zona diez–, y una coordenada temporal –a las diez de la mañana. Si faltara una coordenada, no podríamos reunirnos. Vivimos y nos orientamos en un mundo tetra-dimensional. También estamos acostumbrados a que no estamos atrapados en las coordenadas espaciales –me puedo mover hacia adelante, hacia atrás, hacia un lado, etc. Sin embargo, estamos atrapados en la cuarta dimensión, pues no podemos movernos por el tiempo, ni hacia atrás, ni hacia adelante. La teoría de la quinta dimensión supone que en un mundo penta-dimensional no estaríamos atrapados por la cuarta dimensión, lo que nos permitiría manipular el tiempo y el espacio.

La segunda, la de la relatividad lingüística, consiste en que la forma en que una persona percibe,  conoce y piensa el mundo, y por tanto, la visión que tiene de éste, está fuertemente afectada o determinada por la estructura del  lenguaje que tiene.

La tercera, el principio de Fermat, afirma que la trayectoria real que sigue un rayo de luz entre dos puntos es aquella en la que emplea un tiempo mínimo en recorrerla.

La cuarta consiste en que la concepción del tiempo en el Clasicismo era de naturaleza circular y recurrente. En cambio la concepción del tiempo en el Cristianismo es lineal, con un principio y un fin.

La quinta, la del orden sintáctico libre, consiste en que el significado de una frase u oración permanece sin importar el orden de las palabras. Igual al lenguaje matemático cuando el orden de los factores no afecta al producto.

La sexta, la del palíndromo, consiste en que una palabra o frase se lee igual de derecha a izquierda  que de izquierda a derecha, como “arenera” o “Ana lava lana”.

La séptima, la del juego que no suma cero, consiste en que cuando se da una transacción comercial, como las partes valoran más lo que el otro da que lo que entregan, cada uno sale ganando.

La octava, la idea de la recurrencia como principio de selección, de reevaluación de todos los valores de la propia vida. Vivir como si nuestra vida recurriera eternamente, eligiendo conscientemente y valorando, no disfrutando en la causa y el efecto sino en la creatividad continua; no en la voluntad de auto preservación sino que en la voluntad de poder, en que la propia vida es nuestra obra.

Otro aspecto destacado de la película es la excelente actuación de Amy Adams, quien con meros gestos, de sutileza minimalista, expresa profundas emociones que contagia al público despertando una empatía con la protagonista.

Finalmente  quiero comentar sobre el aspecto formal del filme. La fotografía, dirigida por Bradford Young es deslumbrante, con sus encuadres perfectamente proporcionados; su relación espacial entre figura y fondo bien balanceado; y su gama armónica de grises por complementarios, acentuados por el naranja –en distintos tonos y temperaturas –,  en contraste con fondos verdosos o casi blancos, ayuda a la definición, la precisión, la claridad, y establece unidad entre los elementos por su paleta de colores.

Así que si desea disfrutar de un momento especial en su vida, le recomiendo verla.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

La Llegada

Redacción
24 de enero, 2017

Hoy interrumpiré la serie de artículos sobre la Arquitectura de la Ciudad, para comentar sobre una extraordinaria obra de arte que tuve el placer de ver este fin de semana pasado.

La Llegada –Arrival en inglés–, la película del director Denis Villeneuve y los escritores Eric Heisseres y Ted Chiang, con los actores Amy Adams como la pelirroja Doctora en Lingüística Louise Banks, y Jeremy Renner como el Doctor en Matemática y Física Teórica Ian Donnely, es verdaderamente una historia de ciencia ficción fuera de serie. Se trata de una invasión extraterrestre de doce gigantescas naves que se mantienen suspendidas sobre sendos puntos, al parecer aleatorios, del globo terráqueo.  El Coronel Weber, interpretado por Forest Whitaker, recluta a la Doctora Banks y al Doctor Donnely, para que ayuden al ejército Norteamericano, a descifrar los mensajes que transmiten estos alienígenas de la nave suspendida sobre Montana. Saber por qué están aquí es crucial para determinar la respuesta adecuada: ¿Son sus intenciones pacíficas u hostiles? Los sonidos, como crujidos de restos de barco bajo el agua,  resultan indescifrables, así que Louise e Ian se ven en la necesidad de confrontar a los extraterrestres para intentar establecer una comunicación más efectiva. Para saber cómo se resuelve la trama, lo invito a ver la película.

Es una película desafiante para adultos inteligentes. Es del tipo donde se trata de resolver problemas en lugar de dispararles. Lo extraordinario de este filme reside en varios aspectos: uno de ellos consiste en que se basa y explora varias teorías científicas y filosóficas, como la manipulación espacio-temporal de la quinta dimensión, la hipótesis de relatividad lingüista de Sapir-Whorf, el principio óptico de Fermat, la concepción del tiempo clásica en lugar de la cristiana, el orden sintáctico libre, el palíndromo, el juego que no suma cero de la teoría de juegos y de la economía, y la teoría del eterno retorno de Nietzsche.

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La primera se trata de lo siguiente: Estamos acostumbrados a establecer como referencia, para una cita por ejemplo, a tres coordenadas espaciales –nos veremos en el cuarto piso del Edificio Paladium que queda en la esquina de la cuarta Avenida y diez y seis Calle de la Zona diez–, y una coordenada temporal –a las diez de la mañana. Si faltara una coordenada, no podríamos reunirnos. Vivimos y nos orientamos en un mundo tetra-dimensional. También estamos acostumbrados a que no estamos atrapados en las coordenadas espaciales –me puedo mover hacia adelante, hacia atrás, hacia un lado, etc. Sin embargo, estamos atrapados en la cuarta dimensión, pues no podemos movernos por el tiempo, ni hacia atrás, ni hacia adelante. La teoría de la quinta dimensión supone que en un mundo penta-dimensional no estaríamos atrapados por la cuarta dimensión, lo que nos permitiría manipular el tiempo y el espacio.

La segunda, la de la relatividad lingüística, consiste en que la forma en que una persona percibe,  conoce y piensa el mundo, y por tanto, la visión que tiene de éste, está fuertemente afectada o determinada por la estructura del  lenguaje que tiene.

La tercera, el principio de Fermat, afirma que la trayectoria real que sigue un rayo de luz entre dos puntos es aquella en la que emplea un tiempo mínimo en recorrerla.

La cuarta consiste en que la concepción del tiempo en el Clasicismo era de naturaleza circular y recurrente. En cambio la concepción del tiempo en el Cristianismo es lineal, con un principio y un fin.

La quinta, la del orden sintáctico libre, consiste en que el significado de una frase u oración permanece sin importar el orden de las palabras. Igual al lenguaje matemático cuando el orden de los factores no afecta al producto.

La sexta, la del palíndromo, consiste en que una palabra o frase se lee igual de derecha a izquierda  que de izquierda a derecha, como “arenera” o “Ana lava lana”.

La séptima, la del juego que no suma cero, consiste en que cuando se da una transacción comercial, como las partes valoran más lo que el otro da que lo que entregan, cada uno sale ganando.

La octava, la idea de la recurrencia como principio de selección, de reevaluación de todos los valores de la propia vida. Vivir como si nuestra vida recurriera eternamente, eligiendo conscientemente y valorando, no disfrutando en la causa y el efecto sino en la creatividad continua; no en la voluntad de auto preservación sino que en la voluntad de poder, en que la propia vida es nuestra obra.

Otro aspecto destacado de la película es la excelente actuación de Amy Adams, quien con meros gestos, de sutileza minimalista, expresa profundas emociones que contagia al público despertando una empatía con la protagonista.

Finalmente  quiero comentar sobre el aspecto formal del filme. La fotografía, dirigida por Bradford Young es deslumbrante, con sus encuadres perfectamente proporcionados; su relación espacial entre figura y fondo bien balanceado; y su gama armónica de grises por complementarios, acentuados por el naranja –en distintos tonos y temperaturas –,  en contraste con fondos verdosos o casi blancos, ayuda a la definición, la precisión, la claridad, y establece unidad entre los elementos por su paleta de colores.

Así que si desea disfrutar de un momento especial en su vida, le recomiendo verla.

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo