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El suplicio de los indecisos

Carmen Camey
18 de octubre, 2017

Prefiero ser fiel a mi shampoo de toda la vida. Supongo que la mayor parte de la gente lo es. Son cosas que no suelen cambiar, un día das con el que te gusta y desde entonces se convierte en “tu” shampoo. Innovar en ciertos campos es una actividad muy arriesgada y, en muchos casos, una pérdida de tiempo. Durante media hora completa leo los reversos de los shampoos en el supermercado. “Hidratación intensa con esencia floral para pelos secos y dañados. Consigue un acabado liso diamante”. “Para un pelo sano y brillante. Multivitaminas y multiminerales”. “Suave y sedoso, con esencia de argán. Revitaliza e ilumina el cabello logrando un brillo sano y natural”. Cada empresa apuesta por su propio eslogan, busca su pequeña variación para dar personalidad a su producto. No sé qué diferencia habrá entre una textura suave y una sedosa, pero si un shampoo es suave y además sedoso debe ser más efectivo.

Y voy y me lo creo. ¡Ingenua! Y leo otra vez aquel de la esquina, el cuento de la keratina aún no me lo sé. Comparo entre liso intenso y alisado perfecto, y trato de sopesar en mi cabeza. Funciona, de hecho me convence. Una frase más sugestiva y el mismo líquido viscoso se convierte en la solución a mis problemas capilares. Una descripción que hasta podría convencer a un calvo. Agudezas expresivas que cuentan los milagros que provoca el mismo líquido según el envase. Traducidas a miles de idiomas. Ironías de nuestra época, para que luego digan que no sabemos idiomas.

Decidirse entre todos esos magníficos mejunjes puede convertirse es una tarea muy ardua para los que solo buscamos shampoo. Solo quiero algo que me vaya bien, nada más. Por eso siempre he pensado que prefiero los supermercados pequeños, no hay tanta variedad y ahorro tiempo, al fin y al cabo todos crean la misma espuma. La libertad nos llena la boca pero, aunque todos queremos ser libres, no a todos nos gusta decidir. Sería más fácil ser calvo. Fórmula dermatológicamente comprobada.

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República es ajena a la opinión expresada en este artículo

El suplicio de los indecisos

Carmen Camey
18 de octubre, 2017

Prefiero ser fiel a mi shampoo de toda la vida. Supongo que la mayor parte de la gente lo es. Son cosas que no suelen cambiar, un día das con el que te gusta y desde entonces se convierte en “tu” shampoo. Innovar en ciertos campos es una actividad muy arriesgada y, en muchos casos, una pérdida de tiempo. Durante media hora completa leo los reversos de los shampoos en el supermercado. “Hidratación intensa con esencia floral para pelos secos y dañados. Consigue un acabado liso diamante”. “Para un pelo sano y brillante. Multivitaminas y multiminerales”. “Suave y sedoso, con esencia de argán. Revitaliza e ilumina el cabello logrando un brillo sano y natural”. Cada empresa apuesta por su propio eslogan, busca su pequeña variación para dar personalidad a su producto. No sé qué diferencia habrá entre una textura suave y una sedosa, pero si un shampoo es suave y además sedoso debe ser más efectivo.

Y voy y me lo creo. ¡Ingenua! Y leo otra vez aquel de la esquina, el cuento de la keratina aún no me lo sé. Comparo entre liso intenso y alisado perfecto, y trato de sopesar en mi cabeza. Funciona, de hecho me convence. Una frase más sugestiva y el mismo líquido viscoso se convierte en la solución a mis problemas capilares. Una descripción que hasta podría convencer a un calvo. Agudezas expresivas que cuentan los milagros que provoca el mismo líquido según el envase. Traducidas a miles de idiomas. Ironías de nuestra época, para que luego digan que no sabemos idiomas.

Decidirse entre todos esos magníficos mejunjes puede convertirse es una tarea muy ardua para los que solo buscamos shampoo. Solo quiero algo que me vaya bien, nada más. Por eso siempre he pensado que prefiero los supermercados pequeños, no hay tanta variedad y ahorro tiempo, al fin y al cabo todos crean la misma espuma. La libertad nos llena la boca pero, aunque todos queremos ser libres, no a todos nos gusta decidir. Sería más fácil ser calvo. Fórmula dermatológicamente comprobada.

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