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Inversión en salud y educación son claves para la competitividad

Redacción
08 de septiembre, 2017

Sin divisiones, multiplicamos

Uno de los factores más importantes para aumentar el crecimiento económico y mejorar la competitividad del país (Fundesa: Mejoremos Guate 2011) es aumentar la inversión y la cobertura en salud y educación de calidad. Las acciones que hemos realizado, son insuficientes para reducir las brechas existentes en la población y generar mecanismos que le permitan a todos los guatemaltecos acceder a mejores ingresos.

Guatemala ha definido en su agenda de competitividad (PRONACOM 2016) que quiere posicionarse como un país capaz de ser una plataforma exportadora, un destino turístico de primer nivel, un centro logístico y centro energético para la región y aprovechar los beneficios del consumo interno. Necesitamos entonces enfocar a los Ministerios de salud y educación, para que sus carteras sean capaces de entender la Agenda Nacional de Competitividad y generar un mejor esfuerzo para elevar la calidad de los servicios que prestan a la población.

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El trabajo para mejorar la cobertura del primer nivel de salud a través del Modelo Incluyente de Salud (MIS), que empezó el Ministerio de Salud y Asistencia Social, es un primer paso en el camino correcto, que todos debemos asegurarnos que continúe a lo largo de las siguientes administraciones públicas, para aumentar los esquemas de vacunación y desarrollar mejores intervenciones de la ventana de los mil días, que le permita al país continuar reduciendo la desnutrición crónica que afecta a 46 por ciento de los niños menores de cinco años.

En el ámbito de la educación, Guatemala tiene serias limitantes que debe superar. Según el índice de competitividad global 2016-2017, que publica el Foro Económico Mundial, nuestra educación primaria es de las peores calificadas en Latinoamérica (superando únicamente a Paraguay, Nicaragua y Perú) y de las que peor evaluadas están en el mundo (posición 130 de 138 países analizados). Por ello, el desafío para mejorar la calidad educativa en las escuelas públicas debe ser un esfuerzo que nos unifique a todos los guatemaltecos.

Un enfoque durante los próximos 15 años, para aumentar la calidad de la inversión pública en salud y educación, le permitiría al país elevar el desarrollo humano de nuestra población, especialmente en el Altiplano guatemalteco y Alta Verapaz, donde los indicadores sociales limitan los ingresos a los que puede acceder la población, condenando a millones de jóvenes a trabajos de bajo valor agregado. Es tiempo de retomar el Acuerdo Nacional de Desarrollo Humano firmado por los partidos políticos hace 4 años y apostarle a la salud y educación de calidad, reconociendo que sin divisiones, multiplicamos. @jczapata_s

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

Inversión en salud y educación son claves para la competitividad

Redacción
08 de septiembre, 2017

Sin divisiones, multiplicamos

Uno de los factores más importantes para aumentar el crecimiento económico y mejorar la competitividad del país (Fundesa: Mejoremos Guate 2011) es aumentar la inversión y la cobertura en salud y educación de calidad. Las acciones que hemos realizado, son insuficientes para reducir las brechas existentes en la población y generar mecanismos que le permitan a todos los guatemaltecos acceder a mejores ingresos.

Guatemala ha definido en su agenda de competitividad (PRONACOM 2016) que quiere posicionarse como un país capaz de ser una plataforma exportadora, un destino turístico de primer nivel, un centro logístico y centro energético para la región y aprovechar los beneficios del consumo interno. Necesitamos entonces enfocar a los Ministerios de salud y educación, para que sus carteras sean capaces de entender la Agenda Nacional de Competitividad y generar un mejor esfuerzo para elevar la calidad de los servicios que prestan a la población.

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El trabajo para mejorar la cobertura del primer nivel de salud a través del Modelo Incluyente de Salud (MIS), que empezó el Ministerio de Salud y Asistencia Social, es un primer paso en el camino correcto, que todos debemos asegurarnos que continúe a lo largo de las siguientes administraciones públicas, para aumentar los esquemas de vacunación y desarrollar mejores intervenciones de la ventana de los mil días, que le permita al país continuar reduciendo la desnutrición crónica que afecta a 46 por ciento de los niños menores de cinco años.

En el ámbito de la educación, Guatemala tiene serias limitantes que debe superar. Según el índice de competitividad global 2016-2017, que publica el Foro Económico Mundial, nuestra educación primaria es de las peores calificadas en Latinoamérica (superando únicamente a Paraguay, Nicaragua y Perú) y de las que peor evaluadas están en el mundo (posición 130 de 138 países analizados). Por ello, el desafío para mejorar la calidad educativa en las escuelas públicas debe ser un esfuerzo que nos unifique a todos los guatemaltecos.

Un enfoque durante los próximos 15 años, para aumentar la calidad de la inversión pública en salud y educación, le permitiría al país elevar el desarrollo humano de nuestra población, especialmente en el Altiplano guatemalteco y Alta Verapaz, donde los indicadores sociales limitan los ingresos a los que puede acceder la población, condenando a millones de jóvenes a trabajos de bajo valor agregado. Es tiempo de retomar el Acuerdo Nacional de Desarrollo Humano firmado por los partidos políticos hace 4 años y apostarle a la salud y educación de calidad, reconociendo que sin divisiones, multiplicamos. @jczapata_s

República es ajena a la opinión expresada en este artículo