“Dejamos mucho tiempo que este Congreso caminara por su cuenta y entonces se fue formando ahí una especie de nido de ratas que ahora nos está causando mucho daño. Pero hay que purificarlo, hay que trabajar para que tengamos un buen Legislativo”.
Así respondió el arzobispo metropolitano, Oscar Vian, tras consultarle qué opinaba de los antejuicios y capturas de parlamentarios y exdiputados por casos de corrupción que se vienen registrando desde el año pasado. Para él ha quedado claro que es más importante, en los comicios generales, “la elección de legisladores que la del Presidente de la República”.
La purificación que se debe hacer a la hora de elegir a los parlamentarios” es importante “para que así podamos estar tranquilos de que las leyes que se aprueben son para el bien de Guatemala y no de personas individuales”, enfatizó el arzobispo metropolitano.
Mea culpa
Marvin Orellana, tercer vicepresidente del Congreso, reconoció que el líder de la Iglesia Católica tiene razón.
“En arcas abiertas hasta el más justo peca. La auditoría social es básica en todo país, estoy consciente que tanto los diputados, alcaldes y cualquier funcionario tienen que estar sometidos al escrutinio social, las auditorías fiscales y de la Contraloría de Cuentas. El país necesita combatir la corrupción y el que esté infringiendo la ley tiene que pagar por eso”, indicó Orellana.
Luego al referirse las declaraciones de Vian donde habla de la necesidad de “purificar” el Legislativo por el bien común, dijo: “Las leyes que salen del Congreso deben de ser de justicia social. Tiene razón, nosotros tenemos una deuda moral con el pueblo”.
Un pueblo aguantador
Para Luis Linares, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), la sociedad guatemalteca ha sido “demasiado tolerante” con los legisladores.
“Ellos (los diputados) vieron que si hacían una cosa no pasaba nada, y luego otra, y lo mismo. Y así se fueron volviendo más descarados y sin vergüenzas. Además, no hemos exigido que sistema de justicia y los órganos de control funcionen”, agregó Linares.
Para el analista político los diputados no están comprometidos con la lucha contra la corrupción y desde hace rato están “tanteando” a la población con iniciativas de ley que pretenden beneficiar a los corruptos.
“Como ha ocurrido en Brasil y Rumanía, recientemente, quieren emitir leyes que reduzcan las penas y protejan a los corruptos y les aten las manos a los fiscales. Están abusando de la paciencia de la ciudadanía y va haber un estallido de cólera y entonces si van a tener que poner de rodillas”, señaló Linares.
La única forma de corregir el rumbo del Legislativo es a través de “la presión ciudadana y el apoyo a los órganos de control. Hay que exigir que se aceleren los juicios y que haya condenas. Tiene que haber disuasivos por el lado del castigo”, concluyó diciendo Linares.
“Dejamos mucho tiempo que este Congreso caminara por su cuenta y entonces se fue formando ahí una especie de nido de ratas que ahora nos está causando mucho daño. Pero hay que purificarlo, hay que trabajar para que tengamos un buen Legislativo”.
Así respondió el arzobispo metropolitano, Oscar Vian, tras consultarle qué opinaba de los antejuicios y capturas de parlamentarios y exdiputados por casos de corrupción que se vienen registrando desde el año pasado. Para él ha quedado claro que es más importante, en los comicios generales, “la elección de legisladores que la del Presidente de la República”.
La purificación que se debe hacer a la hora de elegir a los parlamentarios” es importante “para que así podamos estar tranquilos de que las leyes que se aprueben son para el bien de Guatemala y no de personas individuales”, enfatizó el arzobispo metropolitano.
Mea culpa
Marvin Orellana, tercer vicepresidente del Congreso, reconoció que el líder de la Iglesia Católica tiene razón.
“En arcas abiertas hasta el más justo peca. La auditoría social es básica en todo país, estoy consciente que tanto los diputados, alcaldes y cualquier funcionario tienen que estar sometidos al escrutinio social, las auditorías fiscales y de la Contraloría de Cuentas. El país necesita combatir la corrupción y el que esté infringiendo la ley tiene que pagar por eso”, indicó Orellana.
Luego al referirse las declaraciones de Vian donde habla de la necesidad de “purificar” el Legislativo por el bien común, dijo: “Las leyes que salen del Congreso deben de ser de justicia social. Tiene razón, nosotros tenemos una deuda moral con el pueblo”.
Un pueblo aguantador
Para Luis Linares, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), la sociedad guatemalteca ha sido “demasiado tolerante” con los legisladores.
“Ellos (los diputados) vieron que si hacían una cosa no pasaba nada, y luego otra, y lo mismo. Y así se fueron volviendo más descarados y sin vergüenzas. Además, no hemos exigido que sistema de justicia y los órganos de control funcionen”, agregó Linares.
Para el analista político los diputados no están comprometidos con la lucha contra la corrupción y desde hace rato están “tanteando” a la población con iniciativas de ley que pretenden beneficiar a los corruptos.
“Como ha ocurrido en Brasil y Rumanía, recientemente, quieren emitir leyes que reduzcan las penas y protejan a los corruptos y les aten las manos a los fiscales. Están abusando de la paciencia de la ciudadanía y va haber un estallido de cólera y entonces si van a tener que poner de rodillas”, señaló Linares.
La única forma de corregir el rumbo del Legislativo es a través de “la presión ciudadana y el apoyo a los órganos de control. Hay que exigir que se aceleren los juicios y que haya condenas. Tiene que haber disuasivos por el lado del castigo”, concluyó diciendo Linares.