Tres dirigentes sindicales se encargan de pelear por mayores beneficios para los trabajadores del Congreso de la República. Ellos son el rostro visible de la lucha sindical y se encargan de plantear a los diputados las mejoras que deben hacer en las condiciones de trabajo.
Liderar un sindicato les garantiza inamovilidad, es decir, no pueden ser despedidos mientras se mantengan en el cargo.
Cuentan con licencias sindicales que se traducen en seis días hábiles de permiso en un mes, asimismo, tienen derecho a que les otorguen viáticos y boletos de avión en caso quieran participar en algún evento en el extranjero, estos puntos los contempla el Pacto Colectivo.
Bonos que establece el Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo
Junto a esas prerrogativas se suma el jugoso salario que devengan mensualmente. Alfredo Tumax, secretario general del sindicato mayoritario gana 30 mil 365 quetzales como jefe de conserjes. El sindicalista tiene más de 25 años de trabajar en el Congreso y por ello tiene derecho a un bono de antigüedad de 600 quetzales.
Xiomara Conde, secretaria general del sindicato de trabajadores del Organismo Legislativo, gana 19 mil 155 quetzales como secretaria. Según su expediente ingresó al Congreso en el 2001 pero fue en el 2005 que obtuvo una plaza permanente. El tiempo que lleva laborando le permite tener un bono de antigüedad de Q400.
La tercera dirigente es Jacqueline Suárez, quien sustituyó a Michael Vásquez, y quien gana 13 mil 527. Por los años de laborar goza de un bono de 150 quetzales.
¿Cuánto le cuestan al Congreso?
Si sumamos los salarios junto a los bonos que reciben. Cada año el presupuesto del Congreso debe incluir 889 mil 508 quetzales para cumplir con sus pagos. Sin embargo, se debe resaltar que el Pacto Colectivo incluye un aumento del 10 por ciento sobre el salario base, de manera que el monto irá en aumento.
Manfredo Marroquín de Acción Ciudadana opina que es lamentable que los sindicatos hayan caído en un modelo peor que el de los políticos. “Defienden cosas que son indefendibles. Ellos exigen derechos pero no se sabe dónde está su desempeño”.
Marroquín considera que las cosas cambiarán cuando exista voluntad política de lo contrario seguirán surgiendo sindicatos sin que éstos representen algún beneficio para el país.
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Junto a esas prerrogativas se suma el jugoso salario que devengan mensualmente. Alfredo Tumax, secretario general del sindicato mayoritario gana 30 mil 365 quetzales como jefe de conserjes. El sindicalista tiene más de 25 años de trabajar en el Congreso y por ello tiene derecho a un bono de antigüedad de 600 quetzales.
Xiomara Conde, secretaria general del sindicato de trabajadores del Organismo Legislativo, gana 19 mil 155 quetzales como secretaria. Según su expediente ingresó al Congreso en el 2001 pero fue en el 2005 que obtuvo una plaza permanente. El tiempo que lleva laborando le permite tener un bono de antigüedad de Q400.
La tercera dirigente es Jacqueline Suárez, quien sustituyó a Michael Vásquez, y quien gana 13 mil 527. Por los años de laborar goza de un bono de 150 quetzales.
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Manfredo Marroquín de Acción Ciudadana opina que es lamentable que los sindicatos hayan caído en un modelo peor que el de los políticos. “Defienden cosas que son indefendibles. Ellos exigen derechos pero no se sabe dónde está su desempeño”.
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