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Miedo del miedo

Redacción
05 de agosto, 2017

Es martes en la noche, el reloj del carro nos dice que son las 8 y media. Estamos un poco desviados de nuestra ruta de todos los días. Ya escuchamos pasar una patrulla y en el camino escuchamos a una ambulancia acercarse, toma la vía en sentido contrario. Detrás de esa, vienen dos más que toman el mismo camino. La pregunta a esta altura es obvia: ¿qué habrá pasado? El tránsito, aunque lento, fluye, lo que da lugar a pensar que sea lo que sea, no tiene mucho tiempo de haber ocurrido.

La respuesta llega pronto, una camioneta derribó varios árboles del arriate. Las tres ambulancias, ya estacionadas, iban todas para salvar la vida del piloto. Veo como una bombero entra una camilla. Mi mamá dice algo como: “Otro más y a nadie le importa, pobrecito. Ojalá este vivo.” Y al llegar a mi casa busco la noticia. No, ya no estaba vivo. Tenía mi edad y lo mataron por la extorción.

Quizá fue porque vi de cerca este caso en particular, pero no pude dejar de sentirme triste desde que pasó. Y me frustra un poco más pensar que este problema, ocurre casi todos los días y no hay manera de detenerlo. Es un ciclo que se repite una y otra vez.

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Estamos siendo esclavos del miedo. Todos víctimas de la violencia. Pienso en Berni, un chico que conocí cuando era niño. Lo mataron porque quiso salirse de la mara. Recuerdo el caso de Carlos, el niño al que tiraron de un puente por no querer unirse a una mara. ¿Entonces? ¿Cuál es la alternativa que ellos tenían? ¿Con qué opción habrían salvado su vida? Un no o un sí los llevaba al mismo lugar. No podemos culparlos de no querer, o alcanzar, un futuro mejor cuando es obvio que esa no era una opción para ellos.

Necesitamos de manera urgente medidas que sancionen realmente a la violencia. Hacer de nuestro sistema penitenciario, un sistema eficaz y capaz de sancionar y rehabilitar a todo aquel que cometa un delito.

Tengo miedo que los guatemaltecos sigamos teniendo miedo. Sobre todo que este sentimiento nos lleve a promover más violencia para “combatir” la ya desmedida que anda gobernando nuestro país.

República esa ajena a la opinión expresada en este artículo

 

 

Miedo del miedo

Redacción
05 de agosto, 2017

Es martes en la noche, el reloj del carro nos dice que son las 8 y media. Estamos un poco desviados de nuestra ruta de todos los días. Ya escuchamos pasar una patrulla y en el camino escuchamos a una ambulancia acercarse, toma la vía en sentido contrario. Detrás de esa, vienen dos más que toman el mismo camino. La pregunta a esta altura es obvia: ¿qué habrá pasado? El tránsito, aunque lento, fluye, lo que da lugar a pensar que sea lo que sea, no tiene mucho tiempo de haber ocurrido.

La respuesta llega pronto, una camioneta derribó varios árboles del arriate. Las tres ambulancias, ya estacionadas, iban todas para salvar la vida del piloto. Veo como una bombero entra una camilla. Mi mamá dice algo como: “Otro más y a nadie le importa, pobrecito. Ojalá este vivo.” Y al llegar a mi casa busco la noticia. No, ya no estaba vivo. Tenía mi edad y lo mataron por la extorción.

Quizá fue porque vi de cerca este caso en particular, pero no pude dejar de sentirme triste desde que pasó. Y me frustra un poco más pensar que este problema, ocurre casi todos los días y no hay manera de detenerlo. Es un ciclo que se repite una y otra vez.

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Estamos siendo esclavos del miedo. Todos víctimas de la violencia. Pienso en Berni, un chico que conocí cuando era niño. Lo mataron porque quiso salirse de la mara. Recuerdo el caso de Carlos, el niño al que tiraron de un puente por no querer unirse a una mara. ¿Entonces? ¿Cuál es la alternativa que ellos tenían? ¿Con qué opción habrían salvado su vida? Un no o un sí los llevaba al mismo lugar. No podemos culparlos de no querer, o alcanzar, un futuro mejor cuando es obvio que esa no era una opción para ellos.

Necesitamos de manera urgente medidas que sancionen realmente a la violencia. Hacer de nuestro sistema penitenciario, un sistema eficaz y capaz de sancionar y rehabilitar a todo aquel que cometa un delito.

Tengo miedo que los guatemaltecos sigamos teniendo miedo. Sobre todo que este sentimiento nos lleve a promover más violencia para “combatir” la ya desmedida que anda gobernando nuestro país.

República esa ajena a la opinión expresada en este artículo