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¡Vaya huevos (de raptor) los de José Morales!

Redacción
24 de enero, 2017

Jurassic Park. Esa película sobre dinosaurios en la que el Tiranosaurio Rex no era, genéticamente, un dinosaurio real. Guatemala. Esa república en la que el Presidente no es, ni por propuestas ni por acciones, un político real. Aun así, ambos mantienen rasgos propios de la especie a la que dicen pertenecer (¿será acaso esa mirada lateral que impide que se les vea de frente, o esos brazos cortos con garras para atrapar pero que están muy lejos del resto como para soltar?).

En la tercera entrega de la saga de Spielberg (película que él no dirigió) el Dr. Alan Grant regresa a la zona otrora ocupada por InGen (empresa desarrolladora del proyecto “Parque Jurásico”) engañado por una pareja (los Kirby; separados) que quiere rescatar a su hijo. ¿Su misión? Adentrarse en la Isla Sorna hasta dar con un niño en quien queda muy poca esperanza de ser encontrado con vida.

En la enésima entrega de la saga de procesos democráticos de Guatemala, el cómico Jimmy Morales regresa al terreno político (tras intentar conseguir la alcaldía de Mixco en 2011) habitado por una clase que ya no es acreedora de la fe del resto de la población. La Asociación de Veteranos Militares de Guatemala, a través de FCN-Nación, lo impulsó para encontrar un sentimiento de confianza política que tantos años lleva perdido. Menuda faena.

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El Dr. Grant (interpretado por Sam Neill) se fue a la ficticia isla costarricense junto a su joven compañero, Billy Brennan. Morales, por otro lado, llegó a la cúpula de la economía más grande de Centroamérica junto a, entre otras personas, su hijo José Manuel.

“Fue con la mejor de las intenciones.” Un Spinosaurus, carnívoro y gran depredador que le quita el papel antagónico de los dos filmes anteriores al T-Rex, estuvo a punto de acabar con la odisea tropical del paleontólogo estadounidense y quienes iban con él. Pero cuando lograron encerrarse en las ruinas de las instalaciones de InGen, Grant se dio de bruces con el que sería el mayor de sus problemas.

En la “mochila de la suerte” de Billy, un bolso negro raído, había unos huevos de velociraptor, animal, según estudios científicos y esta película, de costumbres sumamente familiares.  ¿Qué hacían ahí? Al joven camarada del doctor se le ocurrió que así podría pagar los gastos de la excavación en la que ambos trabajaban. Al parecer, lo hizo “por ayudar a alguien que en ese momento lo necesitaba”.

Algo similar apareció en el historial fiscal de los ex suegros de José. Una serie de facturas falsas por cantidades tan grandes que servirían para mantener a flote su negocio. Teniendo más o menos su edad, jamás se me habría ocurrido hacer algo tan arriesgado como lo que hizo José, o en menor escala, como lo que hizo Billy. A lo mejor es porque nunca he tenido en mis manos huevos de raptor… ni Q200 y pico mil.

A punto de deshacerse del botín de la mochila raída, el Dr. Grant se detiene. –“Y si nos encuentran con ellos”- le preguntó el señor Kirby. –“Y si nos encuentran sin ellos”- respondió Grant. Imagino una conversación similar entre José y su tío Sammy, aunque el hijo del Presidente se decantó por no comer de esa yema. Menos mal…

“Algunas de las peores cosas en este mundo han sido hechas con las mejores intenciones”. Así de contundente fue Alan Grant con Billy. En el caso de José, su caso se agrava cuando dice que lo vio como algo que cualquier guatemalteco podría hacer. Es verdad, la Guatemala actual ha sido construida por un grupo de corruptos que han atentado contra sus intentos de desarrollarse, pero eso no le da permiso a nadie de seguir su estela y excusarse bajo su sombra.

Como dijo Grant: “en lo que a mí concierne, eres igual o peor que las personas que construyeron este sitio.”

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

¡Vaya huevos (de raptor) los de José Morales!

Redacción
24 de enero, 2017

Jurassic Park. Esa película sobre dinosaurios en la que el Tiranosaurio Rex no era, genéticamente, un dinosaurio real. Guatemala. Esa república en la que el Presidente no es, ni por propuestas ni por acciones, un político real. Aun así, ambos mantienen rasgos propios de la especie a la que dicen pertenecer (¿será acaso esa mirada lateral que impide que se les vea de frente, o esos brazos cortos con garras para atrapar pero que están muy lejos del resto como para soltar?).

En la tercera entrega de la saga de Spielberg (película que él no dirigió) el Dr. Alan Grant regresa a la zona otrora ocupada por InGen (empresa desarrolladora del proyecto “Parque Jurásico”) engañado por una pareja (los Kirby; separados) que quiere rescatar a su hijo. ¿Su misión? Adentrarse en la Isla Sorna hasta dar con un niño en quien queda muy poca esperanza de ser encontrado con vida.

En la enésima entrega de la saga de procesos democráticos de Guatemala, el cómico Jimmy Morales regresa al terreno político (tras intentar conseguir la alcaldía de Mixco en 2011) habitado por una clase que ya no es acreedora de la fe del resto de la población. La Asociación de Veteranos Militares de Guatemala, a través de FCN-Nación, lo impulsó para encontrar un sentimiento de confianza política que tantos años lleva perdido. Menuda faena.

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El Dr. Grant (interpretado por Sam Neill) se fue a la ficticia isla costarricense junto a su joven compañero, Billy Brennan. Morales, por otro lado, llegó a la cúpula de la economía más grande de Centroamérica junto a, entre otras personas, su hijo José Manuel.

“Fue con la mejor de las intenciones.” Un Spinosaurus, carnívoro y gran depredador que le quita el papel antagónico de los dos filmes anteriores al T-Rex, estuvo a punto de acabar con la odisea tropical del paleontólogo estadounidense y quienes iban con él. Pero cuando lograron encerrarse en las ruinas de las instalaciones de InGen, Grant se dio de bruces con el que sería el mayor de sus problemas.

En la “mochila de la suerte” de Billy, un bolso negro raído, había unos huevos de velociraptor, animal, según estudios científicos y esta película, de costumbres sumamente familiares.  ¿Qué hacían ahí? Al joven camarada del doctor se le ocurrió que así podría pagar los gastos de la excavación en la que ambos trabajaban. Al parecer, lo hizo “por ayudar a alguien que en ese momento lo necesitaba”.

Algo similar apareció en el historial fiscal de los ex suegros de José. Una serie de facturas falsas por cantidades tan grandes que servirían para mantener a flote su negocio. Teniendo más o menos su edad, jamás se me habría ocurrido hacer algo tan arriesgado como lo que hizo José, o en menor escala, como lo que hizo Billy. A lo mejor es porque nunca he tenido en mis manos huevos de raptor… ni Q200 y pico mil.

A punto de deshacerse del botín de la mochila raída, el Dr. Grant se detiene. –“Y si nos encuentran con ellos”- le preguntó el señor Kirby. –“Y si nos encuentran sin ellos”- respondió Grant. Imagino una conversación similar entre José y su tío Sammy, aunque el hijo del Presidente se decantó por no comer de esa yema. Menos mal…

“Algunas de las peores cosas en este mundo han sido hechas con las mejores intenciones”. Así de contundente fue Alan Grant con Billy. En el caso de José, su caso se agrava cuando dice que lo vio como algo que cualquier guatemalteco podría hacer. Es verdad, la Guatemala actual ha sido construida por un grupo de corruptos que han atentado contra sus intentos de desarrollarse, pero eso no le da permiso a nadie de seguir su estela y excusarse bajo su sombra.

Como dijo Grant: “en lo que a mí concierne, eres igual o peor que las personas que construyeron este sitio.”

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo