Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

La crítica de Miguel

Warren Orbaugh
09 de agosto, 2017

El amigo Byron Alexander Hernández me preguntó el otro día sobre lo que opino de la crítica que hiciera su amigo el filósofo Miguel Roldán sobre mi artículo “El hombre es lo que hace”. Como no lo había leído, y aprecio a ambos, le dije que me tomaría el tiempo para examinarla y le haría saber que pienso –y suponiendo también que puede ser de interés para mis lectores– procedo a hacerlo.

Examinemos primero lo que dice su primer argumento:
“Este artículo de Warren Orbaugh es un despropósito, un ejemplo de eclecticismo irracional del que tanto gusta a un Peter Keating. Un intento de combinar el Objetivismo con la irracionalidad del materialismo de Nieztsche y el existencialismo de Sartre con el pragmatismo de Dewey y James.”

Para empezar, el artículo no es un intento de conciliar al Objetivismo con otras doctrinas filosóficas. Y si Miguel pretende que no hay ideas o temas en común entre distintas filosofías, entonces tendría que decir lo mismo de Ayn Rand, a quien tanto admira. Es un completo error y una ingenuidad pensar que el Objetivismo de Rand es una filosofía sin antecedentes que la influencien, ya sea que tome o reaccione en contra de ideas de otros filósofos. Todos estamos influenciados por filosofías, aunque no seamos conscientes de ello, como lo explica muy bien Rand en “Filosofía: ¿quién la necesita?” Rand tomo ideas de Aristóteles, de John Locke (quien a su vez se basa en Aristóteles), de Kant (sí de Kant a quien tanto desprecia), de Nietzsche, de Heidegger y de Mises, entre otros.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

También es una equivocación, en filosofía como en la vida, asumir que porque alguien está en lo correcto sobre un asunto, está en lo correcto sobre todo lo demás; y al revés, que porque está errado en algún asunto, está errado en todo lo demás. Parece que Miguel no se da cuenta de que Rand toma de los filósofos mencionados las ideas que según ella describen correctamente la realidad y desecha aquellas que no, formando así un nuevo sistema basado en una coherencia no contradictoria.

Por ejemplo, toma el realismo Aristotélico, pero corrige en percepción la idea de que nos formamos una imagen correspondiente al mundo y en metafísica la idea de que la “esencia” es metafísica demostrando que es epistemológica.

El famoso enunciado de Rand, A es A, lo tomó de los escolásticos, pues Aristóteles sólo menciona el principio de no contradicción y del tercio excluso. El principio de causalidad que sostiene Rand también lo encontramos en Aristóteles que nos dice es una ley inherente en el ser en cuanto ser, es decir ser algo con una naturaleza específica y que actúa de acuerdo a esa naturaleza. En cuanto a lo bueno Aristóteles dice: “Lo bueno de cada cosa es seguramente lo que la preserva.” [Aristóteles. Política. Libro 2, Capítuo 2]; Nietzche dice: “¿Qué es bueno? –Todo lo que eleva el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo en el hombre. ¿Qué es malo? –Todo lo que procede de la debilidad.”, [Friedrich Nietzsche. El Anticristo]; y Rand dice: “Todo aquello que es apropiado para la vida de un ser racional es lo bueno; todo aquello que la destruye es lo malo.” [Ayn Rand. El Nuevo Intelectual. “Discurso de Galt”].

«Instrumento de tu cuerpo es también tu razón,… “¡Siente aquí dolor!” Y entonces el yo sufre y trata de buscar poner término a su sufrimiento. Y precisamente para tal fin debe pensar», dice Nietzsche. [Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratustra. “De los Detractores del Cuerpo”.] Y Rand: « La razón es el instrumento cognitivo del hombre, la facultad que le posibilita percibir los hechos de la realidad.» [Entrevista de “Playboy” a Rand]. Y, « La mente del hombre es su medio básico de supervivencia –y de autoprotección.» [Ayn Rand. La Nueva Izquierda. “Los Comprachicos”].

Uno de los temas recurrentes en Nietzsche es la necesidad de cuestionar continuamente la propia subestructura intelectual: « Las convicciones son mayores enemigos de la verdad que las mentiras… ¿Estamos obligados a ser fieles con nuestros errores aun cuando nos damos cuenta que al hacerlo perjudicamos nuestros ser superior? No, no hay ley ni obligación de este tipo; traidores debemos ser, desleales debemos ser, una y otra vez debemos abandonar nuestros ideales.» [Friedrich Nietzsche. Humano, demasiado Humano]. Encontramos aquí la raíz de la máxima de Rand: «Chequea tus premisas».

Al igual que Nietzsche, Heidegger y Sartre, Rand se interesa en el problema existencial del hombre, de cómo existe en el mundo, cómo se relaciona con este, cómo se es auténtico. Un ejemplo que toma Rand de Heidegger es la visión que tiene de la relación del hombre con el mundo, en donde éste último indica que lo que fallamos en reconocer es que lo que realmente experimentamos no son las cosas presentes sino que, como él lo llama, las cosas que están listas-para- la mano, es decir, cosas que son favorables o desfavorables para nosotros –cosas de las que podemos o no hacer algún uso. Cuando vemos un martillo, vemos un posible instrumento para hincar clavos. Pero no sólo los instrumentos hechos por el hombre experimentamos del modo de listo-para-la mano, sino que también la naturaleza inanimada: « el bosque es fuente de madera, la montaña una cantera de rocas, el río es energía hidráulica, el viento es “energía en las velas”.» [Martín Heidegger. Ser y Tiempo].
Comparemos el párrafo anterior con el de Rand en “El Manantial” cuando describe a un Roark desnudo contemplando la naturaleza: « Miró el granito. “Para ser cortado” –se dijo– “y convertido en muros”. Miró un árbol: “Para ser derribado y transformado en encofrados”. .. “Estas rocas –siguió diciéndose– están aquí para mí; esperando el taladro, la dinamita, y mi voz; esperando que las arranquen, las corten, las tallen, las rehaga; esperando la forma que les darán mis manos.” [Ayn Rand. El Manantial].

El símil es evidente.

Continúa Miguel con lo siguiente:

“Dice Orbaugh que nuestra vida es un absurdo, que nacemos como algo absurdo, y que solo nosotros podemos darle sentido a la vida….” Y sigue con un ataque contra Sartre.

En realidad, como puede constatarse en mi artículo, yo no digo eso. Quiero suponer que es un error honesto y no una falacia del hombre de paja. En todo caso el resto de su crítica es irrelevante pues no se dirige a lo que digo sino que es una diatriba contra Sartre.

Lo que yo digo es: “Consciente de que tu existencia es absurda –el propósito de tu existencia no te viene de nadie, sino que eres tú mismo quien será responsable y establecerás el propósito de la misma; de que tu existencia es temporal –tu acción siempre apunta hacia el futuro, forzosamente ha de consistir en planear y actuar con miras a alcanzar un mañana mejor; de que tu existencia es finita –terminará en algún momento; de que es perecedera –que deberá acabarse estropeándose; y que es indeterminada –no sabes cuándo terminará.” [Warren Orbaugh. El Hombre es lo que Hace].

En el significado filosófico, esto quiere decir y enfatiza, el hecho de que no hay una entidad que diseñó la existencia proveyéndola de un propósito. La existencia simplemente es, como dice Rand. La existencia es sólo un hecho, como dicen Nietzsche, Heidegger y Sartre, que no se puede explicar lógica, teológica, o científicamente. No tiene sentido cuestionar la existencia. La pregunta equivocada de Heidegger es ¿por qué la existencia en lugar de nada? Es una pregunta equivocada porque considera la nada como un “algo” alternativo, y la “nada” no existe. Esto es lo que quiere decir que la existencia es absurda, es decir que no tiene sentido buscar una razón para ésta, la pregunta no tiene sentido. Y, por lo mismo, uno no existe con un propósito imbuido por su supuesto creador. « El que mi vida no tiene propósito es evidente desde la naturaleza accidental de su origen; que yo puedo plantear un propósito para mí es otro asunto» dice Nietzsche. [Friedrich Nietzsche. Notas de 1873]. Esa verdad nos deja a cada uno la responsabilidad de crear nuestra propia vida y por tanto establecer un propósito para cómo vivirla, como indica Rand al describir el propósito como uno de los tres valores cardinales de la ética Objetivista, junto con la razón y la autoestima: « Un propósito central sirve para integrar todos los otros intereses de la vida del hombre. Establece la jerarquía, la relativa importancia, de sus valores, le evita innecesarios conflictos internos, le permite disfrutar la vida en una escala amplia y llevar esa alegría a cualquier área abierta a su mente; mientras que un hombre sin propósito está perdido en el caos.» [Entrevista de “Playboy” a Rand] Lo mismo dijo poéticamente Nietzsche con anterioridad: « Una profesión es la columna vertebral de la vida.» [Friedrich Nietzsche. Humano, demasiado Humano].

Éste es otro de los temas explorados en “El Manantial” de Rand, donde lo concretiza en el contrastaste entre el autoimpuesto propósito de su vida de Roark con el despropósito en la vida de Keating, y la labor de Toohey, el villano que destruye el propósito de vida de sus estudiantes: «La gente notaba que Ellswoth Toohey raras veces permitía que sus alumnos siguieran las carreras que habían elegido. “Si yo fuera tú, no seguiría abogacía;… Es más sabio elegir una profesión en la cual puedas estar tranquilo, medido y dueño de la situación. Sí, aunque la odies. Te hará descender a lo terrenal…”» [Ayn Rand. “El Manantial”].

Continuará.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

La crítica de Miguel

Warren Orbaugh
09 de agosto, 2017

El amigo Byron Alexander Hernández me preguntó el otro día sobre lo que opino de la crítica que hiciera su amigo el filósofo Miguel Roldán sobre mi artículo “El hombre es lo que hace”. Como no lo había leído, y aprecio a ambos, le dije que me tomaría el tiempo para examinarla y le haría saber que pienso –y suponiendo también que puede ser de interés para mis lectores– procedo a hacerlo.

Examinemos primero lo que dice su primer argumento:
“Este artículo de Warren Orbaugh es un despropósito, un ejemplo de eclecticismo irracional del que tanto gusta a un Peter Keating. Un intento de combinar el Objetivismo con la irracionalidad del materialismo de Nieztsche y el existencialismo de Sartre con el pragmatismo de Dewey y James.”

Para empezar, el artículo no es un intento de conciliar al Objetivismo con otras doctrinas filosóficas. Y si Miguel pretende que no hay ideas o temas en común entre distintas filosofías, entonces tendría que decir lo mismo de Ayn Rand, a quien tanto admira. Es un completo error y una ingenuidad pensar que el Objetivismo de Rand es una filosofía sin antecedentes que la influencien, ya sea que tome o reaccione en contra de ideas de otros filósofos. Todos estamos influenciados por filosofías, aunque no seamos conscientes de ello, como lo explica muy bien Rand en “Filosofía: ¿quién la necesita?” Rand tomo ideas de Aristóteles, de John Locke (quien a su vez se basa en Aristóteles), de Kant (sí de Kant a quien tanto desprecia), de Nietzsche, de Heidegger y de Mises, entre otros.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

También es una equivocación, en filosofía como en la vida, asumir que porque alguien está en lo correcto sobre un asunto, está en lo correcto sobre todo lo demás; y al revés, que porque está errado en algún asunto, está errado en todo lo demás. Parece que Miguel no se da cuenta de que Rand toma de los filósofos mencionados las ideas que según ella describen correctamente la realidad y desecha aquellas que no, formando así un nuevo sistema basado en una coherencia no contradictoria.

Por ejemplo, toma el realismo Aristotélico, pero corrige en percepción la idea de que nos formamos una imagen correspondiente al mundo y en metafísica la idea de que la “esencia” es metafísica demostrando que es epistemológica.

El famoso enunciado de Rand, A es A, lo tomó de los escolásticos, pues Aristóteles sólo menciona el principio de no contradicción y del tercio excluso. El principio de causalidad que sostiene Rand también lo encontramos en Aristóteles que nos dice es una ley inherente en el ser en cuanto ser, es decir ser algo con una naturaleza específica y que actúa de acuerdo a esa naturaleza. En cuanto a lo bueno Aristóteles dice: “Lo bueno de cada cosa es seguramente lo que la preserva.” [Aristóteles. Política. Libro 2, Capítuo 2]; Nietzche dice: “¿Qué es bueno? –Todo lo que eleva el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo en el hombre. ¿Qué es malo? –Todo lo que procede de la debilidad.”, [Friedrich Nietzsche. El Anticristo]; y Rand dice: “Todo aquello que es apropiado para la vida de un ser racional es lo bueno; todo aquello que la destruye es lo malo.” [Ayn Rand. El Nuevo Intelectual. “Discurso de Galt”].

«Instrumento de tu cuerpo es también tu razón,… “¡Siente aquí dolor!” Y entonces el yo sufre y trata de buscar poner término a su sufrimiento. Y precisamente para tal fin debe pensar», dice Nietzsche. [Friedrich Nietzsche. Así habló Zaratustra. “De los Detractores del Cuerpo”.] Y Rand: « La razón es el instrumento cognitivo del hombre, la facultad que le posibilita percibir los hechos de la realidad.» [Entrevista de “Playboy” a Rand]. Y, « La mente del hombre es su medio básico de supervivencia –y de autoprotección.» [Ayn Rand. La Nueva Izquierda. “Los Comprachicos”].

Uno de los temas recurrentes en Nietzsche es la necesidad de cuestionar continuamente la propia subestructura intelectual: « Las convicciones son mayores enemigos de la verdad que las mentiras… ¿Estamos obligados a ser fieles con nuestros errores aun cuando nos damos cuenta que al hacerlo perjudicamos nuestros ser superior? No, no hay ley ni obligación de este tipo; traidores debemos ser, desleales debemos ser, una y otra vez debemos abandonar nuestros ideales.» [Friedrich Nietzsche. Humano, demasiado Humano]. Encontramos aquí la raíz de la máxima de Rand: «Chequea tus premisas».

Al igual que Nietzsche, Heidegger y Sartre, Rand se interesa en el problema existencial del hombre, de cómo existe en el mundo, cómo se relaciona con este, cómo se es auténtico. Un ejemplo que toma Rand de Heidegger es la visión que tiene de la relación del hombre con el mundo, en donde éste último indica que lo que fallamos en reconocer es que lo que realmente experimentamos no son las cosas presentes sino que, como él lo llama, las cosas que están listas-para- la mano, es decir, cosas que son favorables o desfavorables para nosotros –cosas de las que podemos o no hacer algún uso. Cuando vemos un martillo, vemos un posible instrumento para hincar clavos. Pero no sólo los instrumentos hechos por el hombre experimentamos del modo de listo-para-la mano, sino que también la naturaleza inanimada: « el bosque es fuente de madera, la montaña una cantera de rocas, el río es energía hidráulica, el viento es “energía en las velas”.» [Martín Heidegger. Ser y Tiempo].
Comparemos el párrafo anterior con el de Rand en “El Manantial” cuando describe a un Roark desnudo contemplando la naturaleza: « Miró el granito. “Para ser cortado” –se dijo– “y convertido en muros”. Miró un árbol: “Para ser derribado y transformado en encofrados”. .. “Estas rocas –siguió diciéndose– están aquí para mí; esperando el taladro, la dinamita, y mi voz; esperando que las arranquen, las corten, las tallen, las rehaga; esperando la forma que les darán mis manos.” [Ayn Rand. El Manantial].

El símil es evidente.

Continúa Miguel con lo siguiente:

“Dice Orbaugh que nuestra vida es un absurdo, que nacemos como algo absurdo, y que solo nosotros podemos darle sentido a la vida….” Y sigue con un ataque contra Sartre.

En realidad, como puede constatarse en mi artículo, yo no digo eso. Quiero suponer que es un error honesto y no una falacia del hombre de paja. En todo caso el resto de su crítica es irrelevante pues no se dirige a lo que digo sino que es una diatriba contra Sartre.

Lo que yo digo es: “Consciente de que tu existencia es absurda –el propósito de tu existencia no te viene de nadie, sino que eres tú mismo quien será responsable y establecerás el propósito de la misma; de que tu existencia es temporal –tu acción siempre apunta hacia el futuro, forzosamente ha de consistir en planear y actuar con miras a alcanzar un mañana mejor; de que tu existencia es finita –terminará en algún momento; de que es perecedera –que deberá acabarse estropeándose; y que es indeterminada –no sabes cuándo terminará.” [Warren Orbaugh. El Hombre es lo que Hace].

En el significado filosófico, esto quiere decir y enfatiza, el hecho de que no hay una entidad que diseñó la existencia proveyéndola de un propósito. La existencia simplemente es, como dice Rand. La existencia es sólo un hecho, como dicen Nietzsche, Heidegger y Sartre, que no se puede explicar lógica, teológica, o científicamente. No tiene sentido cuestionar la existencia. La pregunta equivocada de Heidegger es ¿por qué la existencia en lugar de nada? Es una pregunta equivocada porque considera la nada como un “algo” alternativo, y la “nada” no existe. Esto es lo que quiere decir que la existencia es absurda, es decir que no tiene sentido buscar una razón para ésta, la pregunta no tiene sentido. Y, por lo mismo, uno no existe con un propósito imbuido por su supuesto creador. « El que mi vida no tiene propósito es evidente desde la naturaleza accidental de su origen; que yo puedo plantear un propósito para mí es otro asunto» dice Nietzsche. [Friedrich Nietzsche. Notas de 1873]. Esa verdad nos deja a cada uno la responsabilidad de crear nuestra propia vida y por tanto establecer un propósito para cómo vivirla, como indica Rand al describir el propósito como uno de los tres valores cardinales de la ética Objetivista, junto con la razón y la autoestima: « Un propósito central sirve para integrar todos los otros intereses de la vida del hombre. Establece la jerarquía, la relativa importancia, de sus valores, le evita innecesarios conflictos internos, le permite disfrutar la vida en una escala amplia y llevar esa alegría a cualquier área abierta a su mente; mientras que un hombre sin propósito está perdido en el caos.» [Entrevista de “Playboy” a Rand] Lo mismo dijo poéticamente Nietzsche con anterioridad: « Una profesión es la columna vertebral de la vida.» [Friedrich Nietzsche. Humano, demasiado Humano].

Éste es otro de los temas explorados en “El Manantial” de Rand, donde lo concretiza en el contrastaste entre el autoimpuesto propósito de su vida de Roark con el despropósito en la vida de Keating, y la labor de Toohey, el villano que destruye el propósito de vida de sus estudiantes: «La gente notaba que Ellswoth Toohey raras veces permitía que sus alumnos siguieran las carreras que habían elegido. “Si yo fuera tú, no seguiría abogacía;… Es más sabio elegir una profesión en la cual puedas estar tranquilo, medido y dueño de la situación. Sí, aunque la odies. Te hará descender a lo terrenal…”» [Ayn Rand. “El Manantial”].

Continuará.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo