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Terrorismo que nos hace exigir la muerte…

José Carlos Ortega
19 de agosto, 2017

La ausencia completa de justicia hace que en nuestro país se exija lo más radical, porque aquí ya no se aguanta la inseguridad, la falta de justicia y la inacción de las autoridades.

En medio de la agonía nacional por la impotencia y la falta de esperanza, fruto del rebalse por el atentado terrorista del miércoles en el Hospital Roosevelt de la ciudad de Guatemala, donde fallecieron 7 personas, había alrededor de 14 heridos, 2 de ellos de gravedad, el debate sobre la pena de muerte para los terroristas de las maras, volver responsables a los menores de edad – imputarlos de sus crímenes – y poderlos procesar como adultos, permitir a las fuerzas de seguridad actuar de una manera más certera, pronta y utilizando la fuerza para la que existen y alejada de tanto control – de los derechos Humanos, dirían todos – además de la también menos aceptada, pero comentada por la población, de ajusticiamientos, linchamientos y de revivir los escuadrones de la muerte para estas personas que parecen desadaptados sociales sin capacidad alguna de rehabilitación, y que únicamente parecen una carga permanente para los contribuyentes y una amenaza real para nuestras vidas.

La excusa de las autoridades, cual partido de fútbol o de volibol, peloteándose la responsabilidad, y sin Director de Presidios en ese momento para volver más dramático el tema de qué funcionario será el chivo expiatorio del drama… El Ministerio de Gobernación se excusa diciendo que obedece órdenes de los jueces y que debiera ser el INACIF quien haga los procedimientos, el Ministerio de Salud con sus protocolos, la cantidad de privados de libertad que recibe y de población en general, que no puede – ni debe, el juez que el Sistema Penitenciario pidió el procedimiento, el presidente… le acaban de dar el chivo…

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La situación es que el preso nunca debió salir de la cárcel para un procedimiento que se podía realizar en el penal, conforme lo expresa la Ley del Sistema Penitenciario y haberse saltado todos los procedimientos para volver el asunto una amenaza real, un riesgo no probable, sino seguro. El INACIF con razón expresa que no es su responsabilidad, pero también el juez se cubre las espaldas de un proceso de no atención a un reo por las posibilidades de una denuncia.  El Ministerio de Gobernación obedece la ley, pero no construye las facilidades médicas en cada centro de detención (cárcel), los equipa y contrata al personal para su atención. Era una bomba de tiempo: una cita programada, con información y tiempo suficiente para planear, un lugar público, pocos guardias, saturación de pacientes y de órdenes de traslado de reos a centros hospitalarios. ¡Hay que cambiar el sistema, porqué eso es lo que está mal!

Para mientras, en Barcelona y Cambrils, en Cataluña, España, otros desadaptados sociales, alienados, terroristas yihadistas islámicos, asesinan a 14 personas y hieren a más de un centenar. Varias diferencias que vale la pena resaltar. En ese país, nadie se rebota las responsabilidades, se asumen. La policía inicia una investigación que lleva varios capturados en un despliegue importante, pero también técnico y bien realizado logrando varias capturas (4 al momento) y cinco terroristas muertos en el momento que intentaban otro atentado. La investigación es intensa, pronta, técnica y tiene resultados. Nadie, nadie, pide abiertamente la pena de muerte, solo justicia, solidaridad para las familias y las víctimas y poder seguir viviendo en paz. Existe una humanidad, centrados en las personas, en su forma de vida. La ausencia completa de una justicia pronta, cumplida, con certeza de castigo, bajo instituciones claras y técnicas hace que en nuestro país se exija lo más radical, porque aquí ya no se aguanta la inseguridad, la falta de justicia y la inacción de las autoridades.

Nos deshumaniza, nos convierte en números, nos convierte en sobrevivientes que no logramos ver hacia los lados y compadecernos y se nos olvida lo más importante: reconocernos como humanos, como víctimas que somos todos. (Mis oraciones y mis pensamientos con los sobrevivientes, las familias de las víctimas de los atentados de Guatemala, España y Finlandia.)

Sígame y coménteme en twitter: @josekrlos

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Terrorismo que nos hace exigir la muerte…

José Carlos Ortega
19 de agosto, 2017

La ausencia completa de justicia hace que en nuestro país se exija lo más radical, porque aquí ya no se aguanta la inseguridad, la falta de justicia y la inacción de las autoridades.

En medio de la agonía nacional por la impotencia y la falta de esperanza, fruto del rebalse por el atentado terrorista del miércoles en el Hospital Roosevelt de la ciudad de Guatemala, donde fallecieron 7 personas, había alrededor de 14 heridos, 2 de ellos de gravedad, el debate sobre la pena de muerte para los terroristas de las maras, volver responsables a los menores de edad – imputarlos de sus crímenes – y poderlos procesar como adultos, permitir a las fuerzas de seguridad actuar de una manera más certera, pronta y utilizando la fuerza para la que existen y alejada de tanto control – de los derechos Humanos, dirían todos – además de la también menos aceptada, pero comentada por la población, de ajusticiamientos, linchamientos y de revivir los escuadrones de la muerte para estas personas que parecen desadaptados sociales sin capacidad alguna de rehabilitación, y que únicamente parecen una carga permanente para los contribuyentes y una amenaza real para nuestras vidas.

La excusa de las autoridades, cual partido de fútbol o de volibol, peloteándose la responsabilidad, y sin Director de Presidios en ese momento para volver más dramático el tema de qué funcionario será el chivo expiatorio del drama… El Ministerio de Gobernación se excusa diciendo que obedece órdenes de los jueces y que debiera ser el INACIF quien haga los procedimientos, el Ministerio de Salud con sus protocolos, la cantidad de privados de libertad que recibe y de población en general, que no puede – ni debe, el juez que el Sistema Penitenciario pidió el procedimiento, el presidente… le acaban de dar el chivo…

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La situación es que el preso nunca debió salir de la cárcel para un procedimiento que se podía realizar en el penal, conforme lo expresa la Ley del Sistema Penitenciario y haberse saltado todos los procedimientos para volver el asunto una amenaza real, un riesgo no probable, sino seguro. El INACIF con razón expresa que no es su responsabilidad, pero también el juez se cubre las espaldas de un proceso de no atención a un reo por las posibilidades de una denuncia.  El Ministerio de Gobernación obedece la ley, pero no construye las facilidades médicas en cada centro de detención (cárcel), los equipa y contrata al personal para su atención. Era una bomba de tiempo: una cita programada, con información y tiempo suficiente para planear, un lugar público, pocos guardias, saturación de pacientes y de órdenes de traslado de reos a centros hospitalarios. ¡Hay que cambiar el sistema, porqué eso es lo que está mal!

Para mientras, en Barcelona y Cambrils, en Cataluña, España, otros desadaptados sociales, alienados, terroristas yihadistas islámicos, asesinan a 14 personas y hieren a más de un centenar. Varias diferencias que vale la pena resaltar. En ese país, nadie se rebota las responsabilidades, se asumen. La policía inicia una investigación que lleva varios capturados en un despliegue importante, pero también técnico y bien realizado logrando varias capturas (4 al momento) y cinco terroristas muertos en el momento que intentaban otro atentado. La investigación es intensa, pronta, técnica y tiene resultados. Nadie, nadie, pide abiertamente la pena de muerte, solo justicia, solidaridad para las familias y las víctimas y poder seguir viviendo en paz. Existe una humanidad, centrados en las personas, en su forma de vida. La ausencia completa de una justicia pronta, cumplida, con certeza de castigo, bajo instituciones claras y técnicas hace que en nuestro país se exija lo más radical, porque aquí ya no se aguanta la inseguridad, la falta de justicia y la inacción de las autoridades.

Nos deshumaniza, nos convierte en números, nos convierte en sobrevivientes que no logramos ver hacia los lados y compadecernos y se nos olvida lo más importante: reconocernos como humanos, como víctimas que somos todos. (Mis oraciones y mis pensamientos con los sobrevivientes, las familias de las víctimas de los atentados de Guatemala, España y Finlandia.)

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo