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“Vientos de cambio o cambio de vientos” *

Carolina Castellanos
18 de enero, 2018

El viernes pasado no teníamos idea de quiénes asumirían la dirección del Congreso, solo un montón de conjeturas y opiniones en redes sociales. Tampoco sabíamos que ocurrirían tantos cambios, aunque es común que haya algunos. Después de una semana de cambios en diversas entidades de gobierno, incluyendo al Congreso, me hago la pregunta sobre si éstos fueron vientos de cambio, que terminaron en ventarrón con la destitución del Superintendente de la SAT, o si son cambios de vientos al ver quiénes asumieron los diferentes cargos.

Considero que un claro viento de cambio se dio en el Congreso.  Como anticipamos, cualquiera que llegara a formar parte de la Junta Directiva sería tildado de corrupto.  Todos, sin excepción, firmaron el llamado “pacto de corruptos”, lo que es decepcionante.  Pero, si recordamos que fueron algo así como 118 firmantes del tal pacto, las opciones “no corruptas”, de acuerdo a esto, eran pocas.  Pero las redes sociales y las opiniones de la mayoría de columnistas, analistas, etc., donde me incluyo, es que la ideología de quien preside ahora el Congreso es totalmente empresarial.  De allí es que pienso que empiezan los cambios de vientos.

La destitución del Superintendente Solórzano Foppa pareciera ser otro cambio de vientos aunque, primero, estuvo en ley y, segundo, falta ver a quién nombran para dirigir los destinos de la SAT.  De cualquier forma, los movimientos anti empresariales ya han hecho un gran alboroto al respecto pues consideran que se les fue otro alfil (otro, pues tenían varios dirigiendo el Congreso el año pasado).

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Una de las causas que el ahora destituido funcionario dio para no llegar a la meta de recaudación es el cierre de la mina El Escobal, propiedad de la Minera San Rafael.  Según dijo, el Estado dejó de percibir Q125 millones en impuestos provenientes de esta empresa. En redes se dijo que le habían dado “una cucharada de su propia medicina” pues, siendo él de pensamiento anti empresarial, fue una empresa la que contribuyó significativamente a que no llegara a su meta y a su posterior destitución.

Crecen los rumores de la posible destitución del Procurador de los Derechos Humanos, quien salió a defender al ahora destituido Superintendente de SAT interponiendo algo así como un “amparo por riesgo de destitución”. Los abogados nos podrán explicar esto; a mí no me hizo sentido.  Si esto se da, será otro viento de cambio, pero tendríamos que esperar a ver quién quedaría nombrado para saber si es un nuevo viento.

La elección del Fiscal General es otro ventarrón. Es posible que sea un viento de cambio pero tendremos que esperar a ver el resultado.

Pase lo que pase, quede quien quede a cargo de las instituciones gubernamentales, deseo que los vientos de cambio sean positivos.  La polarización es extrema, la intolerancia ya rebasó cualquier límite imaginable y el juego político cada vez es peor.  Mientras tanto, la economía está en el suelo, las empresas trabajan en “modo de supervivencia”, el desempleo es altísimo por la falta de inversión local y extranjera.  Todo esto se traduce en pobreza y más pobreza.  Urge salir de todo esto, por el bien de todos.

* Frase adaptada de la original; desconozco al autor.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo

“Vientos de cambio o cambio de vientos” *

Carolina Castellanos
18 de enero, 2018

El viernes pasado no teníamos idea de quiénes asumirían la dirección del Congreso, solo un montón de conjeturas y opiniones en redes sociales. Tampoco sabíamos que ocurrirían tantos cambios, aunque es común que haya algunos. Después de una semana de cambios en diversas entidades de gobierno, incluyendo al Congreso, me hago la pregunta sobre si éstos fueron vientos de cambio, que terminaron en ventarrón con la destitución del Superintendente de la SAT, o si son cambios de vientos al ver quiénes asumieron los diferentes cargos.

Considero que un claro viento de cambio se dio en el Congreso.  Como anticipamos, cualquiera que llegara a formar parte de la Junta Directiva sería tildado de corrupto.  Todos, sin excepción, firmaron el llamado “pacto de corruptos”, lo que es decepcionante.  Pero, si recordamos que fueron algo así como 118 firmantes del tal pacto, las opciones “no corruptas”, de acuerdo a esto, eran pocas.  Pero las redes sociales y las opiniones de la mayoría de columnistas, analistas, etc., donde me incluyo, es que la ideología de quien preside ahora el Congreso es totalmente empresarial.  De allí es que pienso que empiezan los cambios de vientos.

La destitución del Superintendente Solórzano Foppa pareciera ser otro cambio de vientos aunque, primero, estuvo en ley y, segundo, falta ver a quién nombran para dirigir los destinos de la SAT.  De cualquier forma, los movimientos anti empresariales ya han hecho un gran alboroto al respecto pues consideran que se les fue otro alfil (otro, pues tenían varios dirigiendo el Congreso el año pasado).

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Una de las causas que el ahora destituido funcionario dio para no llegar a la meta de recaudación es el cierre de la mina El Escobal, propiedad de la Minera San Rafael.  Según dijo, el Estado dejó de percibir Q125 millones en impuestos provenientes de esta empresa. En redes se dijo que le habían dado “una cucharada de su propia medicina” pues, siendo él de pensamiento anti empresarial, fue una empresa la que contribuyó significativamente a que no llegara a su meta y a su posterior destitución.

Crecen los rumores de la posible destitución del Procurador de los Derechos Humanos, quien salió a defender al ahora destituido Superintendente de SAT interponiendo algo así como un “amparo por riesgo de destitución”. Los abogados nos podrán explicar esto; a mí no me hizo sentido.  Si esto se da, será otro viento de cambio, pero tendríamos que esperar a ver quién quedaría nombrado para saber si es un nuevo viento.

La elección del Fiscal General es otro ventarrón. Es posible que sea un viento de cambio pero tendremos que esperar a ver el resultado.

Pase lo que pase, quede quien quede a cargo de las instituciones gubernamentales, deseo que los vientos de cambio sean positivos.  La polarización es extrema, la intolerancia ya rebasó cualquier límite imaginable y el juego político cada vez es peor.  Mientras tanto, la economía está en el suelo, las empresas trabajan en “modo de supervivencia”, el desempleo es altísimo por la falta de inversión local y extranjera.  Todo esto se traduce en pobreza y más pobreza.  Urge salir de todo esto, por el bien de todos.

* Frase adaptada de la original; desconozco al autor.

República es ajena a la opinión expresada en este artículo