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¿Cicig y MP ahora contra Arzú?

Ramon Parellada
06 de octubre, 2017

Hace rato que dejé de creer en los políticos. Tengo la idea que todos los que llegan al poder, aquí y en todas partes del mundo, mienten de una u otra forma. Tampoco creo que aquellas personas que dicen defender los intereses más nobles de la Justicia.

He perdido también la credibilidad en la actual Corte Suprema de Justicia de nuestro país y de la Corte de Constitucionalidad antes las resoluciones eminentemente políticas e ilegales que emitieron paralizando una hidroeléctrica y una minera sin importar que primero habían cumplido con todos los requisitos y estaban sus papelerías en orden. Esto entre otras muchas resoluciones recientes que dejan mucho que desear.

Y tampoco creo en la Cicig de Castresana, Dall´anese y ahora Velásquez donde han sido descubiertos testigos falsos como el ocurrido con el caso de los hermanos Paiz por el asesinato de Rosemberg, o como los testigos de última hora del caso de Sperisen donde no se le permitió su debida defensa o como el video que publicó la Cicig en su momento contra Vielman o como todos aquellos que están presos sin tener sentencia condenatoria aún y sin poder gozar del beneficio de la duda estando en sus casas con medida sustitutiva mientras llega el juicio.

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He dejado de creer en el sistema de justicia actual porque siento que se usa como chantaje para conveniencias de ideologías y política. Y digo que pienso que el caso del hermano y del hijo del presidente parece un chantaje contra el mismo presidente pues ese caso en cualquier otra parte del mundo se hubiera pagado una multa y ya pero aquí se están inventando delitos para acusarlos penalmente y el tiempo pasa y el chantaje sigue.

Las solicitudes de antejuicios contra el Presidente me han parecido también un asunto político. El MP y la CICIG no presentaron pruebas contundentes ni siquiera para que se investigara más al presidente, pero si presentaron la solicitud de antejuicio.

Y ahora, el caso contra Arzú deja mucho que desear. Más me pareció que ayer se hizo un enorme espectáculo y no una formal acusación. Me pareció que lo que quería la Cicig y el MP es la cabeza de Arzú y no justicia. Me ha parecido otro juicio político.

Todavía sigue la Cicig pues mucha gente quiere ver caer cabezas, pero no es esa la forma de lograrlo. Hay que tener pruebas verdaderas. De todo lo que escuché ayer no vi pruebas contundentes de nada. Y aun así se solicita un antejuicio contra el mejor presidente que ha tenido Guatemala (no lo digo yo, lo dicen las encuestas) desde que tenemos la actual constitución y el mejor alcalde también que ha tenido la ciudad de Guatemala y eso que lo he criticado en algunas cosas que no me han parecido correctas.

Todo esto me ha sonado a querer limpiar la mesa y culminar un golpe de estado que hace rato pareciera que se está fraguando. Lo dijo el mismo Álvaro Arzú.

En fin, que decepcionante. Y mientras tanto, la gente sigue invadiendo fincas, los de CODECA robando energía eléctrica, y los de muchas otras organizaciones haciendo paros en las carreteras irrespetando el derecho de los demás en forma impune. ¿Por qué no todo ese esfuerzo se concentra en los verdaderos asesinos y criminales que andan sueltos por el país? Hay casos peores que no están siendo investigados o no se ha sabido nada de ellos. Los rumores que durante el gobierno de Colom se tuvo mucha corrupción siguen fuertes y no se ve que se haga nada en este caso.

A veces me pregunto si la Cicig no quiere destruir la institucionalidad y al país en vez de fortalecerla. Las Reformas al sistema de Justicia debieron pasar en forma sencilla, solo justicia, sin ideología, pero al final le metieron tantos temas políticos e ideológicos que se estancaron. La Ley Electoral y de Partidos Políticos sigue estancada porque los políticos se están blindando y dudo que salga algo bueno de ellos.

Guatemala está en este momento en una crisis política y de derecho. Sus instituciones de justicia están copadas ideológica y políticamente. Y la gente sigue estando cegada por el afán de ver cabezas rodar sin importar si se aplica una verdadera justicia o no. ¿Qué viene? ¿Qué se puede hacer?

Lo que veo y que puede funcionar es que el presidente y su equipo de gobierno en un acto de valentía actúen como debe ser. Hay que desenmarañar todo el tramado regulatorio que nos ahoga. Para ellos que se desregule permitiendo competencia en todos los ámbitos en que está metido el gobierno, se deben eliminar la infinidad de permisos; que disminuya la injerencia del estado en todos los ámbitos de la vida; que se eliminen las aduanas permitiendo el libre intercambio con cualquier país del mundo; que se permita y facilite libre movilidad de personas, es decir, la libre inmigración y se elimine restricciones laborales y legales que impiden la atracción de nuevas inversiones; que se elimine la prohibición de la producción, distribución y comercialización de drogas (esto es algo que hay permitido mucho chantaje y muertes violentas en la sociedad guatemalteca y ha sido una de las causas de tanta corrupción); que se elimine el ISR (Impuesto sobre la renta) o bien reduzca la tasa del ISR corporativo para ser más competitivos así como facilitar la integración de los informales a la economía formal; que se garantice la propiedad privada de todos sin excepción, la vida y la libertad; que se hagan los cambios necesarios en el sistema de justicia para que tengamos jueces y magistrados vitalicios, muy capaces, electos por sorteo para evitar la politización de las cortes; que se elimine la rigidez laboral; y así podría seguir con algunas otras cosas que harán que este país recupere su credibilidad.

Sin tanta injerencia estatal la corrupción será menor (no creo que se elimine al 100% pero si disminuirá bastante) y el crecimiento económico dejará de ser mediocre, 3% anual, para llegar a una cifra de doble dígitos que permita que todos los guatemaltecos sin excepción mejoren su nivel de vida.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

¿Cicig y MP ahora contra Arzú?

Ramon Parellada
06 de octubre, 2017

Hace rato que dejé de creer en los políticos. Tengo la idea que todos los que llegan al poder, aquí y en todas partes del mundo, mienten de una u otra forma. Tampoco creo que aquellas personas que dicen defender los intereses más nobles de la Justicia.

He perdido también la credibilidad en la actual Corte Suprema de Justicia de nuestro país y de la Corte de Constitucionalidad antes las resoluciones eminentemente políticas e ilegales que emitieron paralizando una hidroeléctrica y una minera sin importar que primero habían cumplido con todos los requisitos y estaban sus papelerías en orden. Esto entre otras muchas resoluciones recientes que dejan mucho que desear.

Y tampoco creo en la Cicig de Castresana, Dall´anese y ahora Velásquez donde han sido descubiertos testigos falsos como el ocurrido con el caso de los hermanos Paiz por el asesinato de Rosemberg, o como los testigos de última hora del caso de Sperisen donde no se le permitió su debida defensa o como el video que publicó la Cicig en su momento contra Vielman o como todos aquellos que están presos sin tener sentencia condenatoria aún y sin poder gozar del beneficio de la duda estando en sus casas con medida sustitutiva mientras llega el juicio.

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He dejado de creer en el sistema de justicia actual porque siento que se usa como chantaje para conveniencias de ideologías y política. Y digo que pienso que el caso del hermano y del hijo del presidente parece un chantaje contra el mismo presidente pues ese caso en cualquier otra parte del mundo se hubiera pagado una multa y ya pero aquí se están inventando delitos para acusarlos penalmente y el tiempo pasa y el chantaje sigue.

Las solicitudes de antejuicios contra el Presidente me han parecido también un asunto político. El MP y la CICIG no presentaron pruebas contundentes ni siquiera para que se investigara más al presidente, pero si presentaron la solicitud de antejuicio.

Y ahora, el caso contra Arzú deja mucho que desear. Más me pareció que ayer se hizo un enorme espectáculo y no una formal acusación. Me pareció que lo que quería la Cicig y el MP es la cabeza de Arzú y no justicia. Me ha parecido otro juicio político.

Todavía sigue la Cicig pues mucha gente quiere ver caer cabezas, pero no es esa la forma de lograrlo. Hay que tener pruebas verdaderas. De todo lo que escuché ayer no vi pruebas contundentes de nada. Y aun así se solicita un antejuicio contra el mejor presidente que ha tenido Guatemala (no lo digo yo, lo dicen las encuestas) desde que tenemos la actual constitución y el mejor alcalde también que ha tenido la ciudad de Guatemala y eso que lo he criticado en algunas cosas que no me han parecido correctas.

Todo esto me ha sonado a querer limpiar la mesa y culminar un golpe de estado que hace rato pareciera que se está fraguando. Lo dijo el mismo Álvaro Arzú.

En fin, que decepcionante. Y mientras tanto, la gente sigue invadiendo fincas, los de CODECA robando energía eléctrica, y los de muchas otras organizaciones haciendo paros en las carreteras irrespetando el derecho de los demás en forma impune. ¿Por qué no todo ese esfuerzo se concentra en los verdaderos asesinos y criminales que andan sueltos por el país? Hay casos peores que no están siendo investigados o no se ha sabido nada de ellos. Los rumores que durante el gobierno de Colom se tuvo mucha corrupción siguen fuertes y no se ve que se haga nada en este caso.

A veces me pregunto si la Cicig no quiere destruir la institucionalidad y al país en vez de fortalecerla. Las Reformas al sistema de Justicia debieron pasar en forma sencilla, solo justicia, sin ideología, pero al final le metieron tantos temas políticos e ideológicos que se estancaron. La Ley Electoral y de Partidos Políticos sigue estancada porque los políticos se están blindando y dudo que salga algo bueno de ellos.

Guatemala está en este momento en una crisis política y de derecho. Sus instituciones de justicia están copadas ideológica y políticamente. Y la gente sigue estando cegada por el afán de ver cabezas rodar sin importar si se aplica una verdadera justicia o no. ¿Qué viene? ¿Qué se puede hacer?

Lo que veo y que puede funcionar es que el presidente y su equipo de gobierno en un acto de valentía actúen como debe ser. Hay que desenmarañar todo el tramado regulatorio que nos ahoga. Para ellos que se desregule permitiendo competencia en todos los ámbitos en que está metido el gobierno, se deben eliminar la infinidad de permisos; que disminuya la injerencia del estado en todos los ámbitos de la vida; que se eliminen las aduanas permitiendo el libre intercambio con cualquier país del mundo; que se permita y facilite libre movilidad de personas, es decir, la libre inmigración y se elimine restricciones laborales y legales que impiden la atracción de nuevas inversiones; que se elimine la prohibición de la producción, distribución y comercialización de drogas (esto es algo que hay permitido mucho chantaje y muertes violentas en la sociedad guatemalteca y ha sido una de las causas de tanta corrupción); que se elimine el ISR (Impuesto sobre la renta) o bien reduzca la tasa del ISR corporativo para ser más competitivos así como facilitar la integración de los informales a la economía formal; que se garantice la propiedad privada de todos sin excepción, la vida y la libertad; que se hagan los cambios necesarios en el sistema de justicia para que tengamos jueces y magistrados vitalicios, muy capaces, electos por sorteo para evitar la politización de las cortes; que se elimine la rigidez laboral; y así podría seguir con algunas otras cosas que harán que este país recupere su credibilidad.

Sin tanta injerencia estatal la corrupción será menor (no creo que se elimine al 100% pero si disminuirá bastante) y el crecimiento económico dejará de ser mediocre, 3% anual, para llegar a una cifra de doble dígitos que permita que todos los guatemaltecos sin excepción mejoren su nivel de vida.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo