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Parlamento británico debate el inicio de la ruptura con la UE

Allan Martinez
31 de enero, 2017

Londres, Reino Unido | AFP |

“¿Confiamos en la gente o no?”, dijo el ministro a cargo del Brexit, David Davis, pidiendo a los diputados su apoyo a este escueto proyecto de ley -dos artículos- que permitirá a May activar el Artículo 50 del Tratado europeo de Lisboa, punto de salida de dos años de negociaciones para abandonar el bloque.

El examen del texto en la Cámara de los Comunes tendrá lugar martes y miércoles, y será el inicio de un recorrido que incluye lectura y votaciones también en la de los Lores, y una aprobación esperada hacia el 7 de marzo, que permitiría a May notificar la salida a sus socios europeos en la cumbre de líderes del 9 de marzo.

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Inicialmente, May no quería pasar por el Parlamento para notificar la salida, pero la Corte Suprema le obligó a ello con el argumento de que el brazo legislativo aprobó la entrada en la UE y es él quien debe autorizar la salida.

Aunque los diputados proeuropeos son mayoría en el Parlamento, no se espera que vayan a bloquear el inicio de la ruptura con la UE.

“¿Apoyan la voluntad del pueblo británico o no?”, lanzó May a los diputados el lunes, en una conferencia de prensa en Dublín, recordando que el 52% de quienes participaron en el referéndum del 23 de junio dio su respaldo a la salida de la UE.

Los laboristas, de nuevo divididos

Los conservadores tienen mayoría absoluta en la Cámara de los comunes, por lo que las cinco enmiendas que la oposición ha presentado difícilmente prosperarán.

Una de ellas reclama que el Reino Unido se mantenga en el mercado único -al contrario de lo que defiende May- o que los parlamentos regionales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte tengan protagonismo en el Brexit, algo innecesario, según el fallo de la Corte Suprema.

La idea de May es activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa en marzo como muy tarde, dando pie a dos años de negociaciones para acordar los términos del divorcio.

Los problemas para el gobierno con el escrutinio parlamentario podrían surgir más adelante, si los diputados reclaman voz y voto sobre los términos de la separación, en un momento en que la sociedad está dividida entre romper del todo con UE para controlar la inmigración o seguir en el mercado único.

El proyecto de ley podría abrir la enésima crisis en la bancada del Partido Laborista bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn. Este quiere que sus diputados voten a favor del proyecto de ley, y ha amenazado con represalias, pero algunos, generalmente de circunscripciones ampliamente proeuropeas -como todas las de Londres, por ejemplo- han anunciado que no facilitarán de ningún modo la salida de la UE.

Por ejemplo, Tulip Siddiq, diputada laborista por la circunscripción londinense de Hampstead y Kilburn, dimitió de su puesto de portavoz parlamentaria en temas de educación prescolar, porque se niega a aprobar la ley: “simplemente, no voy a activar el Artículo 50 porque (…) desafía las preferencias expresadas por quienes me eligieron al Parlamento”, escribió en The Guardian.

Parlamento británico debate el inicio de la ruptura con la UE

Allan Martinez
31 de enero, 2017

Londres, Reino Unido | AFP |

“¿Confiamos en la gente o no?”, dijo el ministro a cargo del Brexit, David Davis, pidiendo a los diputados su apoyo a este escueto proyecto de ley -dos artículos- que permitirá a May activar el Artículo 50 del Tratado europeo de Lisboa, punto de salida de dos años de negociaciones para abandonar el bloque.

El examen del texto en la Cámara de los Comunes tendrá lugar martes y miércoles, y será el inicio de un recorrido que incluye lectura y votaciones también en la de los Lores, y una aprobación esperada hacia el 7 de marzo, que permitiría a May notificar la salida a sus socios europeos en la cumbre de líderes del 9 de marzo.

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Inicialmente, May no quería pasar por el Parlamento para notificar la salida, pero la Corte Suprema le obligó a ello con el argumento de que el brazo legislativo aprobó la entrada en la UE y es él quien debe autorizar la salida.

Aunque los diputados proeuropeos son mayoría en el Parlamento, no se espera que vayan a bloquear el inicio de la ruptura con la UE.

“¿Apoyan la voluntad del pueblo británico o no?”, lanzó May a los diputados el lunes, en una conferencia de prensa en Dublín, recordando que el 52% de quienes participaron en el referéndum del 23 de junio dio su respaldo a la salida de la UE.

Los laboristas, de nuevo divididos

Los conservadores tienen mayoría absoluta en la Cámara de los comunes, por lo que las cinco enmiendas que la oposición ha presentado difícilmente prosperarán.

Una de ellas reclama que el Reino Unido se mantenga en el mercado único -al contrario de lo que defiende May- o que los parlamentos regionales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte tengan protagonismo en el Brexit, algo innecesario, según el fallo de la Corte Suprema.

La idea de May es activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa en marzo como muy tarde, dando pie a dos años de negociaciones para acordar los términos del divorcio.

Los problemas para el gobierno con el escrutinio parlamentario podrían surgir más adelante, si los diputados reclaman voz y voto sobre los términos de la separación, en un momento en que la sociedad está dividida entre romper del todo con UE para controlar la inmigración o seguir en el mercado único.

El proyecto de ley podría abrir la enésima crisis en la bancada del Partido Laborista bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn. Este quiere que sus diputados voten a favor del proyecto de ley, y ha amenazado con represalias, pero algunos, generalmente de circunscripciones ampliamente proeuropeas -como todas las de Londres, por ejemplo- han anunciado que no facilitarán de ningún modo la salida de la UE.

Por ejemplo, Tulip Siddiq, diputada laborista por la circunscripción londinense de Hampstead y Kilburn, dimitió de su puesto de portavoz parlamentaria en temas de educación prescolar, porque se niega a aprobar la ley: “simplemente, no voy a activar el Artículo 50 porque (…) desafía las preferencias expresadas por quienes me eligieron al Parlamento”, escribió en The Guardian.