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¡No es tu culpa!

Redacción
08 de julio, 2017

En cualquier tipo de abuso existe cobardía. Y por alguna razón bastante ilógica, algunas personas creen que viene por parte de las víctimas pues no logra actuar con el “suficiente valor” para denunciar los abusos recibidos.
Uno de los mayores problemas es que las víctimas sienten culpa de los maltratos que reciben. Creen que son cómplices de la violencia que les aqueja y se arma un círculo vicioso. Muchas mujeres víctimas de violencia intrafamiliar después de armarse de mucho valor para denunciar, la retiran pues sienten culpables de denunciar a sus abusadores.

Toco el tema por la conmemoración de la desaparición de Cristina Siekavizza. Seis años en los que dos niños pequeños no han abrazado a su mamá, en que dos padres no han podido ver a su hija, en los que sus hermanos no han podido escuchar su risa.
Según algunos comentarios realizados por la familia de Cristina, el abuso era perceptible. Control por parte de su esposo, y principal sospechoso, Roberto Barreda. Violencia económica, un problema latente en las familias, pero que muchos deciden ignorar. La violencia física nunca fue puesta en manifiesto por lo que, aunque el problema era notorio para la familia, no parecía tan serio.
Se han realizado más de cien diligencias en busca del cuerpo de Cristina, y todas con el mismo resultado: Nada. Cristina era una mujer valiente eso nadie podría negarlo. Aunque se enfrentaba con muchos problemas a diario esto no le impidió seguir siendo una madre dedicada y amorosa con sus hijos.
El proceso para resolver este caso va lento, lo cual de alguna manera da pauta a pensar que todos los casos llevan este proceso agónico y lento para los familiares. A este caso hay que agregarle además el tráfico de influencias por parte de Ofelia de León, madre de Roberto Barreda.

No digo que no haya que tener miedo, solo digo que no hay que sentir culpa. Nadie tiene el derecho de cortar libertad y felicidad a nadie. La culpa es solamente una herramienta que ayuda a paralizar a la víctima dejando así al abusador en ventaja. La mejor manera de deshacerse de esta ventaja es informándonos y denunciando.

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo

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En cualquier tipo de abuso existe cobardía. Y por alguna razón bastante ilógica, algunas personas creen que viene por parte de las víctimas pues no logra actuar con el “suficiente valor” para denunciar los abusos recibidos.
Uno de los mayores problemas es que las víctimas sienten culpa de los maltratos que reciben. Creen que son cómplices de la violencia que les aqueja y se arma un círculo vicioso. Muchas mujeres víctimas de violencia intrafamiliar después de armarse de mucho valor para denunciar, la retiran pues sienten culpables de denunciar a sus abusadores.

Toco el tema por la conmemoración de la desaparición de Cristina Siekavizza. Seis años en los que dos niños pequeños no han abrazado a su mamá, en que dos padres no han podido ver a su hija, en los que sus hermanos no han podido escuchar su risa.
Según algunos comentarios realizados por la familia de Cristina, el abuso era perceptible. Control por parte de su esposo, y principal sospechoso, Roberto Barreda. Violencia económica, un problema latente en las familias, pero que muchos deciden ignorar. La violencia física nunca fue puesta en manifiesto por lo que, aunque el problema era notorio para la familia, no parecía tan serio.
Se han realizado más de cien diligencias en busca del cuerpo de Cristina, y todas con el mismo resultado: Nada. Cristina era una mujer valiente eso nadie podría negarlo. Aunque se enfrentaba con muchos problemas a diario esto no le impidió seguir siendo una madre dedicada y amorosa con sus hijos.
El proceso para resolver este caso va lento, lo cual de alguna manera da pauta a pensar que todos los casos llevan este proceso agónico y lento para los familiares. A este caso hay que agregarle además el tráfico de influencias por parte de Ofelia de León, madre de Roberto Barreda.

No digo que no haya que tener miedo, solo digo que no hay que sentir culpa. Nadie tiene el derecho de cortar libertad y felicidad a nadie. La culpa es solamente una herramienta que ayuda a paralizar a la víctima dejando así al abusador en ventaja. La mejor manera de deshacerse de esta ventaja es informándonos y denunciando.

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