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Dos formas de ser médico estatal

Ana González
27 de agosto, 2017

Trabajar largas jornadas y no tener un salario que compense el desgaste diario, además de no contar con espacios para comer o descansar es la realidad de los médicos que prestan sus servicios en los hospitales públicos.

Pero laborar en el sector público no siempre es sinónimo de mala paga y trabajo extenuante. Un ejemplo de ello es el médico que atiende las consultas de los empleados y visitantes del Congreso, cuya paga supera por mucho a la de sus colegas.

Fátima (*) gana 8 mil 665 quetzales como médico residente I en el Hospital San Juan De Dios. Tiene un salario base de Q3,295 y siete bonos, con los que supera los ocho mil quetzales.

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Aunque ella cuenta con una plaza en planilla, otros colegas logran un salario de 13 mil quetzales solo si ocupan una de las plazas como jefe residente o cuenten con alguna especialidad; no tienen bonos ya que su contratación es por servicios profesionales, es decir, no tienen derecho a ninguna prestación.

Esa información consta en la planilla publicada en la página del Hospital.

Pese a que su contrato establece que su jornada es de ocho horas, ella solo está segura de la hora de entrada, no así la de la salida, pues casi nunca sale antes que el sol se oculte. En un día tranquilo atiende como mínimo a 30 pacientes, pero si la jornada es complicada puede llegar a las 80 consultas.

Salario de un médico residente, es decir, alguien que estudia una especialización.

Las jornadas agotadoras no son su única realidad. Cuando realiza turnos de 36 horas tendrá que conformarse con descansar en una banca, sin un espacio adecuado para ducharse. “No hay un lugar que tenga las condiciones ideales”.

El ataque registrado en el Hospital Roosevelt suma otra preocupación: La falta de seguridad. “No tenemos protección ni nada que nos garantice seguridad al momento de hacer nuestro trabajo”, reclama.

La realidad es otra para Otto Marroquín, quien tiene 17 años de trabajar en el Congreso y 37 de ejercicio profesional. Su tarea es atender a los pacientes que acuden a la clínica que tiene 18 años de ser una las prestaciones sociales que contempla el Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo.

La clínica que tiene 32 años de existir se encuentra ubicada a la par de la cafetería del Congreso

Llegó a ocupar la plaza en el 2000. Su oficina es pequeña y cuenta con un área para atender a los pacientes. “Atiendo al personal y muchas veces a los niños que vienen en las visitas guiadas”.

Junto a él laboran dos personas más: una secretaria y una enfermera. Cada una con un salario mayor a los 10 mil mensuales, según confirma la Unidad de Acceso a la Información.

Salarios del personal de la clínica del Congreso

Marroquín laboró hace muchos años en el Hospital Roosevelt. Su título de médico le permitió ocupar una plaza muy bien remunerada. Devenga 40 mil 750 quetzales mensuales, gracias al aumento anual del 10 por ciento. No duda en confirmar que está sindicalizado.

El monto supera por mucho a lo que devengan los médicos de los hospitales públicos. Incluso gana más que el director del Hospital San Juan De Dios que tiene un salario de 20 mil 245 mensuales.

Salario que devenga el Director del Hospital San Juan De Dios según Información Pública

Marroquín sabe que su salario despierta críticas. Incluso compartió una anécdota que vivió con sus colegas. “Tenemos un grupo de WhatsApp y cuando se supo mi salario empezaron las críticas, pero cuando una colega escribió que, si alguno rechazaría un salario así, nadie dijo nada”, de esta manera defiende sus honorarios.

Su horario es de 8:30 a 16:30 horas. Asegura que puede atender 30 consultas diarias. La atención que brinda es primaria, es decir, de servicios básicos.

Marroquín deja claro que aunque ahora gane bien, al retirarse solo tendrá una jubilación de 5 mil quetzales. Es por eso que la jubilación no está en los planes de muchos trabajadores del Congreso.

El médico del Congreso asegura que atiende a varias personas diariamente

Manfredo Marroquín de Acción Ciudadana considera que la disparidad en los salarios refleja un desorden administrativo. “Eso refleja el desorden del Estado de Guatemala. El salario debe ser acorde a la responsabilidad que tengan”.

Para Marroquín es grave la disparidad de salarios para la misma profesión. “Un profesional debe tener un salario justo, el cual debe ser acorde al trabajo que realice. Por ello es necesario solucionar el desorden que existe”.

Una perspectiva desde el extranjero

Juan Manuel Aguilar es un médico que laboró en el Hospital Roosevelt hace varios años y está seguro que las condiciones no han cambiado. Su deseo de especializarse en cirugía cardiovascular periférica lo hizo dejar su plaza y viajar a Colombia.

Aunque su sueño es regresar a su país después de siete años, la decisión sigue sin tomarse. ¿la razón? El sistema hospitalario no ofrece las condiciones para ejercer. “No hay protección gremial, respaldo para ejercer, ni protección en el ejercicio profesional. No hay manera que se dignifique el trabajo del médico”, resalta.

Los médicos de los hospitales públicos no cuentan con las condiciones para realizar su trabajo.

Para Aguilar la dignificación no solo se trata de un buen salario sino de tener las condiciones para cumplir con su trabajo. Recuerda con nostalgia la huelga nacional que se registró en el 2006 cuando varios médicos de los hospitales públicos se sumaron para exigir mejor atención.

“Decían que no queríamos trabajar, pero no se daban cuenta que no teníamos con que hacerlo”, y considera que al no tener las herramientas y no poder atender a los pacientes como se debe “no es digno”.

Pese a las adversidades no duda en mostrar un toque de romanticismo al responder por qué los médicos siguen llegando a los hospitales: “hay una parte linda de ser médico y es dar esperanza de vida. Se escucha romántico, pero así es”,asegura.

(*) nombre ficticio.

Dos formas de ser médico estatal

Ana González
27 de agosto, 2017

Trabajar largas jornadas y no tener un salario que compense el desgaste diario, además de no contar con espacios para comer o descansar es la realidad de los médicos que prestan sus servicios en los hospitales públicos.

Pero laborar en el sector público no siempre es sinónimo de mala paga y trabajo extenuante. Un ejemplo de ello es el médico que atiende las consultas de los empleados y visitantes del Congreso, cuya paga supera por mucho a la de sus colegas.

Fátima (*) gana 8 mil 665 quetzales como médico residente I en el Hospital San Juan De Dios. Tiene un salario base de Q3,295 y siete bonos, con los que supera los ocho mil quetzales.

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Aunque ella cuenta con una plaza en planilla, otros colegas logran un salario de 13 mil quetzales solo si ocupan una de las plazas como jefe residente o cuenten con alguna especialidad; no tienen bonos ya que su contratación es por servicios profesionales, es decir, no tienen derecho a ninguna prestación.

Esa información consta en la planilla publicada en la página del Hospital.

Pese a que su contrato establece que su jornada es de ocho horas, ella solo está segura de la hora de entrada, no así la de la salida, pues casi nunca sale antes que el sol se oculte. En un día tranquilo atiende como mínimo a 30 pacientes, pero si la jornada es complicada puede llegar a las 80 consultas.

Salario de un médico residente, es decir, alguien que estudia una especialización.

Las jornadas agotadoras no son su única realidad. Cuando realiza turnos de 36 horas tendrá que conformarse con descansar en una banca, sin un espacio adecuado para ducharse. “No hay un lugar que tenga las condiciones ideales”.

El ataque registrado en el Hospital Roosevelt suma otra preocupación: La falta de seguridad. “No tenemos protección ni nada que nos garantice seguridad al momento de hacer nuestro trabajo”, reclama.

La realidad es otra para Otto Marroquín, quien tiene 17 años de trabajar en el Congreso y 37 de ejercicio profesional. Su tarea es atender a los pacientes que acuden a la clínica que tiene 18 años de ser una las prestaciones sociales que contempla el Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo.

La clínica que tiene 32 años de existir se encuentra ubicada a la par de la cafetería del Congreso

Llegó a ocupar la plaza en el 2000. Su oficina es pequeña y cuenta con un área para atender a los pacientes. “Atiendo al personal y muchas veces a los niños que vienen en las visitas guiadas”.

Junto a él laboran dos personas más: una secretaria y una enfermera. Cada una con un salario mayor a los 10 mil mensuales, según confirma la Unidad de Acceso a la Información.

Salarios del personal de la clínica del Congreso

Marroquín laboró hace muchos años en el Hospital Roosevelt. Su título de médico le permitió ocupar una plaza muy bien remunerada. Devenga 40 mil 750 quetzales mensuales, gracias al aumento anual del 10 por ciento. No duda en confirmar que está sindicalizado.

El monto supera por mucho a lo que devengan los médicos de los hospitales públicos. Incluso gana más que el director del Hospital San Juan De Dios que tiene un salario de 20 mil 245 mensuales.

Salario que devenga el Director del Hospital San Juan De Dios según Información Pública

Marroquín sabe que su salario despierta críticas. Incluso compartió una anécdota que vivió con sus colegas. “Tenemos un grupo de WhatsApp y cuando se supo mi salario empezaron las críticas, pero cuando una colega escribió que, si alguno rechazaría un salario así, nadie dijo nada”, de esta manera defiende sus honorarios.

Su horario es de 8:30 a 16:30 horas. Asegura que puede atender 30 consultas diarias. La atención que brinda es primaria, es decir, de servicios básicos.

Marroquín deja claro que aunque ahora gane bien, al retirarse solo tendrá una jubilación de 5 mil quetzales. Es por eso que la jubilación no está en los planes de muchos trabajadores del Congreso.

El médico del Congreso asegura que atiende a varias personas diariamente

Manfredo Marroquín de Acción Ciudadana considera que la disparidad en los salarios refleja un desorden administrativo. “Eso refleja el desorden del Estado de Guatemala. El salario debe ser acorde a la responsabilidad que tengan”.

Para Marroquín es grave la disparidad de salarios para la misma profesión. “Un profesional debe tener un salario justo, el cual debe ser acorde al trabajo que realice. Por ello es necesario solucionar el desorden que existe”.

Una perspectiva desde el extranjero

Juan Manuel Aguilar es un médico que laboró en el Hospital Roosevelt hace varios años y está seguro que las condiciones no han cambiado. Su deseo de especializarse en cirugía cardiovascular periférica lo hizo dejar su plaza y viajar a Colombia.

Aunque su sueño es regresar a su país después de siete años, la decisión sigue sin tomarse. ¿la razón? El sistema hospitalario no ofrece las condiciones para ejercer. “No hay protección gremial, respaldo para ejercer, ni protección en el ejercicio profesional. No hay manera que se dignifique el trabajo del médico”, resalta.

Los médicos de los hospitales públicos no cuentan con las condiciones para realizar su trabajo.

Para Aguilar la dignificación no solo se trata de un buen salario sino de tener las condiciones para cumplir con su trabajo. Recuerda con nostalgia la huelga nacional que se registró en el 2006 cuando varios médicos de los hospitales públicos se sumaron para exigir mejor atención.

“Decían que no queríamos trabajar, pero no se daban cuenta que no teníamos con que hacerlo”, y considera que al no tener las herramientas y no poder atender a los pacientes como se debe “no es digno”.

Pese a las adversidades no duda en mostrar un toque de romanticismo al responder por qué los médicos siguen llegando a los hospitales: “hay una parte linda de ser médico y es dar esperanza de vida. Se escucha romántico, pero así es”,asegura.

(*) nombre ficticio.