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De nuevo, iniciar desde el principio, ¡por favor!

Diana Brown
03 de octubre, 2017

Merriam Webster: definición de headstart:
“An advantage granted or achieved at the beginning of a race….. a favorable beginning”

Las bondades de la educación inicial y preprimaria son conocidas; el perfeccionamiento de las destrezas en su momento preciso con la estimulación oportuna, no temprana, ( si el niño no tiene la madurez adecuado, en vez de afianzar el desarrollo, se crea frustración y rechazo), es el secreto del desarrollo integral del ser humano. No necesariamente arroja resultados numéricos altos en ese momento; si se sostiene el afianzamiento del crecimiento solido y bien cimentado, que por ende encausa un mejor desarrollo, el resultado es una infraestructura académica bien planificada y llevada a cabo que aporta a la formación del ser humano, mandato de todas las normativas vigentes.

Mientras Guatemala pretende llevar a los niños de seis años a primer grado, el programa de educación inicial y preprimaria de Estados Unidos de América del Norte, Headstart, que empezó en 1965 basado en la política de la Guerra contra la Pobreza, y se renueva constantemente, creciendo aún con el impulso de Early Head Start, que se dedica a las madres con cuidado prenatal y los infantes hasta los tres años. Head Start per se atiende a la población de tres a cinco años, en familias que sufren retos económicos. Es un programa federal estadounidense que reconoce la importancia de los primeros tres años de vida; y que el cuidado en esta etapa es crítico para un crecimiento integral, en los aspectos físicos y cognitivos.

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Su misión es “promover el desarrollo escolar de los niños de escasos recursos por medio del estimulo cognitivo, social y emocional” en un ambiente de aprendizaje que apoya el crecimiento de las destrezas de los niños en idioma, comprensión lectora, matemática, ciencias, arte, educación física, y los estrategias de aprendizaje. En 1995 se amplió el programa con la inclusión de los niños de cero a tres años, basándose en el desarrollo del niño, el bienestar de la familia, el fortalecimiento de la comunidad, trabajando con profesionales, gozando de un monitoreo constante y la inclusión de los niños con necesidades especiales. Se complementa con visitas a los hogares para asegurar el cumplimiento de las herramientas de la estimulación oportuna.

Los resultados actuales arrojan descubrimientos impresionantes, inesperados; los ex alumnos de los programas mencionados, y las personas que hayan cursado preprimaria, gozan de un mejor nivel de vida. Mejor en el sentido del cumplimiento académico exitoso en el nivel medio y superior; son exitosamente empleados y tienen una relación familiar estable. No son padres de familia de edad de la adolescencia, sino que en edad más adulta; y se han observado bajas en las tasas de violencia. Estos aspectos complementarios son la esencia de una vida plena, exitosa en todos los sentidos de la palabra.

Se pregunta entonces, si una de las metas de la educación es la erradicación de la pobreza, ¿porque no invertir en la primera infancia? Se comprueba, después de estudios longitudinales, que la respuesta es educación desde el inicio, ¿Porqué no enfatizar en ella? Las ampliaciones presupuestarias que se proponen deben estar dedicadas a la primera infancia, organizando su entrega, sin pensar en momentos políticos y fotográficos, sino que en el bienestar de la población infantil que los futuros ciudadanos de la nación, si en una generación.

Preocupa la intención ministerial; la emisión de la Resolución 550 que abre la puerta a la admisión de niños de seis años a primer grado y que se rumorea que será un acuerdo ministerial en algún futuro próximo. ¿Qué resultado puede alcanzar un niño sin el desarrollo oportuno de sus destrezas previas cuando ingrese a un grado donde deba aprender a leer y a escribir; las matemáticas; conceptos relativamente absolutos, si no ha gozado del desarrollo de sus habilidades? Se le puede condenar al fracaso; una repitencia con aún más fracaso, y un futuro académico gris, no digamos de nivel de vida y laboral.

¿La ruta? Cumplir el mandato constitucional, de una educación desde la etapa inicial. El país de mayor desarrollo reconoce la importancia de las destrezas desde su etapa temprana; se ha demostrado éxito en el desempeño futuro de las personas que lo han gozado, la inversión es mínima, si a largo plazo, sin ver resultados de inmediato, ni en estadísticas de cobertura ni de promoción. Pero el resultado es de fondo, ciudadanos que gozan de un futuro que promete una vida plena de dignidad, y felicidad. Headstart, programa digno de estudiar.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

De nuevo, iniciar desde el principio, ¡por favor!

Diana Brown
03 de octubre, 2017

Merriam Webster: definición de headstart:
“An advantage granted or achieved at the beginning of a race….. a favorable beginning”

Las bondades de la educación inicial y preprimaria son conocidas; el perfeccionamiento de las destrezas en su momento preciso con la estimulación oportuna, no temprana, ( si el niño no tiene la madurez adecuado, en vez de afianzar el desarrollo, se crea frustración y rechazo), es el secreto del desarrollo integral del ser humano. No necesariamente arroja resultados numéricos altos en ese momento; si se sostiene el afianzamiento del crecimiento solido y bien cimentado, que por ende encausa un mejor desarrollo, el resultado es una infraestructura académica bien planificada y llevada a cabo que aporta a la formación del ser humano, mandato de todas las normativas vigentes.

Mientras Guatemala pretende llevar a los niños de seis años a primer grado, el programa de educación inicial y preprimaria de Estados Unidos de América del Norte, Headstart, que empezó en 1965 basado en la política de la Guerra contra la Pobreza, y se renueva constantemente, creciendo aún con el impulso de Early Head Start, que se dedica a las madres con cuidado prenatal y los infantes hasta los tres años. Head Start per se atiende a la población de tres a cinco años, en familias que sufren retos económicos. Es un programa federal estadounidense que reconoce la importancia de los primeros tres años de vida; y que el cuidado en esta etapa es crítico para un crecimiento integral, en los aspectos físicos y cognitivos.

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Su misión es “promover el desarrollo escolar de los niños de escasos recursos por medio del estimulo cognitivo, social y emocional” en un ambiente de aprendizaje que apoya el crecimiento de las destrezas de los niños en idioma, comprensión lectora, matemática, ciencias, arte, educación física, y los estrategias de aprendizaje. En 1995 se amplió el programa con la inclusión de los niños de cero a tres años, basándose en el desarrollo del niño, el bienestar de la familia, el fortalecimiento de la comunidad, trabajando con profesionales, gozando de un monitoreo constante y la inclusión de los niños con necesidades especiales. Se complementa con visitas a los hogares para asegurar el cumplimiento de las herramientas de la estimulación oportuna.

Los resultados actuales arrojan descubrimientos impresionantes, inesperados; los ex alumnos de los programas mencionados, y las personas que hayan cursado preprimaria, gozan de un mejor nivel de vida. Mejor en el sentido del cumplimiento académico exitoso en el nivel medio y superior; son exitosamente empleados y tienen una relación familiar estable. No son padres de familia de edad de la adolescencia, sino que en edad más adulta; y se han observado bajas en las tasas de violencia. Estos aspectos complementarios son la esencia de una vida plena, exitosa en todos los sentidos de la palabra.

Se pregunta entonces, si una de las metas de la educación es la erradicación de la pobreza, ¿porque no invertir en la primera infancia? Se comprueba, después de estudios longitudinales, que la respuesta es educación desde el inicio, ¿Porqué no enfatizar en ella? Las ampliaciones presupuestarias que se proponen deben estar dedicadas a la primera infancia, organizando su entrega, sin pensar en momentos políticos y fotográficos, sino que en el bienestar de la población infantil que los futuros ciudadanos de la nación, si en una generación.

Preocupa la intención ministerial; la emisión de la Resolución 550 que abre la puerta a la admisión de niños de seis años a primer grado y que se rumorea que será un acuerdo ministerial en algún futuro próximo. ¿Qué resultado puede alcanzar un niño sin el desarrollo oportuno de sus destrezas previas cuando ingrese a un grado donde deba aprender a leer y a escribir; las matemáticas; conceptos relativamente absolutos, si no ha gozado del desarrollo de sus habilidades? Se le puede condenar al fracaso; una repitencia con aún más fracaso, y un futuro académico gris, no digamos de nivel de vida y laboral.

¿La ruta? Cumplir el mandato constitucional, de una educación desde la etapa inicial. El país de mayor desarrollo reconoce la importancia de las destrezas desde su etapa temprana; se ha demostrado éxito en el desempeño futuro de las personas que lo han gozado, la inversión es mínima, si a largo plazo, sin ver resultados de inmediato, ni en estadísticas de cobertura ni de promoción. Pero el resultado es de fondo, ciudadanos que gozan de un futuro que promete una vida plena de dignidad, y felicidad. Headstart, programa digno de estudiar.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo