Joaquín (*) es un agente zacapaneco con tres años de servicio. Junto a su compañero, quien tiene siete años de ser policía, se encarga de patrullar varias zonas de la capital. “Siempre estamos con el arma en la mano y alertas” asegura.
Comienza su día desayunando en algún puesto de venta callejera ya que en la subestación donde está asignado no hay cocina mucho menos un comedor. Sabe que debe comer algo antes de empezar la jornada porque los turnos son duros y no siempre tiene tiempo de comprar.
Joaquín al igual que el resto de policías cumple turnos. Labora 11 días ininterrumpidos y descansa seis, aunque a veces el descanso se acorta por alguna emergencia. “Nos mandan a llamar y debemos presentarnos a primera hora”.
El agente sabe que ser policía es sacrificado, pero también está consciente que la profesión le permite ganar más del salario mínimo. “Ganamos más o menos Q4 mil mensuales”, detalla.
Joaquín es parte de la fuerza policial que suma alrededor de 37 mil agentes, cifra que aumentará con la graduación de nuevos policías, según la proyección de las autoridades del Ministerio de Gobernación.
La subestación, su hogar
Dormir en las subestaciones para cumplir con los turnos no solo es agotador sino sacrificado ya que dejan de lado la vida familiar. “Tenemos que sacrificar el tiempo con nuestras familias para poder asegurar la comida en la mesa”.
Joaquín casi no comparte con sus padres, pero lo reconforta decir que ser policía es su vocación. Sueña con formar una familia aunque reconoce que las largas jornadas no le han permitido formalizar una relación. “Paso mucho tiempo en la subestación y es difícil que lo comprendan”.
En cada subestación conviven unos 20 o 30 agentes.
Con el paso del tiempo sus compañeros de la subestación se convirtieron en su segunda familia. Al inicio fue difícil, reconoce, pero la convivencia diaria y los riesgos que enfrentan, terminaron por crear un vínculo afectivo.
Pese a las dificultades aún confía en las palabras del presidente Jimmy Morales, quien declaró durante la inauguración de la sede policial en Zacapa, que seguirá trabajando por la dignificación.
“Seguiremos trabajando por la profesionalización de la PNC, nuestro respaldo total, paso a paso iremos mejorando sus condiciones”, declaró en esa ocasión.
Joaquín espera que durante el tiempo que le queda de servicio pueda gozar de esa dignificación.
(*)nombre ficticio.
Joaquín (*) es un agente zacapaneco con tres años de servicio. Junto a su compañero, quien tiene siete años de ser policía, se encarga de patrullar varias zonas de la capital. “Siempre estamos con el arma en la mano y alertas” asegura.
Comienza su día desayunando en algún puesto de venta callejera ya que en la subestación donde está asignado no hay cocina mucho menos un comedor. Sabe que debe comer algo antes de empezar la jornada porque los turnos son duros y no siempre tiene tiempo de comprar.
Joaquín al igual que el resto de policías cumple turnos. Labora 11 días ininterrumpidos y descansa seis, aunque a veces el descanso se acorta por alguna emergencia. “Nos mandan a llamar y debemos presentarnos a primera hora”.
El agente sabe que ser policía es sacrificado, pero también está consciente que la profesión le permite ganar más del salario mínimo. “Ganamos más o menos Q4 mil mensuales”, detalla.
Joaquín es parte de la fuerza policial que suma alrededor de 37 mil agentes, cifra que aumentará con la graduación de nuevos policías, según la proyección de las autoridades del Ministerio de Gobernación.
La subestación, su hogar
Dormir en las subestaciones para cumplir con los turnos no solo es agotador sino sacrificado ya que dejan de lado la vida familiar. “Tenemos que sacrificar el tiempo con nuestras familias para poder asegurar la comida en la mesa”.
Joaquín casi no comparte con sus padres, pero lo reconforta decir que ser policía es su vocación. Sueña con formar una familia aunque reconoce que las largas jornadas no le han permitido formalizar una relación. “Paso mucho tiempo en la subestación y es difícil que lo comprendan”.
En cada subestación conviven unos 20 o 30 agentes.
Con el paso del tiempo sus compañeros de la subestación se convirtieron en su segunda familia. Al inicio fue difícil, reconoce, pero la convivencia diaria y los riesgos que enfrentan, terminaron por crear un vínculo afectivo.
Pese a las dificultades aún confía en las palabras del presidente Jimmy Morales, quien declaró durante la inauguración de la sede policial en Zacapa, que seguirá trabajando por la dignificación.
“Seguiremos trabajando por la profesionalización de la PNC, nuestro respaldo total, paso a paso iremos mejorando sus condiciones”, declaró en esa ocasión.
Joaquín espera que durante el tiempo que le queda de servicio pueda gozar de esa dignificación.
(*)nombre ficticio.