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¡La libre empresa es el camino!

Giovanni Fratti
21 de agosto, 2017

La salida para el país y la ansiada lucha por establecer un Estado de Derecho, donde se respeten los derechos individuales de todos los ciudadanos (vida, libertad individual y propiedad privada), está en la creación de miles y miles de empresas nuevas que generen miles y miles de empleos directos e indirectos nuevos y con ello la migración masiva de guatemaltecos al norte de América se detendrá sustancialmente y el país mejorará sus índices de desarrollo humano, se pacificará a la población rural (cada vez menor ahora en niveles del 40% de la población, frente al 60% ya urbanizado) y los niveles de conflictividad artificial generada por ONG de ideologías extremistas fracasadas será cosa del pasado.

Guatemala, y los empresarios guatemaltecos y extranjeros que arriesgan su capital en el país, es una economía enorme, desordenada, sin estado de derecho ni seguridad jurídica tanto para la población como para las inversiones. Los empresarios, a pesar de todo: paros constantes por ONG corruptas y violentas, malas carreteras debido a la contratación corrupta de mercantilistas buscadores de rentas y contratistas corruptos, regulación excesiva y fallos de cortes politizadas y arbitrarias, violencia de maras y extorsiones a los camiones repartidores de compañías grandes y extorsión a los pequeños negocios como panaderías, tiendas, talleres de mecánica, etc.; a pesar de todo ello los empresarios del país, grandes, medianos y pequeños, que son junto con los trabajadores responsables y dignos la columna vertebral del país, siguen produciendo todos los días, levantándose temprano a trabajar y llegando de noche a sus casas cansados, dándole a sus hijos el ejemplo de trabajo duro, honrado y de amor al país a través de hacer, no del hablar, o dar discursos como políticos u oenegeros corruptos, sino de hacer, de competir, de pagar decenas de miles de millones de quetzales en impuestos (para mantener a una burocracia que les da pésimos o nulos servicios y bienes públicos) y encima tener que soportar el discurso insolente e ignorante de “ideólogos” o “guerrilleros de poltrona”, que a toda esa gente trabajadora y empresarios los tacha a diario de cualquier cantidad de insultos, improperios y mentiras, todos los días en columnas de opinión o en una gran cantidad de medios tomados por esas ideologías fracasadas que, por ejemplo, ahora defienden el infierno venezolano y ese ignorante y asesino dictador de Maduro.

Ese es el empresario, que al igual que el soldado, el policía, el fiscal, el maestro o el doctor que en medio del marasmo burocrático y sindicalizado que es el Estado guatemalteco, que a pesar de todo, digo, cumple con su trabajo, hace su deber y ayuda a sus congéneres con su servicio y entrega.

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Hay que decirlo claramente, hay miles de maestros en el sector público que no quieren a Joviel Acevedo, ni lo que él representa (la vieja política corrupta), hay miles de soldados que trabajan todos los días por su país en diversidad de misiones, muchas veces ni siquiera de carácter militar porque el resto del estado no cumple y se llama al ejército para atender las cien emergencias de la administración pública. Igual los policías, investigadores de la PNC, técnicos del Inacif y fiscales que por ejemplo trabajan en el grupo PANDA y fiscalías contra las extorsiones, del MP y la policía apresando e investigando extorsionistas y bandas de asaltantes y mareros despiadados.

No soy un anarquista, creo que el Estado debe funcionar adecuadamente para mantener y crear un Estado de Derecho justo que permita que crezca la economía y esa economía debe ser libre competitiva con bajos impuestos y baja regulación que no impida el crecimiento económico. Pero todo lo que hace o debería hacer el Estado jamás será posible sin el verdadero motor del país que son los empresarios, los que trabajan honradamente, los que compiten, los que dan un buen servicio, los que pagan sus impuestos (a pesar de los robos multimillonarios de la política corrupta) y los que no buscan ningún privilegio del Estado. ¡He allí la inmensa diferencia entre un mercantilista y un empresario! He allí la diferencia entre la honradez y la corrupción. ¡Que vivan las empresas y los trabajadores guatemaltecos, la columna vertebral del país!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¡La libre empresa es el camino!

Giovanni Fratti
21 de agosto, 2017

La salida para el país y la ansiada lucha por establecer un Estado de Derecho, donde se respeten los derechos individuales de todos los ciudadanos (vida, libertad individual y propiedad privada), está en la creación de miles y miles de empresas nuevas que generen miles y miles de empleos directos e indirectos nuevos y con ello la migración masiva de guatemaltecos al norte de América se detendrá sustancialmente y el país mejorará sus índices de desarrollo humano, se pacificará a la población rural (cada vez menor ahora en niveles del 40% de la población, frente al 60% ya urbanizado) y los niveles de conflictividad artificial generada por ONG de ideologías extremistas fracasadas será cosa del pasado.

Guatemala, y los empresarios guatemaltecos y extranjeros que arriesgan su capital en el país, es una economía enorme, desordenada, sin estado de derecho ni seguridad jurídica tanto para la población como para las inversiones. Los empresarios, a pesar de todo: paros constantes por ONG corruptas y violentas, malas carreteras debido a la contratación corrupta de mercantilistas buscadores de rentas y contratistas corruptos, regulación excesiva y fallos de cortes politizadas y arbitrarias, violencia de maras y extorsiones a los camiones repartidores de compañías grandes y extorsión a los pequeños negocios como panaderías, tiendas, talleres de mecánica, etc.; a pesar de todo ello los empresarios del país, grandes, medianos y pequeños, que son junto con los trabajadores responsables y dignos la columna vertebral del país, siguen produciendo todos los días, levantándose temprano a trabajar y llegando de noche a sus casas cansados, dándole a sus hijos el ejemplo de trabajo duro, honrado y de amor al país a través de hacer, no del hablar, o dar discursos como políticos u oenegeros corruptos, sino de hacer, de competir, de pagar decenas de miles de millones de quetzales en impuestos (para mantener a una burocracia que les da pésimos o nulos servicios y bienes públicos) y encima tener que soportar el discurso insolente e ignorante de “ideólogos” o “guerrilleros de poltrona”, que a toda esa gente trabajadora y empresarios los tacha a diario de cualquier cantidad de insultos, improperios y mentiras, todos los días en columnas de opinión o en una gran cantidad de medios tomados por esas ideologías fracasadas que, por ejemplo, ahora defienden el infierno venezolano y ese ignorante y asesino dictador de Maduro.

Ese es el empresario, que al igual que el soldado, el policía, el fiscal, el maestro o el doctor que en medio del marasmo burocrático y sindicalizado que es el Estado guatemalteco, que a pesar de todo, digo, cumple con su trabajo, hace su deber y ayuda a sus congéneres con su servicio y entrega.

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Hay que decirlo claramente, hay miles de maestros en el sector público que no quieren a Joviel Acevedo, ni lo que él representa (la vieja política corrupta), hay miles de soldados que trabajan todos los días por su país en diversidad de misiones, muchas veces ni siquiera de carácter militar porque el resto del estado no cumple y se llama al ejército para atender las cien emergencias de la administración pública. Igual los policías, investigadores de la PNC, técnicos del Inacif y fiscales que por ejemplo trabajan en el grupo PANDA y fiscalías contra las extorsiones, del MP y la policía apresando e investigando extorsionistas y bandas de asaltantes y mareros despiadados.

No soy un anarquista, creo que el Estado debe funcionar adecuadamente para mantener y crear un Estado de Derecho justo que permita que crezca la economía y esa economía debe ser libre competitiva con bajos impuestos y baja regulación que no impida el crecimiento económico. Pero todo lo que hace o debería hacer el Estado jamás será posible sin el verdadero motor del país que son los empresarios, los que trabajan honradamente, los que compiten, los que dan un buen servicio, los que pagan sus impuestos (a pesar de los robos multimillonarios de la política corrupta) y los que no buscan ningún privilegio del Estado. ¡He allí la inmensa diferencia entre un mercantilista y un empresario! He allí la diferencia entre la honradez y la corrupción. ¡Que vivan las empresas y los trabajadores guatemaltecos, la columna vertebral del país!

República es ajena a la opinión expresada en este artículo