Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Las Noticias Falsas “Fake News” versus la información verdadera.

Redacción
26 de enero, 2017

En todo el mundo el reciente triunfo de Donald Trump reabrió el debate sobre la difusión y la supremacía de noticias falsas en Estados Unidos, Europa, Asia, etc. Sin embargo, aquí en Guatemala poco, muy poco, se habla del gran problema que este fenómeno representa para el mundo entero y sus sociedades. A esto agreguemos el ingrediente de la total interconexión por medio del acceso a la tecnología y del internet las 24 horas del día. La información no para y la insaciable necesidad humana de estar informado o desinformado nos tiene dominados.  

Entonces, ¿Qué anticuerpos tiene Guatemala para entrar a debatir este problema? Hasta los periodistas de carrera y dueños de medios de comunicación están en silencio… me pregunto ¡por qué y hasta cuándo?

Vemos como la construcción de tendencias de opinión por medio de falsos positivos, tergiversaciones y mentiras no es cosa nueva. La historia de la humanidad está repleta de rumores, mentiras a medias, bolas con dedicatoria o imprudencias, que se difunden como verdades y que tienen luego consecuencias dramáticas. Un ejemplo que encontré de noticias falsas antiguas fue el incendio del Parlamento en Alemania en 1933 que Hitler manipuló a su favor al atribuírselo a los comunistas o del Gran Miedo por las plagas del siglo pasado a favor de un gobernante que antecedió a la Revolución francesa.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Sin embargo, gran paradoja de nuestros tiempos; mientras el acceso a la información se democratiza, las noticias falsas están en apogeo, son el boom de los voraces internautas en redes sociales. Así como lo digo, a más información no conduce necesariamente a más verdad. Por eso reitero que me sorprende y preocupa el silencio de los miembros de la comunidad de periodismo y noticias, y los mismísimos dueños de medios de comunicación. Tienen una obligada responsabilidad de abrir y ser actores centrales de este debate.  

En Alemania parlamentarios de varios partidos políticos se han expresado a favor de la elaboración de nuevas leyes para frenar las falsas noticias que se difunden en las redes sociales. A su vez, desde hace algún tiempo atrás empresas como Facebook y Google también llevan adelante medidas en ese sentido. Sin embargo, aquí el debate todavía parece no estar entre las preocupaciones y no les quita el sueño. No hay interés de grupos profesionales para movilizarse o poner presión en este sentido. Ni la sociedad civil, ni los periodistas, menos el gobierno tienen incentivos en dar este debate ya que hay otro tipo de prioridades. Vender, vender, vender a toda costa… aunque no caen en fake news, es el llamado sensacionalismo fotográfico en una sociedad que se mueve por fotos porque no hay cultura de la lectura, el análisis y el debate respetuoso de ideas.

Por suerte, ya Facebook ha tomado nuevas medidas para reportar noticias falsas o difamatorias. Cualquier usuario puede denunciar un contenido que juzgue malicioso. El contenido entonces pasa por el filtro de la “Red internacional de chequeo de datos” (IFCN, por sus siglas en inglés), un consejo formado por diferentes medios y organizaciones ahora determina la veracidad de la información. 

En nuestro país se sigue utilizando la vieja técnica de pagar a “periodistas” o call centers para crear trending topics. Hay una lógica que tiene más que ver con propaganda tradicional a favor o en contra de actores, sectores o posturas que con la difusión de noticias falsas. Lo delicado del problema es que ya sea verdad o mentira, estos son útiles para reforzar opiniones que ya existían y en muchos casos buscando la radicalización, la polarización y negativismos. Al final del ejercicio diario de observar y leer los trending topics y quienes marcan estas tendencias (los twitteros), las personas usan estos medios para comunicar su opinión de manera anónima y sin costo alguno para ventilar o se informa pero no para cambiar, sino para reforzar lo que ya venía pensando. ¡Así de sencillo!

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo

 

Las Noticias Falsas “Fake News” versus la información verdadera.

Redacción
26 de enero, 2017

En todo el mundo el reciente triunfo de Donald Trump reabrió el debate sobre la difusión y la supremacía de noticias falsas en Estados Unidos, Europa, Asia, etc. Sin embargo, aquí en Guatemala poco, muy poco, se habla del gran problema que este fenómeno representa para el mundo entero y sus sociedades. A esto agreguemos el ingrediente de la total interconexión por medio del acceso a la tecnología y del internet las 24 horas del día. La información no para y la insaciable necesidad humana de estar informado o desinformado nos tiene dominados.  

Entonces, ¿Qué anticuerpos tiene Guatemala para entrar a debatir este problema? Hasta los periodistas de carrera y dueños de medios de comunicación están en silencio… me pregunto ¡por qué y hasta cuándo?

Vemos como la construcción de tendencias de opinión por medio de falsos positivos, tergiversaciones y mentiras no es cosa nueva. La historia de la humanidad está repleta de rumores, mentiras a medias, bolas con dedicatoria o imprudencias, que se difunden como verdades y que tienen luego consecuencias dramáticas. Un ejemplo que encontré de noticias falsas antiguas fue el incendio del Parlamento en Alemania en 1933 que Hitler manipuló a su favor al atribuírselo a los comunistas o del Gran Miedo por las plagas del siglo pasado a favor de un gobernante que antecedió a la Revolución francesa.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Sin embargo, gran paradoja de nuestros tiempos; mientras el acceso a la información se democratiza, las noticias falsas están en apogeo, son el boom de los voraces internautas en redes sociales. Así como lo digo, a más información no conduce necesariamente a más verdad. Por eso reitero que me sorprende y preocupa el silencio de los miembros de la comunidad de periodismo y noticias, y los mismísimos dueños de medios de comunicación. Tienen una obligada responsabilidad de abrir y ser actores centrales de este debate.  

En Alemania parlamentarios de varios partidos políticos se han expresado a favor de la elaboración de nuevas leyes para frenar las falsas noticias que se difunden en las redes sociales. A su vez, desde hace algún tiempo atrás empresas como Facebook y Google también llevan adelante medidas en ese sentido. Sin embargo, aquí el debate todavía parece no estar entre las preocupaciones y no les quita el sueño. No hay interés de grupos profesionales para movilizarse o poner presión en este sentido. Ni la sociedad civil, ni los periodistas, menos el gobierno tienen incentivos en dar este debate ya que hay otro tipo de prioridades. Vender, vender, vender a toda costa… aunque no caen en fake news, es el llamado sensacionalismo fotográfico en una sociedad que se mueve por fotos porque no hay cultura de la lectura, el análisis y el debate respetuoso de ideas.

Por suerte, ya Facebook ha tomado nuevas medidas para reportar noticias falsas o difamatorias. Cualquier usuario puede denunciar un contenido que juzgue malicioso. El contenido entonces pasa por el filtro de la “Red internacional de chequeo de datos” (IFCN, por sus siglas en inglés), un consejo formado por diferentes medios y organizaciones ahora determina la veracidad de la información. 

En nuestro país se sigue utilizando la vieja técnica de pagar a “periodistas” o call centers para crear trending topics. Hay una lógica que tiene más que ver con propaganda tradicional a favor o en contra de actores, sectores o posturas que con la difusión de noticias falsas. Lo delicado del problema es que ya sea verdad o mentira, estos son útiles para reforzar opiniones que ya existían y en muchos casos buscando la radicalización, la polarización y negativismos. Al final del ejercicio diario de observar y leer los trending topics y quienes marcan estas tendencias (los twitteros), las personas usan estos medios para comunicar su opinión de manera anónima y sin costo alguno para ventilar o se informa pero no para cambiar, sino para reforzar lo que ya venía pensando. ¡Así de sencillo!

Republicagt es ajena a la opinión expresada en este artículo