Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Revolución del clima

Redacción República
01 de octubre, 2017

Verde Ver es el blog de ecología de Zulena Escobedo y República lo publica los domingos (Más información en: [email protected])

Diversos estudios de la Universidad de Notre Dame y otras entidades como el Banco Mundial y Naciones Unidas, clasifican a los países más vulnerables al cambio climático. En el continente americano, Haití, Guyana, Bolivia, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Belice ocupan lugares entre los países de vulnerabilidad alta y media ante los eventos climáticos. Además, destaca que entre los países latinoamericanos mejor preparados para el cambio climático están Chile, Uruguay, Costa Rica, Colombia, Panamá y Brasil.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

GUATEMALA, UN PAÍS EN ALERTA

El país se sitúa en una zona geográfica altamente vulnerable a desastres naturales. Esta vulnerabilidad está clasificada en seis categorías: inundaciones, sismos, terremotos, huracanes, erupciones volcánicas y deslizamientos de tierra. También, en determinada época del año se incluye las sequías e incendios (algunos pueden ser provocados por la intervención del hombre).

Aunque existe la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), en ocasiones se ve opacada su intervención por falta de recursos o capacidad de respuesta. Por ejemplo, sobresalen algunos esfuerzos, como simulacros de sismo que se llevan a cabo en instituciones educativas de forma aislada, sin involucrar a la mayoría de la población.

También, es de mencionar que no tenemos cultura de prevención, y ante los últimos acontecimientos es importante contar con planes de contingencia y evacuación, no solo como país, sino pensar desde nuestros hogares, lugar de trabajo y estudio.

 

GESTIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES

Según el Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción y Recuperación de Desastres (GFDRR), los desastres suelen perjudicar sobre todo a las personas pobres y vulnerables. Entre 1995 y 2014, el 89% de las muertes producidas por tormentas se registraron en países de ingreso bajo. Además, el impacto económico puede llegar a repercutir negativamente en el producto interno bruto de las naciones que se ven afectadas por desastres naturales. El período de recuperación económica y social puede llevar varias décadas, inclusive. Por lo tanto, las recomendaciones de organismos e instituciones dedicadas a monitorear y estudiar este impacto, se basan en la incorporación de la gestión de riesgos de desastres en la planificación de cada gobierno.

Sin embargo, muchos países no cuentan con tecnología, herramientas, experiencia o voluntad en cómo incorporar este tipo de decisiones y acciones a políticas y programas de gobierno.

ABORDAR LA RESILIENCIA CON INNOVACIÓN

La resiliencia es un término usado para indicar la capacidad de recuperar el equilibrio después de sufrir alguna alteración. En el caso de desastres naturales se utiliza para determinar el grado de recuperación de la población luego de estos hechos que impactan en el área económica, social y ambiental.

En Japón se trabaja una serie de iniciativas para encontrar soluciones tecnológicas que apoyen el bienestar social, antes, durante y después de desastres naturales. Un ejemplo es Code for Resilience, que busca abordar estos desafíos con innovaciones tecnológicas desarrollando hardware y software con fines de apoyo a las comunidades en eventos como terremotos, tsunamis, inundaciones, tormentas u otras catástrofes.

El GFDRR apoya diversas soluciones de vanguardia como Random Hacks of Kindess (RHoK), una herramienta de visualización de modelos complejos de riesgos de deslizamiento de tierra. Así como, otros métodos para recopilar datos y crear sistemas de alerta temprana para advertir de peligros naturales inminentes.

Aunque la naturaleza tiene sus propios códigos y comportamiento, a veces impredecibles, la tecnología puede aportar para minimizar el impacto en las poblaciones.

Con el acceso a la tecnología, estos sistemas no están pensados únicamente para ser usados en el ámbito institucional o gubernamental, sino también para el uso de las personas y que permite que se involucren en términos de prevención y de apoyo ante una catástrofe.

Lee también

Revolución del clima

Redacción República
01 de octubre, 2017

Verde Ver es el blog de ecología de Zulena Escobedo y República lo publica los domingos (Más información en: [email protected])

Diversos estudios de la Universidad de Notre Dame y otras entidades como el Banco Mundial y Naciones Unidas, clasifican a los países más vulnerables al cambio climático. En el continente americano, Haití, Guyana, Bolivia, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Belice ocupan lugares entre los países de vulnerabilidad alta y media ante los eventos climáticos. Además, destaca que entre los países latinoamericanos mejor preparados para el cambio climático están Chile, Uruguay, Costa Rica, Colombia, Panamá y Brasil.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

GUATEMALA, UN PAÍS EN ALERTA

El país se sitúa en una zona geográfica altamente vulnerable a desastres naturales. Esta vulnerabilidad está clasificada en seis categorías: inundaciones, sismos, terremotos, huracanes, erupciones volcánicas y deslizamientos de tierra. También, en determinada época del año se incluye las sequías e incendios (algunos pueden ser provocados por la intervención del hombre).

Aunque existe la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), en ocasiones se ve opacada su intervención por falta de recursos o capacidad de respuesta. Por ejemplo, sobresalen algunos esfuerzos, como simulacros de sismo que se llevan a cabo en instituciones educativas de forma aislada, sin involucrar a la mayoría de la población.

También, es de mencionar que no tenemos cultura de prevención, y ante los últimos acontecimientos es importante contar con planes de contingencia y evacuación, no solo como país, sino pensar desde nuestros hogares, lugar de trabajo y estudio.

 

GESTIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES

Según el Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción y Recuperación de Desastres (GFDRR), los desastres suelen perjudicar sobre todo a las personas pobres y vulnerables. Entre 1995 y 2014, el 89% de las muertes producidas por tormentas se registraron en países de ingreso bajo. Además, el impacto económico puede llegar a repercutir negativamente en el producto interno bruto de las naciones que se ven afectadas por desastres naturales. El período de recuperación económica y social puede llevar varias décadas, inclusive. Por lo tanto, las recomendaciones de organismos e instituciones dedicadas a monitorear y estudiar este impacto, se basan en la incorporación de la gestión de riesgos de desastres en la planificación de cada gobierno.

Sin embargo, muchos países no cuentan con tecnología, herramientas, experiencia o voluntad en cómo incorporar este tipo de decisiones y acciones a políticas y programas de gobierno.

ABORDAR LA RESILIENCIA CON INNOVACIÓN

La resiliencia es un término usado para indicar la capacidad de recuperar el equilibrio después de sufrir alguna alteración. En el caso de desastres naturales se utiliza para determinar el grado de recuperación de la población luego de estos hechos que impactan en el área económica, social y ambiental.

En Japón se trabaja una serie de iniciativas para encontrar soluciones tecnológicas que apoyen el bienestar social, antes, durante y después de desastres naturales. Un ejemplo es Code for Resilience, que busca abordar estos desafíos con innovaciones tecnológicas desarrollando hardware y software con fines de apoyo a las comunidades en eventos como terremotos, tsunamis, inundaciones, tormentas u otras catástrofes.

El GFDRR apoya diversas soluciones de vanguardia como Random Hacks of Kindess (RHoK), una herramienta de visualización de modelos complejos de riesgos de deslizamiento de tierra. Así como, otros métodos para recopilar datos y crear sistemas de alerta temprana para advertir de peligros naturales inminentes.

Aunque la naturaleza tiene sus propios códigos y comportamiento, a veces impredecibles, la tecnología puede aportar para minimizar el impacto en las poblaciones.

Con el acceso a la tecnología, estos sistemas no están pensados únicamente para ser usados en el ámbito institucional o gubernamental, sino también para el uso de las personas y que permite que se involucren en términos de prevención y de apoyo ante una catástrofe.

Lee también