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La lluvia de septiembre

Redacción
04 de septiembre, 2017

La formación de fenómenos atmosféricos provoca ventiscas, fríos y lluvia. Afecta a los más ancianos. Con el paso de los años, la termorregulación los hace menos tolerantes al calor y al frío. Muchos de ellos padecen pobreza, miseria, abandono y exclusión. Todo aquello que puede proteger a un longevo, un superviviente en medio de rigurosas transformaciones sociales ha sido saqueado por una pareja importante en el país de la eterna primavera: El señor privilegio y la señora corrupción.

Ellos se casaron en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala el 20 de noviembre de 1542. Vivieron desde el 13 de septiembre de 1543 en Comayagua, cerca de la Iglesia de la Cuesta de la Virgen, en Honduras. Gracias a los sabios consejos de García Fernández Manrique de Lara y Toledo, favorito del Rey Carlos I de España viven felices mucho tiempo.

La señora privilegio y el señor corrupción tienen una longeva vida al no depender, como el caso de sus amigos en  Panamá, Guadalajara, Quito, Concepción, de las órdenes de Antonio Mendoza y Pacheco ni de Blasco Núñez Vela. Ellos dependían de los favores que les dispensaba Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, Rey de Nápoles, Duque Titular de Borgoña y Archiduque de Austria y de su esposa Isabel de Portugal. Ellos presentaron numerosas amistades de los reinos de Inglaterra en los reales alcázares de Sevilla.

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Sin embargo, se divorcian en la ciudad de la Nueva Guatemala de la Asunción en el 27 de agosto de 2017 después de 475 años de feliz matrimonio. Cada cual sigue su rumbo llevando tras de sí amores y deslealtades. Este mes de septiembre inician cada uno por su propio rumbo comentado abundantemente en redes sociales de todo el orbe. Su fama se debe a que ambos gozaban de prebendas cuyo crecimiento geométrico es insospechable para todos aquellos chismosos de barrio.

Su unidad de vida fue muy importante, pues gozaban de libertad, reputación y temor de todas las gentes que les rodeaban. Lamentablemente sufrieron alguna que otra discrepancia en cuanto a su conducta por Jorge Ubico Castañeda, Eduardo Villagrán Ariza, Buenaventura Pineda y Federico Ponce Vaides. En medio de vaivenes de desestabilización y la imposibilidad de que el Dr. Carlos Federico Mora les reconviniera su modo de proceder, su fortuna fue favorecida por Jorge Toriello Garrido y Francisco Javier Arana.

Doña Privilegio y Corrupción, en su senilidad, no tuvieron la cautela de hacer cambios profundos en el orden de Estado. La pobreza, la educación disfuncional, la enfermedad, la violencia y la constitución política se apoderaron de su caudal. Ahora cada quien, en su nuevo hogar, con nuevos amigos se ven en tertulias y reuniones ocasionales. Al percatarse de horror de su falta de previsión en cuanto a la estabilidad hacia la posteridad.

Sin embargo, su nobleza fue desapareciendo, su alcurnia. Queda la esperanza de que sus hijos: miedo y esperanza propicien a partir de septiembre una Guatemala donde se pueda vivir en paz.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

La lluvia de septiembre

Redacción
04 de septiembre, 2017

La formación de fenómenos atmosféricos provoca ventiscas, fríos y lluvia. Afecta a los más ancianos. Con el paso de los años, la termorregulación los hace menos tolerantes al calor y al frío. Muchos de ellos padecen pobreza, miseria, abandono y exclusión. Todo aquello que puede proteger a un longevo, un superviviente en medio de rigurosas transformaciones sociales ha sido saqueado por una pareja importante en el país de la eterna primavera: El señor privilegio y la señora corrupción.

Ellos se casaron en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala el 20 de noviembre de 1542. Vivieron desde el 13 de septiembre de 1543 en Comayagua, cerca de la Iglesia de la Cuesta de la Virgen, en Honduras. Gracias a los sabios consejos de García Fernández Manrique de Lara y Toledo, favorito del Rey Carlos I de España viven felices mucho tiempo.

La señora privilegio y el señor corrupción tienen una longeva vida al no depender, como el caso de sus amigos en  Panamá, Guadalajara, Quito, Concepción, de las órdenes de Antonio Mendoza y Pacheco ni de Blasco Núñez Vela. Ellos dependían de los favores que les dispensaba Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, Rey de Nápoles, Duque Titular de Borgoña y Archiduque de Austria y de su esposa Isabel de Portugal. Ellos presentaron numerosas amistades de los reinos de Inglaterra en los reales alcázares de Sevilla.

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Sin embargo, se divorcian en la ciudad de la Nueva Guatemala de la Asunción en el 27 de agosto de 2017 después de 475 años de feliz matrimonio. Cada cual sigue su rumbo llevando tras de sí amores y deslealtades. Este mes de septiembre inician cada uno por su propio rumbo comentado abundantemente en redes sociales de todo el orbe. Su fama se debe a que ambos gozaban de prebendas cuyo crecimiento geométrico es insospechable para todos aquellos chismosos de barrio.

Su unidad de vida fue muy importante, pues gozaban de libertad, reputación y temor de todas las gentes que les rodeaban. Lamentablemente sufrieron alguna que otra discrepancia en cuanto a su conducta por Jorge Ubico Castañeda, Eduardo Villagrán Ariza, Buenaventura Pineda y Federico Ponce Vaides. En medio de vaivenes de desestabilización y la imposibilidad de que el Dr. Carlos Federico Mora les reconviniera su modo de proceder, su fortuna fue favorecida por Jorge Toriello Garrido y Francisco Javier Arana.

Doña Privilegio y Corrupción, en su senilidad, no tuvieron la cautela de hacer cambios profundos en el orden de Estado. La pobreza, la educación disfuncional, la enfermedad, la violencia y la constitución política se apoderaron de su caudal. Ahora cada quien, en su nuevo hogar, con nuevos amigos se ven en tertulias y reuniones ocasionales. Al percatarse de horror de su falta de previsión en cuanto a la estabilidad hacia la posteridad.

Sin embargo, su nobleza fue desapareciendo, su alcurnia. Queda la esperanza de que sus hijos: miedo y esperanza propicien a partir de septiembre una Guatemala donde se pueda vivir en paz.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo